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Diario de un loco muestra los ingredientes con los que está amasado el hombre actual

Es un personaje que exige gran fortaleza emocional, dice Jorge Veraza

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▲ En las funciones, que se realizan los martes en el teatro Tepeyac y los jueves en el Legaria, Jorge Veraza propone una reflexión sobre los trastornos mentales.Foto cortesía de la producción
 
Periódico La Jornada
Martes 2 de julio de 2019, p. 7

Desde hace cinco años Jorge Veraza interpreta al esquizofrénico Aksentil Ivanovich, personaje de la obra Diario de un loco, que exige gran fortaleza actoral, emocional y física para exponer la demencia y alucinaciones, así como la decadencia interior y exterior del protagonista.

Escrita por el ruso Nicolai Gogol, el monólogo es una exhaustiva revisión del ser humano, a partir de su diario personal. Estoy muy agradecido, porque el público, a lo largo de más de 200 representaciones, ha disfrutado y llorado; se han tocado sus fibras más sensibles, afirmó Veraza, quien en dos actos y casi un par de horas encarna a este burócrata loco del siglo XIX.

El actor con el apoyo escénico de cuatro figuras –que fungen como almas–, relata pasajes cotidianos del hombre, quien “es humillado por su jefe, padece por falta de dinero, enfrenta la diferencia de clases sociales y se enamora de su hija –obviamente es rechazado– y se desencadena la esquizofrenia. Al final pierde la razón”.

Hermoso y complejo

Sobre Aksentil Ivanovich, explicó: Es un personaje hermoso y complejo para el que se requiere estar bien físicamente. Diario hago ejercicio y dos veces a la semana practico yoga para lograr esta interpretación y tocar corazones.

Ambientada en la época del zarismo, es un obra muy humana con la cual los asistentes ríen, se sorprenden e identifican. Cuando menos piensan ya están sumergidos en la historia.

Sin duda, es necesario tener mucha energía para encarnar al burócrata. Después de cada función el agotamiento se manifiesta. No me quejo por esto, sino es una realidad la fortaleza física y mental que exige este personaje.

El cansancio sucede porque el cuerpo no sabe que lo estás engañando. En escena, realmente sufre, siente y padece lo que vive el personaje. Este asunto emocional, agregó, es la causa del agotamiento, pero el resultado es maravilloso.

Producida por Alejandro Medina, Diario de un loco ha ganado largas ovaciones y llenos totales en los recintos donde se ha presentado. Diría que ha sido una bendición, porque la respuesta del público ha sido increíble.

Jorge Veraza, con 30 años de trayectoria, sostuvo: Sólo me dedico a hacer mi trabajo y el personaje me absorbe, sobre todo, el segundo acto es muy fuerte y sus escenas, de hecho, las olvido como persona.

En esta adaptación “también se escucha parte de Almas muertas, obra cumbre de Gogol, lo cual hace que el montaje sea más fuerte y oscuro, con tintes de humor social y sátira social”.

Otro aspecto que rescata Veraza, además de los escénicos y literarios, es que en escena se propone una reflexión sobre los trastornos mentales. Pensar que la esquizofrenia es la cuarta causa de discapacidad en el país es preocupante, porque no le ponemos atención, ni siquiera conocemos los síntomas. Las personas con este padecimiento creen ser algo más grande de lo que son. Esto, para levantar su estima, la cual está por el suelo. Esa es su realidad y lo que no quieren ver.

En esta obra, Gogol, aplica un placebo tramposo; pensamos que es píldora inocua, pero en su interior anida algo peor que un veneno poderoso: un espejo, en el que reconocemos los ingredientes con los que está amasado el hombre contemporáneo.

Cabe recordar que esta joya literaria fue interpretada durante más de 20 años por Carlos Ancira quien la llevó alrededor del mundo, poniendo en alto el nombre de los actores mexicanos. En otras producciones cabe mencionar las representaciones de Mario Iván Martínez y Juan Antonio Edwards.

Diario de un loco se presenta los martes a las 20 horas en el teatro Tepeyac y los jueves a las 19 horas en el teatro Legaria. El primero se ubica en calzada de Guadalupe 497, colonia Estrella; y el segundo, en calzada Legaria s/n, colonia Pensil Norte.