Opinión
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Los de Abajo

Graue no es Barros Sierra

M

ientras los migrantes mexicanos en Estados Unidos se ponen de moda y son descubiertos por la clase política, los empresarios y un sector de intelectuales que no suele ensuciarse los pies, para este domingo se prepara una marcha convocada por quienes califican de revoltosos y vándalos a quienes suelen tomar las calles para reivindicar sus derechos y defender una causa.

Los padres y madres de los 43 normalista desaparecidos en Iguala hace 28 meses han encabezado cientos de movilizaciones en todo el territorio nacional exigiendo verdad y justicia. Resignación, les ha pedido esa clase política que este domingo saldrá a defender a México y a los mexicanos de las amenazas del gobierno de Trump.

El llamado presidencial a la unidad frente a la amenaza estadunidense pretende olvidar los múltiples agravios cometidos por el Ejecutivo y sus secuaces contra el pueblo de México, de éste y del otro lado de la frontera. Unidad, se pide a los padres y madres de Ayotzinapa, a los padres y madres de los niños calcinados en la guardería ABC, a los familiares de los miles de desaparecidos, a los deudos de los asesinados en la impuesta guerra contra el narco, a los millones de expulsados por un país que los violenta y con los que ahora la clase política y empresarial quiere tomarse la foto.

No los necesitamos, gritan los mexicanos que pueblan los barrios de Nueva York, Los Ángeles, Chicago y un sinfín de ciudades del otro lado de la frontera, a quienes convocan a la ciudadanía a no quejarse y a reconocer nuestra responsabilidad en lo que sucede. Que no se confunda la autonomía y el derecho de los pueblos a decidir su destino, con las responsabilidades del Estado.

A Nueva York llegó estos días el llamado a la unidad de la mano del presidente del PRI, Enrique Ochoa. Y la respuesta de la comunidad mexicana de abajo no se hizo esperar. Uno de los padres de los 43 lo enfrentó con estas palabras: En Nueva York los partidos y la podrida política no serán aceptados por los mexicanos que radicamos aquí. La unidad se dará con y para el pueblo.

Y mientras crece el repudio hacia las repentinas ganas de marchar de muchos de los responsables de las heridas abiertas de este país, el rector de la UNAM, Enrique Graue, no consultó a nadie para adherir institucionalmente a la máxima casa de estudios a una movilización de abierto apoyo al presidente Peña Nieto, como lo enfatizó la inefa-ble Isabel Miranda de Wallace, una de las organizadoras. Graue, está claro, no es Barros Sierra. Ni ellos son nosotros.