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El país se quedó sin la totalidad de las películas mudas y con casi la mitad de las sonoras

Argentina crea cinemateca para recobrar su acervo perdido en derrumbes e incendios
 
Periódico La Jornada
Lunes 13 de marzo de 2017, p. a13

Pinamar, Argentina.

Los datos son abrumadores: casi la mitad del cine sonoro y la totalidad de las cintas mudas argentinas se perdieron. Las causas van desde derrumbes de fundaciones que albergaban el acervo fílmico hasta incendios de laboratorios; sin embargo, en el fondo todas se resumen en una: la inexistencia de una cinemateca nacional que preservara el patrimonio cinematográfico del país.

Este drama es el que busca revertir la Cinemateca y Archivo de la Imagen Nacional (Cinain), que comenzará a funcionar 18 años después de que se aprobó la ley para crearla, en 1999, en una sede que se anunciará el próximo 27 de marzo en Buenos Aires.

Hay una historia fatal de nuestro cine, afirmó este domingo Fernando Madedo, quien es especialista en comunicación e investigador en el séptimo arte y fue designado a finales del año pasado al frente de la Cinain, que depende del Ministerio de Cultura y del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). Y la cinemateca es una deuda nacional, añadió.

En el contexto de la muestra de cine argentino-europeo Pantalla Pinamar, que se celebra en la provincia de Buenos Aires hasta el 18 de marzo, Madedo recordó algunos de los destinos fatales que tuvieron las películas del pasado, muchas de las cuales fueron empleadas, por increíble que parezca, como materia prima para fabricar peines o punteras de cordones de zapatos. A veces fueron robadas de los laboratorios para aprovechar el nitrato de plata de la película fotográfica.

El destino trágico del patrimonio fílmico argentino se vio jalonado además por varios incendios de grandes magnitudes, como el de los depósitos de películas mudas y noticiarios del productor Federico Valle en 1926, el incendio del Archivo General de la Nación en 1950 y uno de los más recordados, el de los laboratorios Alex, en el que desaparecieron los negativos del legendario estudio cinematográfico Argentina Sono Film y otras productoras.

Desapareció material durante las dictaduras

El resto lo hicieron expropiaciones de productores que no podían cumplir con sus deudas con el Instituto de Cine estatal; ventas dudosas, el almacenamiento en condiciones inapropiadas y desapariciones durante las dictaduras (como por ejemplo la del filme de 1952 Las aguas bajan turbias, del ferviente peronista Hugo del Carril, recuperado con la democracia en 1987), además de la negligencia de algunos directores y productores, entre otros. Que el material fílmico sea altamente inflamable y requiera condiciones muy específicas de almacenamiento para su conservación (determinada temperatura y niveles de numedad) tampoco ayudó.

Si bien la ley para la creación de la cinemateca y archivo de la imagen nacional fue aprobada en 1999 y reglamentada (es decir, se le dio un marco jurídico) en 2010 por la entonces presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, nunca fue puesta en práctica. El Estado estuvo ausente mucho tiempo, señaló Madedo, quien explicó que la idea es articular a partir de ahora desde la Cinain las instituciones que trabajan en la recuperación del cine.

Lo poco que se conservó de esa época fue fruto del enorme esfuerzo de coleccionistas, historiadores y amantes del cine reunidos en instituciones como el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken o la Fundación Cinemateca Argentina, que es privada, y que colaborarán en la instalación de la Cinain.

El Estado debe ser consciente de que el cine no es solo entretenimiento y una forma de generar ingresos, es parte de nuestro patrimonio, opinó Marcela Cassinelli, presidenta de la Fundación Cinemateca Argentina, que trabaja en la restauración de la obra cinematográfica protagonizada por el tanguero Carlos Gardel. El proyecto estará listo este año con motivo del centenario de Flor de Durazno, primera participación en el cine del Zorzal criollo.