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La meta de la raquetbolista es convertirse en campeona mundial

A Longoria no le tememos, la respetamos, afirma Salas

Rajsich, su inspiración para entrar a este deporte; ahora la vence

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Samantha Salas (izquierda) encontró en Paola Longoria a una excelente compañera en dobles y una rival de gran competitividad en singlesFoto Jam Media
 
Periódico La Jornada
Martes 18 de octubre de 2016, p. a15

Samantha Salas era una adolescente de secundaria que admiraba a la raquetbolista estadunidense Rhonda Rajsich como ideal a perseguir. La carrera de la joven mexicana empezó con la fascinación juvenil por esta deportista a la que otorgó el estatus de heroína.

Desde que empezó a seguir los pasos de Rajsich no tuvo dudas acerca de su propio potencial y de las metas que tenía en perspectiva, a pesar de la distancia abismal entre el nivel que tenía Estados Unidos (EU) –país en el que surgió esta disciplina– y México.

De manera gradual e insistente comenzaron a ganar terreno hasta que los raquetbolistas mexicanos han cobrado notoriedad y prestigio internacional, para convertirse en potencia en este deporte. El punto más alto y reciente fue la final del Abierto de EU, hace una semana, con dos mexicanas, Samantha y su compañera y rival permanente, Paola Longoria.

Longoria es una presencia que se filtra en cada uno de los resquicios de la carrera de Salas, un eco que reverbera todo el tiempo. Longoria, la número uno del ránking. Longoria, la ganadora de siempre. Longoria, la del récord invicto durante tres años y ocho meses. Longoria, su pareja en dobles, junto a la que conquistó los títulos de la categoría en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014 y en los Panamericanos de 2011 en Guadalajara.

A Paola no le tememos sus rivales, la respetamos, advierte Salas, a quien nadie le puede escamotear el éxito en este deporte, donde lleva siete años consecutivos dentro del top ten.

Es una excelente jugadora que saca lo mejor de nosotras como rivales. También es mi compañera de dobles desde hace 15 años y hemos ganado dos medallas de oro.

La carrera de espejo entre Salas y Longoria hace inevitable la competencia interminable. Samantha recuerda vivamente que hace tiempo le ganaba todo a la atleta que hoy es una de las mayores triunfadoras en el deporte profesional en México, pero desde 2008 no puede vencerla.

La semana pasada, Samantha llegó por primera vez a una final del Abierto de EU y la contrincante era la campeona vigente, Paola. Y no lo consiguió. Salas no sufre por el resultado; llegó a la final con un recorrido incuestionable, al vencer a la número dos, la canadiense Frederique Lambert, y a la número tres, su heroína Rhonda Rajsich.

Todas queremos ganarle a Paola, ella ha crecido mucho en nivel, analiza Samantha. Nos conocemos bien, ella tiene mente fría; en cambio yo tengo un juego muy explosivo, como mi carácter. Yo quería ganarle; vencí a las mejores del mundo, menos a la número uno. Entreno para mejorar, si en ese trayecto le ganó, pues qué bien. Yo no la veo inalcanzable, asienta.

Samantha no puede permitirse verse a sí misma como la eterna número dos de Paola. Hace tiempo –reconoce– la desconcertó esta comparación, pero la madurez le devolvió la confianza. No pretende arrebatarle el puesto en la clasificación porque eso significaría seguir cada paso de Longoria. Lo que Salas pretende es cumplir su meta de ganar un campeonato mundial.

Mi objetivo es poner en alto el nombre de México, en campeonatos mundiales, centroamericanos y panamericanos, ahí sí me gustaría quedar campeona mundial en dos años. Samantha encara sus propios logros y se inspira. Eso es lo que la mantiene entre las 10 mejores del mundo desde hace siete años.