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Ciudad perdida

Nuevo Congreso // Mal comienzo

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▲ Diputados al Congreso de la Ciudad de México rindieron protesta ayer en el recinto de Donceles y Allende al dar inicio los trabajos de la primera legislatura, durante la cual se declaró la entrada en vigor de la Constitución Política local.Foto Cristina Rodríguez
L

a tarea de Claudia Sheinbaum en la ciudad, aunque plena de proyectos y buenas intenciones, topará con el Congreso local, donde si bien la mayoría pertenece a su partido, Morena, la muy poca posibilidad de entendimiento con parte de quienes estén al mando de los trabajos cotidianos será, seguramente, un escollo difícil de salvar.

En pocas palabras: a la jefa de Gobierno de nada le servirá la mayoría aplastante en el Congreso si no hay ni idea de cómo y para qué se están haciendo las cosas, y como dijimos, no es falta de voluntad, es poco entendimiento, y eso es muy difícil de componer.

La primera muestra quedó de manifiesto ayer cuando se dio por concluida la primera sesión ordinaria, porque no se llegó a un acuerdo sobre qué dependencia sería la encargada de administrar los fondos para la reconstrucción. El muy poco oficio político de quienes llevaban el asunto, por parte de Morena, entre los partidos hizo que se perdieran meses muy valiosos y el asunto no pudiera atarse correctamente.

Según se dijo en varias tribunas, Morena, como mayoría en el Congreso, tendría que haber lanzado ayer mismo el programa que diera certidumbre a la gente que perdió su casa en el sismo de hace un año, pero no fue así. Hay quien dice que fueron los acuerdos fallidos los que evitaron tal anuncio, pero hay otros que aseguran que no, que el asunto es mucho más grave, que la gente de Morena trató de jugar con los tiempos políticos y si bien ya se tienen todos los acuerdos amarrados, se quiere dar a conocer la ley de reconstrucción hoy, para que aparezca en medios el día 19.

Tal mezquindad no parece creíble por parte de un partido como Morena, cuando menos teóricamente, porque la verdad en el hecho han logrado decepcionar a mucha gente. No pudieron esperar ni un día más y lanzaron un reacomodo que si bien les acomoda, distorsiona la intención del sufragio y crea representaciones falsas.

Así las cosas, Fernando Aboitiz se fue al PES –siempre se ha dicho hombre de derecha– para crear una bancada que no debería existir, y aunque en el caso del PT se pudiera explicar que su diputada elegida, o de mayoría relativa, pesa más que todos los perredistas de representación proporcional, los enjuagues políticos, aunque legales, siguen siendo los mismos por los que se votó en contra.

Jesús Martín del Campo se convirtió en presidente de la mesa directiva del Congreso mediante una triquiñuela que dio al PT un diputado más y al morenista la silla de la presidencia. El PT se convirtió en la tercera fuerza política, no en la ciudad pero sí en el organismo legislativo; el PRD se fue al cuarto lugar y el PAN no pudo encabezar la dirección de la mesa, como era su intención, y todos contentos.

En fin, esto es apenas el comienzo y por como se ven las cosas los tropezones que hagan más difícil la tarea de Claudia Sheinbaum se irán dando día con día. Esa es la democracia, ni hablar.

De pasadita

Al histórico grito de somos pocos, pero bien sectarios, los mandos del Congreso de la ciudad decidieron invitar a la sesión inaugural a sus cuates. Y resulta que muchos diputados constituyentes no fueron citados a presenciar la puesta en marcha de la Carta Magna local y otros recibieron vía correo electrónico el aviso de que podían asistir al acto protocolario.

Ese no fue el caso de Jaime Cárdenas, quien llegó al recinto de Donceles sin invitación, claro, no lo dejaban entrar. Cárdenas fue uno de los diputados más importantes en los trabajos que dieron como resultado la Constitución Política de la Ciudad de México, pero eso no tuvo ningún peso para los organizadores, que pretendieron dejarlo fuera.

Después de algunos minutos de confusión, aunque no tenía gafete, aunque había sido intencionalmente ignorado, Jaime Cárdenas estuvo en el recinto y fue testigo del baile que impusieron a los que habían llegado. Primero los sentaron en uno de los llamados corrales y más tarde los cambiaron a algunas sillas del pleno. Total, el Congreso con mayoría de Morena y comandado por Ernestina Godoy no supo, no pudo y naufragó. Así podría concluir una crónica del primer día de trabajo de la primera legislatura del Congreso de la Ciudad de México.