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Como campeona, no me obsesionaré con el dinero y estaré activa, dice

Arely no tuvo hambre para defender su título, por eso es mío: Kika Chávez
 
Periódico La Jornada
Lunes 21 de septiembre de 2015, p. 7

Debe de ser muy feo perder un título mundial en la primera defensa, indica Yessica Kika Chávez como si hablara de algo que no la involucra, como si una noche antes no le hubiera arrebatado a Arely Muciño el cinturón mosca del Consejo Mundial de Boxeo.

Era la primera defensa de la regiomontana, pero nueve meses de inactividad se le acumularon como fardos en los puños y las piernas, que lucían lentos ante el asedio de la Kika.

Después de que ganó el título se puso muy exigente con el dinero, cuenta Kika. Prefirió dejar de pelear que ganar menos de lo que pedía. A veces hay que perder un poco para ganar en el boxeo.

Lo que se desplegó en la pelea parece confirmar sus sospechas. Kika boxeó con un golpeo fuerte y preciso. Entró y salió con velocidad y gracia, y cuando Muciño pretendía contragolpearla, la retadora ya estaba fuera de alcance. A mitad de la contienda, Yessica tenía una rival que se había disuelto en el esfuerzo.

La vi ausente, como si estuviera en otra parte y no en la pelea, recuerda la nueva campeona. Creo que Arely dejó todo lo que tenía en el esfuerzo por dar el peso mosca, tal vez ya debería pensar en subir de división.

Pero no sólo fue la fátiga que le exigió dar el peso, porque también Arely parecía intimidada por pelear en patio ajeno, según percibió Kika Chávez, consciente de que el público de Ecatepec se entregó con fidelidad a la retadora.

Kika sabe lo que puede jugar en contra el sentimiento de ser la que llega de fuera, la que no es de casa. En Argentina, cuando peleó contra Jessica Bopp, sintió la presión de los aficionados locales, que no dejan concentrarse, que a gritos restan la confianza.

Es un asunto de experiencia, porque uno debe tener claro que el público no se sube al cuadrilátero, ahí estamos dos peleadoras solas, reflexiona.

Una debe estar preparada mentalmente porque si una está determinada a ser campeona del mundo, también una debe tener la fortaleza sicológica para salir a exponer a donde sea necesario, resalta.

Kika tiene también la impresión de que Arely –con quien había peleado en 2013 en un combate que terminó sin decisión– menospreció a la retadora, que las boxeadoras que se vieron las caras anoche en Ecatepec eran, más o menos, las mismas de hace un par de años.

Pero Kika es otra. El mánager experimentado en hacer campeones, Ignacio Bersitáin, fue muy exigente en los dos meses y medio de preparación e hizo lo que mejor sabe: estudiar al rival, trabajar en el gimnasio como si cada sesión fuera una práctica sobre un tablero de ajedrez.

Estudiaron a Arely. Sabían de su pausa de nueve meses. Analizaron sus cualidades y calcularon sus errores.

Hice todo lo que Nacho me pidió, sabía de dónde vendría cada golpe y cómo trataría de responder, todo lo preparamos en dos meses y medio de entrenamiento.

Arely no tuvo hambre para defender su título, por eso es mío, enfatizó.

Ahora la apuesta es no repetir los errores que le costaron el título a Arely. No estará obsesionada con el asunto del dinero, sino con mantenerse activa y lista a enfrentar a mujeres que quieren lo mismo que ella.

“Yo creo que ahora en este peso puedo volver a enfrentarme a Ibeth Zamora –con quien perdió en noviembre de 2014 en peso minimosca– porque en esta división estoy fuerte, dura y veloz”, anticipa.

“Si peleamos otra vez será otro cantar. Así podría quitarme ese dolor de cabeza que se llama Roca Zamora”.