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La distribución es aún el problema del cine mexicano
 
Periódico La Jornada
Lunes 17 de junio de 2019, p. a11

Para el cineasta Antonio del Rivero Herrera, hay formas de difundir una película más allá de los circuitos comerciales tradicionales y las plataformas digitales. La distribución aún es el problema del cine mexicano.

El director del largometraje de ficción documental Rapsodia, laberintos del yo, estrenado el 5 de abril en la Cineteca Nacional, donde estuvo ocho semanas con boletos agotados en todas las funciones, ha empezado a mover su cinta en las universidades y espacios privados como el expendio de pulques finos Los Insurgentes, que, a modo de centro cultural, maneja un proyecto en torno al cine.

Rapsodia, laberintos del yo obtuvo en 2018 la mención del jurado en el joven Festival Internacional de Cinema Paisajes, en Sever do Vouga, Portugal, razón por la que Del Rivero regresó hace dos semanas para fungir como jurado en la edición 2019. Sin embargo, en un par de lugares donde el también docente de la Escuela Nacional de Artes Cinematográfica (ENAC) tocó la puerta para una posible proyección del filme en festivales en México, la respuesta fue casi la misma: que no estaba dentro de la línea curatorial.

Digo que son prejuicios y desinterés. Cuando las personas se suben a un ladrillo, se marean. La mayoría de estos curadores o especialistas en su vida han hecho cine. Tocamos dos puertas y en ambas, con diferentes palabras, fue lo mismo: no era lo que se producía en México. No ha sido mi actitud; desde que era joven y estudiante siempre he estado a contracorriente. No me gusta repetir recetas de cocina. Esto lo he podido constatar como profesor de la maestría de la ENAC, donde los alumnos piensan en la alfombra roja. Todos quieren ser (Alfonso) Cuarón y se les alimenta eso.

A Del Rivero le parece muy sano que, como en el festival Paisajes, sean jueces los directores premiados. Tiene la mirada puesta en los festivales nacionales en Guanajuato y Nuevo León, e internacionales, en Trieste y Guatemala.

Esta película autofinanciada contó con la fotografía y producción de Jorge Z. López.