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El 68 a medio siglo
La memoria del 68 vive y su explicación aún se construye: historiadora
 
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de octubre de 2018, p. 20

Para los historiadores, lo importante es conocer y analizar los hechos del pasado. En el caso de un movimiento como el del verano de 1968 en la ciudad de México se preguntan cómo surgió, cuáles eran sus demandas, cuáles fueron las reacciones del gobierno. Para los no historiadores, la pregunta sobre la veracidad de ello no es forzosamente la principal: lo fundamental es qué de ese pasado puede servir para legitimar el presente y hacer que demandas y exigencias del ayer se fusionen con las del hoy.

Para Eugenia Allier Montaño, académica del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), historia y memoria son dos campos de relación con el pasado. Su diferencia no está en la cualidad de lo representado, pues ambas tratan de lo que ya fue o de lo que está siendo, sino en sus pretensiones.

Explica que mientras la historia, en tanto operación intelectual que se esfuerza por establecer los hechos del pasado y volverlos inteligibles, tiene la pretensión de buscar la verdad, la memoria exige credibilidad, verosimilitud.

La historia está más del lado del conocimiento, mientras la memoria está más del lado del recuerdo. La historia busca conocer, interpretar o explicar, y actúa bajo la búsqueda de la objetividad; la memoria pretende legitimar, rehabilitar, honrar, condenar, encontrar un sentido pa­ra quien recuerda, actuando de manera selectiva y subjetiva.

En el caso del 68, considera Allier, la memoria del movimiento ha tenido cambios. Si desde 1969 se puede ubicar una memoria de denuncia de la represión asociada al 2 de octubre, es sólo a mediados de los años 80 que puede localizarse una memoria de elogio del movimiento estudiantil en su conjunto, que considera que buscó abrir cauces hacia la democratización.

De acuerdo con Allier Montaño, tras el 2 de octubre las conmemoraciones de esos hechos fueron organizadas fundamentalmente por agrupaciones estudiantiles. Entre 1969 y 1970 las demandas principales eran la liberación de los presos políticos y no olvidar. Este periodo vio nacer una memoria ligada al 2 de octubre que puede ser entendida como de denuncia de la represión.

Entre 1978 y 1985 se observa la participación de algunos actores que se volverán permanentes en las conmemoraciones del 68. Por una parte estaban los sindicatos, por otra los partidos políticos: el Comunista Mexicano, el Mexicano de los Trabajadores y el Revolucionario de los Trabajadores. Surgieron el Comité ¡Eureka! (1977), el Comité 68 Pro Libertades Democráticas (1978) y el Frente Nacional Contra la Represión (1979), entre otros.

Espacio para expresar demandas

Para la investigadora, la conmemoración del 2 de octubre se convirtió en uno de los pocos espacios en que actores sociales y políticos podían expresar sus demandas al gobierno.

Tras 1985 se observan más cambios. El terremoto en la ciudad de México, el movimiento estudiantil de 1986-1987 y las elecciones presidenciales de 1988 significaron serias transformaciones para la vida del país, especialmente en lo referente a la exigencia de una apertura democrática y en el surgimiento de la llamada sociedad civil. Así, surgió una memoria de elogio al movimiento estudiantil. El 68 dejó de estar cargado exclusivamente de una lectura represiva, para pasar a ser significado como lucha por la democracia.

A partir de 1993, los actores interesados en la cuestión exigían juicio para los responsables de la masacre y la verdad sobre lo ocurrido en la trágica noche de Tlatelolco. En esos años se crearon dos comisiones de la verdad. Una del Comité Nacional 25 años del 68 (de ex líderes estudiantiles) y la Comisión Especial Investigadora de los Sucesos del 68 (creada en 1997 por la Cámara de Diputados).

En 2000, con Vicente Fox en la Presidencia, se observa otro cambio. Fox plantea: Mi gobierno reconoce en los acontecimientos del 2 de octubre de 1968 uno de los antecedentes más importantes de la lucha democrática de los mexicanos. En 2001 se creó a Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado. Por esa vía el gobierno hizo el primer reconocimiento oficial de los hechos. Para el Comité 68 y otras organizaciones, ello significó deslegitimar este esbozo de esclarecimiento de los hechos.

La memoria del 68 aún está viva, no petrificada y sus interpretaciones continúan en construcción, apunta Allier.