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Visita Papal

Lo llama a no caer en la tentación de asumirse funcionarios de lo divino

Enfrentar la violencia y ayudar a los más pobres, pide el pontífice al clero

En catedral, ocupan sitios preferentes el hijo de Fausto Vallejo y Felipe Calderón

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El papa Francisco al arribar al estadio Venustiano Carranza, donde sostuvo una reunión masiva con clérigos, monjas, seminaristas y religiososFoto Afp
Enviado y corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de febrero de 2016, p. 3

Morelia, Mich.

El papa Francisco conminó al clero a no caer en la tentación de asumirse como funcionarios de lo divino, ni de resignarse ante una realidad que parece haberse convertido en un sistema inamovible, a no perderse en la comodidad de sus sacristías y en la acedia (apatía). A no conformarse, resaltó, con el ¿y qué le vamos a hacer?, la vida es así.

Quienes tienen la misión eclesiástica, dijo en una misa en el estadio Venustiano Carranza, no pueden caer en la tentación de paralizarse ante la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad. O más aún, a permanecer temerosos.

La celebración se centró en la petición expresa a los sacerdotes a salir a la calle y predicar. Y si las palabras convencen pero el ejemplo arrastra, el Papa echó mano de Tata Vasco, el evangelizador de Michoacán, e incluso utilizó el báculo y el cáliz del primer obispo de la entidad.

Unos 20 mil sacerdotes, monjas y religiosos participaron en la celebración. Antes de que el jefe de la Iglesia católica llegara de su trayecto del aeropuerto –donde fue recibido por el gobernador Silvano Aureoles Conejo– al centro deportivo, en un sector de los asistentes se escucharon gritos que contaron del uno al 43, el número de alumnos de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecidos.

El pontífice arribó 15 minutos antes de las 10 horas y una vez más hizo un llamado de atención a la Iglesia por el olvido de la defensa de los más débiles y desamparados.

Insistió en que la Iglesia no debe caer en la tentación de la renuncia de ayudar a los más pobres, pero tampoco reducirse a ser empleados del gobierno.

Durante la liturgia utilizó los muebles de artesanos de Pátzcuaro, encabezados por Agustín Chávez, que fabricaron el altar, el ambón, un atril y la silla papal.

Dedicó una oración al ex obispo de Hermosillo Carlos Quintero Arce, fallecido la víspera a los 96 años de edad: Que el señor lo premie por todo su trabajo.

Primero en el estadio Venustiano Carranza y después en catedral, el ex presidente Felipe Calderón y Marco Antonio Solís, El Buki, alcanzaron lugares preferentes. Entre la multitud que se concentró en el centro se vio a Rodrigo Vallejo –hijo del ex gobernador Fausto Vallejo–, quien estuvo preso por sus presuntos vínculos con el crimen organizado.

Al concluir la ceremonia religiosa, el pontífice se dirigió al centro de la ciudad a bordo del papamóvil, que recorrió Acueducto y Madero. Tres calles antes de catedral, giró hacia el arzobispado y 10 minutos antes del mediodía Jorge Mario Bergoglio ingresó a la casa donde reside el arzobispo Alberto Suárez Inda.

Ahí permaneció tres horas, para la comida y la siesta. El menú, alimentos tradicionales de Michoacán: gorditas de frijoles hechas a mano, uchepos, cecina de Tierra Caliente y churipo de la meseta Purépecha (caldo de res con verduras e ingredientes especiales).

La vajilla utilizada se elaboró en el taller del artesano Samuel Ruiz y su familia, originarios de la tenencia de Capula, municipio de Morelia. Los Ruiz han obtenido reconocimientos y premios por la calidad de su trabajo.

Desde las cuatro de la mañana llegaron los primeros peregrinos a catedral, y nueve horas más tarde las campanas del recinto anunciaron el arribo del Papa, quien se reunió con 600 niños con discapacidad y enfermedades congénitas.

Entre el griterío, Francisco salió por la puerta de catedral. El coro Suma de voluntades interpretó el Himno a la alegría. A ellos les pidió: continúen cantando para mí, aunque esté lejos.