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Vecinos no se acostumbran a la polvareda

El riesgo de vivir en las faldas de una loma aumentó con la extracción de material

Desde que se cancelaron las obras del Nuevo Aeropuerto también se detuvo la actividad en las minas, pero quedaron las huellas de la explotación

 
Periódico La Jornada
Domingo 3 de marzo de 2019, p. 23

Los cerros que rodean el volcán Xaltepec, en los límites de las alcaldías Iztapalapa y Tláhuac, han sido un gran negocio para la extracción de material pétreo sin medidas de mitigación. Los vecinos de esa zona de alta marginación señalaron que de ahí se obtenía material para rellenar el lago de Texcoco, donde se preveía construir el Nuevo Aeropuerto Internacional de México.

Las obras pararon unas semanas después de que fue cancelado el proyecto, pero en los cerros se quedaron huecos, la tierra está floja, no hay ninguna protección para evitar que se esparza y en días de viento la polvareda está que asusta.

Vecinos de las colonias Buenavista, San José Buenavista, José Clemente Orozco y Zapotitlán, entre otras, indicaron que el riesgo de vivir en las faldas de los cerros se hizo mayor con la extracción de arena, cantera, tepetate, piedra y arcilla.

El deslizamiento ya no sólo son granitos de tierra, hemos visto caer enormes pedazos de cerro hasta nuestros hogares. Desde que llegaron las familias hace 25 años, las de mayor antigüedad, sabían que era zona de riesgo: Hemos buscado que se mitigue, pero con el trabajo de las minas se hizo más peligroso.

La gente que vive aquí no conoce medidas de mitigación que se hayan realizado por la extracción. Aseguraron que tampoco le han dado un manejo adecuado al material obtenido, mucho menos a su traslado y la avenida Pino es la evidencia de los daños.

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▲ Casas construidas en la base de los cerros que han servido como minas fueron edificadas hace un par de décadas y sus dueños padecen por el polvo.Foto Yazmín Ortega Cortés

De repente empiezan a marcar el cerro para retirar toda la vegetación y en poco tiempo ya sólo se ve la maquinaria pesada que remueve piedra, dijo Leticia Acosta, quien tiene su vivienda directamente pegada al cerro de Xaltepec, sin muro de contención que la proteja, tan sólo una cerca de madera que ella misma construyó pero que ya está totalmente vencida.

Los vecinos expresaron que bajan las góndolas llenas por la avenida Pinol. Sabemos cuando pasan porque van dejando material en su trayecto. El peso de los camiones ya hundió la vialidad que está llena de baches. En época de lluvias el tiradero de granito y arena se va por las coladeras y tapa los drenajes.

Los vecinos preguntan quiénes son los dueños de los cerros. Nombres han escuchado, varios, y empresas también, pero no señalan ni conocen directamente a alguien.

La mayoría compró a Felipe Martínez Nájera por medio de Benito Espinosa Santander, el fraccionador que vendió los predios.

Sobre las empresas dedicadas a la extracción del material de construcción, no conocen la razón social y sólo mencionan a tres, pero en la entrada a una de las minas, sobre el Camino Viejo a Zapotitlán, un par de hombres que vigilan afirmaron que fueron contratados por Grupo Carso y también confirmaron que las actividades por ahora están detenidas.