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Exilio y memoria marcan la apertura de la edición 32 de la FIL de Guadalajara

La poeta uruguaya Ida Vitale recibió el premio de la feria en Lenguas Romances en la ceremonia inaugural

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▲ María Cristina García Cepeda entrega el Premio FIL a Ida Vitale, quien vivió en México durante su exilio entre 1974 y 1984.Foto Arturo Campos
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Periódico La Jornada
Domingo 25 de noviembre de 2018, p. 2

Guadalajara, Jal., La Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara comenzó marcada por los recuerdos y el exilio. La evocación de Fernando del Paso, cuya voz llenó el espacio del auditorio Juan Rulfo, en un video en el que sus hijos compartieron algunos recuerdos del autor de Noticias del imperio, fallecido hace unos días. José Saramago y Fernando Pessoa en los discursos que dieron la bienvenida a Portugal como país invitado. El exilio en la memoria de Ida Vitale, poeta uruguaya galardonada con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. Ida hoy también Premio Cervantes.

La edición 32 de la FIL ofrece a los visitantes, que desde las primeras horas comenzaron a llenar los pasillos de la Expo Guadalajara, donde ya se encuentran instalados los módulos en los que se ofertarán 400 mil títulos, de más de 2 mil editoriales, de 40 países, o para escuchar a alguno de los más de 800 escritores, 450 intelectuales y académicos y 60 científicos que participarán a lo largo de nueve días en distintas actividades, datos que proporcionó el presidente de la FIL, Raúl Padilla, durante la ceremonia de inauguración, en la que anunció que a partir de este año el Homenaje al Bibliófilo llevará el nombre del historiador y diplomático José Luis Martínez.

En su discurso, el primero de la mañana, Padilla López pidió al gobierno que inicia funciones el primero de diciembre que revise las nuevas leyes aprobadas en el congreso y se sumó al llamado a revisar la creación de una Guardia Nacional.

“Aprovecho este foro plural para exhortar, tanto el poder Ejecutivo como el Legislativo a cumplir el compromiso que, desde las plataformas culturales de todos los partidos, incluso el ganador, formularon en el proceso electoral, consistente en asignar a la cultura por lo menos uno por ciento del presupuesto de egresos de la Federación como corresponde a un área fundamental para una sociedad moderna y democrática.

Igualmente hacemos votos por una auténtica descentralización, no de las oficinas de la alta burocracia cultural, sino de los recursos y de los programas de la infraestructura y la difusión. Quien dice descentralización dice autonomía indispensable para preservar la libertad de creación y de expresión. Es hora de sustituir al abultado aparato democrático de la cultura por centros culturales autónomos tan libres en su gestión como en su programa.

En el presidium figuraron funcionarios entrantes y salientes, entre ellos María Cristina García Cepeda, secretaria de Cultura en representación del gobierno federal; Graça Fonseca, ministra de Cultura de Portugal; Jorge Aristóteles Sandoval, gobernador de Jalisco; Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados; los rectores Miguel Ángel Navarro, de la Universidad de Guadalajara, y Enrique Graue, de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como el director saliente del Fondo de Cultura Económica, José Carreño Carlón y la directora de la FIL, Marisol Schulz.

María Cristina García Cepeda entregó el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances a Ida Vitale (Montevideo, 1923), quien vivió en México durante su exilio entre 1974 y 1984. Radicó después en Estados Unidos y ahora regresó de nuevo a su país.

Una vez más, en una nueva estancia, puedo reiterar ahora en público mi gratitud por México, que desde aquel año 1974 fue primero generoso amparo y rápida fuente de amistades, muchas y constantes, dijo en su breve discurso en el que reconoció también al premio Nobel Octavio Paz como maestro generoso.

Quizá por estupendos que sean los premios, hay una cosa que los acompaña y los supera: el contacto con los amigos viejos y con los amigos nuevos, que ya son muchos; recordó que “como la apertura de este país refinado había comenzado por acoger a los exiliados españoles, unos de nuestros primeros amigos al llegar en ese año –bastante importante para la vida del Uruguay, el 74, fue cuando se interrumpió la democracia– fue un matrimonio español exiliado que había llegado bastante antes a México y que dio inicio a esa cadena de relaciones fundamentales, entrañables, entre los que han padecido una misma situación más o menos duradera, más o menos trágica o incómoda que en mi caso fue simplemente interrumpir una vida que no era cómoda cuando había una presión que se ejercía de manera un poco injustificada sobre culpables y no culpables unos y otros.

Lo mucho bueno que México le estaba dando a los exiliados, a los que se nos habían anticipado, no fue revertido y eso se constituyó en una costumbre que se ha ido cambiando de contenidos, pero que sigue hasta hoy: la presencia de México.

Quienes llegaron a este país y que fueron recibidos y acogidos tuvieron la mayor felicidad que un exiliado puede tener, y es la de ser integrado como alguien más que puede formar parte de una cultura, de un modo de vida, de una felicidad compartida naturalmente; yo no llegué sola, llegué con Enrique Fierro, mi marido, que hace ya tres años que no está y teníamos que sumar uno por su lado otro por otro nuestras respectivas gratitudes.

Poesía y violencia

Ya en conferencia de prensa, Ida Vitale habló de lo que significa ser la quinta mujer que recibe el Premio Cervantes, y si eso significa que hay que dar más importancia a la obra escrita por mujeres:

Para mí ese tema nunca existió; por suerte tuve una familia que había dos o tres mujeres, mi abuela tuvo 14 hijos, no todos sobrevivieron, pero hubo tres mujeres que fueron maestras, directoras. Crecí sintiendo que las importantes eran ellas, más que mi padre, por ejemplo, o si la poesía es capaz de ayudar en momentos como los que viven los migrantes: No lo sé, lo alivia, supongo. Nunca puedo ver la poesía como cosa exterior aplicada, como algo que uno utiliza. Leer poesía es como oír música: uno la hace dentro o fuera de una frontera, creo que si leemos en estado de felicidad quizá nos guste más lo que estamos leyendo o lo veamos de otra manera.

Y del alivio a la violencia que se vive en distintas partes del mundo, en México en particular: es la escuela y las autoridades las que tienen la responsabilidad. Eso lo tienen que resolver dos instancias, en primer lugar la escuela, que creo que es básica para formar una sociedad y después el gobierno, que tiene que poner atención al problema.