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Reconoce Francia su labor en derechos humanos

Pide Miguel Concha recuperar principios de política exterior
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▲ Los preceptos de Gilberto Bosques nos permiten tener una política migratoria de acogida, expresa Miguel Concha durante la entrevista.Foto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Domingo 27 de enero de 2019, p. 13

Los principios constitucionales, humanitarios y de política exterior de que se valió el diplomático Gilberto Bosques en la década de 1930 para otorgar visas y refugio en México a más de 30 mil judíos, españoles republicanos y luchadores antinazis y antifascistas durante la Segunda Guerra Mundial, deben servir de inspiración a los mexicanos ante el fenómeno migratorio, aseguró Miguel Concha Malo, sacerdote, académico y pionero de las organizaciones defensoras de derechos humanos.

El martes 22, Miguel Concha recibió, a nombre del Centro Fray Francisco de Vittoria –que él encabeza– la mención honorífica del Premio de Derechos Humanos Gilberto Bosques, que otorgan los gobiernos de Francia y Alemania. Con ese motivo, charló con este diario sobre la vigencia de los planteamientos de Bosques.

Se manifestó muy bien impresionado por el contraste de la acción del nuevo gobierno mexicano ante la presencia de decenas de miles de centroamericanos que siguen ingresando al país, al compararla con la escena que se suscitó hace apenas tres meses, cuando a la administración de Enrique Peña Nieto le quedaban semanas para cerrar su gestión: una primera oleada de desplazados centroamericanos –más de 3 mil en ese primer momento, al menos una tercera parte, niños– fue recibida en el puente internacional de Ciudad Hidalgo, frontera con Guatemala, con gases lacrimógenos y policías federales en plan de ataque. A lo largo de las semanas que duró el transcurrir de las columnas multitudinarias por el territorio nacional, los integrantes del éxodo fueron acosados por autoridades federales y estatales. Centenares fueron detenidos y deportados de manera expedita, sin los mínimos legales.

La semana pasada arribó una nueva columna y todo ha sido diferente: “La decisión de las nuevas autoridades ya no busca negar el ingreso a los migrantes y mucho menos expulsarlos, sino que se propicia un ingreso ordenado. El Instituto Nacional de Migración y la Secretaría de Gobernación están más abiertos; no solamente dan permisos de estancia sino también para trabajar, incluso la posibilidad de pedir asilo.

Lo que yo veo en este cambio es que Bosques (1892-1995) nos nuestra un camino para honrar los preceptos constitucionales que nos permiten tener una política migratoria de acogida; es un ejemplo, un estímulo, una inspiración.

–Pero frente a ello está Estados Unidos y Donald Trump, el muro infranqueable de la Patrulla Fronteriza, el racismo.

–El presidente de Estados Unidos se queja de esta nueva política de México. Es previsible. Él cierra sus fronteras, tacha a la migración como terrorista y delincuencial, los acusa de una criminalidad que ni siquiera existe, con una mentalidad racista. Pese a ello México está recuperando una política migratoria humanista, que además es congruente con la política internacional de derechos humanos.

–Fuerte el viraje en la materia respecto al gobierno anterior, ¿no?

–El gobierno anterior seguía una política migratoria dependiente de los dictados de Estados Unidos y México fue obsecuente con el papel que Washington le asignó como guardián de la frontera sur.

Felizmente, eso cambió. La frontera sur ya no está militarizada, a los migrantes lo único que se les pide es que entren de manera ordenada y que se identifiquen. México debe entender que ya no sólo es un país de origen y tránsito sino también de destino de las migraciones.

Sobre los orígenes del Centro Fray Francisco de Vittoria, Concha Malo recuerda el contexto regional: “Nos formamos en 1984, el mismo año que nació La Jornada, la Academia de Derechos Humanos y otros espacios. Algunos querían que se llamara Fray Bartolomé de las Casas. Yo dije que ese nombre estaba reservado para Chiapas, donde ya el obispo Samuel Ruiz trabajaba fuerte en la promoción de los derechos humanos, pensando que los defensores debían salir del mismo pueblo. Pero al año se dio cuenta de que se necesitaba un centro que les diera promoción. Y así fue.

Nos decidimos por el nombre porque De Vittoria es considerado en Iberoamérica padre del derecho internacional público, desde la ética teológica, de la dignidad de la persona humana y de la sociedad de las naciones, ¡en pleno siglo 16!, desde la Universidad de Salamanca.

Concha considera que una de las cartas fuertes del Fray Francisco de Vittoria es el curso de defensores y defensoras juveniles, del que han egresado 17 generaciones, cerca de 600 muchachos capacitados para la formación y capacitación de derechos humanos utilizando la metodología de la educación popular y la de educación para la paz.