Opinión
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Isocronías

Historia(s)

1–Y

a estoy saliendo del marasmo. No es del todo cierto, lo es en parte, pero necesito decirlo. Eso me permite continuar con el esfuerzo de encontrarme con mirespiración.

‘‘He perdido cabello en estos meses. Me estoy quedando calvo. Mucha gente, o alguna, que me conoce de hace tiempo me mira sorprendida. No parecía que tal pudiera pasarme –y no ha pasado: está pasando. Mi pelo, antes grueso, ahora, delicado, escaso, deja del todo traslucir mi cráneo, definitivamente con tonsura. Anuncio de la muerte, probablemente (remarcaría que muy probablemente, mas claro está que el participio sobra).

‘‘Por fortuna ya salgo del marasmo. Vuelvo en mí o, mejor, a mí llego.

‘‘No soy el mismo, me desconozco, pero en verdad, y al fin, parece que soy éste que medio a duras penas logra hablar.

Aquí el sujeto calló, respiró hondo y expulsó por la boca una invisible fumarola de un sentido –se sintió así– en nada diferente a lo que acababa de decir.

2 –La gente, o cierta gente, no parece entender por qué en momentos por demás inesperados la gente llora. De esperarlo, cierto, no tiene problema; no mucho, aunque para esa gente el llanto siempre será problema. Vi un video en el que personas carentes de la capacidad para percibir colores inesperadamente, gracias a ciertas gafas, los advierte. Tras o en la sacudida, lloran. Suponemos que de felicidad, si es que no por la pobreza de felicidad en que al respecto y hasta ese preciso momento vivieron. No es posible saber. En mi caso, distinto al de ellas pero no tanto, lo hago porque de pronto veo, o porque de pronto veo que de pronto veo, ante lo cual sin en efecto arrodillarme, agradecido me arrodillo. ¿Se podrá entender eso? ¿Podrá esa aludida gente alguna vez entender eso, y más, por ello, cuando les acontezca, cuando les acontece, alguna vez llorar?

No dijo más. Y, parecerá curioso, no lloró.

3 –A ver, vamos viendo –dijo–. De este lado pongamos a la muerte, de éste a la vida. La muerte no se mueve. La vida, tan imperiosa como impertinente… ¿Vieron?