Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 5 de julio de 2015 Num: 1061

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Dos ficciones
Marco Antonio Campos

Tríptico de la infamia,
una coreografía
de sombras

Juan Manuel Roca

Irlanda, tierra de
santos y de sabios

Ánxela Romero-Astvaldsson

Los paisajes emocionales
de Gunther Gerzso

Germaine Gómez Haro

HAMBRE (una lectura
de la poesía de
Eduardo Lizalde)

María Baranda

Leer

Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
De Paso
Ricardo Yáñez
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
Galería
Ricardo Guzmán Wolffer
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 

Miguel Ángel Quemain
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Twitter: @mquemain

Matatena: el mundo infantil
de Antonio Zúñiga

Matatena, de Antonio Zúñiga, es una obra dividida en seis partes que hilvanan el rompecabezas de un encuentro trágico entre dos personajes, Maite y Joel, vinculados por un pasado que traza correspondencias e identificaciones entre los hijos, que los convocan a ajustar cuentas con dicho pasado. Es un juego diferenciador de los sexos que asigna roles en un mundo patriarcal y sexista.

Matatena es la historia de un encuentro entre dos personajes que la vida separó y que ahora están bajo la mirada de un lector que, poco a poco, se da cuenta de las distancias y cercanías que configuran a esta pareja que no sólo recuerda el mundo de su pasado en común, también elabora todo un conjunto de aproximaciones a las definiciones de lo masculino y lo femenino, de un mundo que también se enfrenta con la violencia que sale al encuentro por todas partes:

Joel: ¿Te acuerdas cuando por este lado de la sierra a la gente le gustaba sentarse a platicar afuera por las tardes?

maite: Sí me acuerdo, pero ya no salen porque es peligroso.

Joel: Ahora salen balas de la nada.

Maite: Ay, qué dices, qué bárbaro".

Se juega con la idea de la inocencia infantil que, como bien decía San Agustín, tiene que ver más con la debilidad de los cuerpos infantiles que con sus intenciones:

"Joel: Que los niños son niños.

Maite: Que son inocentes.

Joel: Que estaban jugando.

Maite: Que así juegan todos.

Joel: Desde que el mundo es mundo.

Maite: ¡Juegan para ganar, no para perder!"


Antonio Zúñiga

Ambos están ahí para atestiguar una tragedia que, maquillada en un mundo de violencia extrema que, a su vez, se disfraza de un juego que exige que las apuestas sean respetadas, aunque pongan sobre la mesa las posibilidades fatales de la muerte vestidas con una inocencia que sus capacidades colocan del lado de la muerte. Dice Joel:

"Claro que fue tu hijo a quien se le ocurrió tan divertido juego de la muerte. Sólo en una cabeza llena de telarañas como la de tu vástago, puede concebirse tal hazaña criminal. Y a esa mocosa también, para qué juega.  Nadie la obligó a meterse en el asunto. Nadie le puso una pistola en la frente. Así son los niños. Juegan y arriesgan. Siempre ha sido así. Cuando yo iba a la escuela era igual.  El que busca encuentra."

Este montaje forma parte de un proyecto que poco a poco configura un rostro original, inédito, en la colonia Obrera. No es el primer intento de Zúñiga de acercarse a niños y jóvenes. La violencia forma parte de la piel de los trabajos artísticos cuya característica consiste en desmontar por capas, como si se tratara de una cebolla, los orígenes sentimentales y emocionales de sus personajes para mostrar sus orígenes línea tras línea.

Carretera 45 tiene un público que es resultado del acercamiento a las escuelas, a los centros educativos de la zona y al apoyo de los vecinos que ya forman parte de los montajes, de los talleres diseñados para niños y adolescentes que participan con su curiosidad e indagación artística como instrumentos de creación.

Matatena es una de las obras con las que el grupo ha establecido un diálogo con los jóvenes y niños del barrio (la obra es legible a partir de los diez años de edad, según ha acotado en el programa de mano), tratando de establecer puentes entre el pequeño espectador y el adulto con temas que entrelazan las historias de los mayores para hacerlas comprensibles. Es una obra sutil pero no hace concesiones: el dolor y la muerte, el juego brutal en el que se apuesta todo, como en el juego de la vida, está ahí sin juicios, como un ejercicio de transformación y crítica:

Maite: Juegan como juegan todos. Se adivinan las negras intenciones, se molestan como se molestan todos. La matatena es un juego inocente, lo que no es inocente es el castigo. Cada vez que uno de ellos pierde, se le castiga. De menos a más, de menos a más, ese es el chiste. Ese ha sido el chiste desde que yo me acuerdo. Pierdes uno y te jalan el cabello. Pierdes dos y te  dan una mordida. Si te muerden en el antebrazo duele más. Luego vienen las retas. Por eso, ahí tienes que estar más atento, y pues mi hijo podrás decir que no sabe cruzar dos palabras pero es de buena mano. De todos modos, el primer reto lo perdió él y lo cumplió…"

Así van jugando hasta que uno de ellos propone poner el reto de que quien pierda se tiene que tragar, una a una, las estrellas de la matatena...

La obra se presenta sábados y domingos a las 13:00 horas hasta el 19 de julio, en el Teatro Isabela Corona, bajo la dirección de Abraham Jurado.