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Para quien se diga de izquierda es un contrasentido aliarse con la derecha

Tarea fundamental es superar el desánimo y la frustración política

 
Periódico La Jornada
Miércoles 8 de abril de 2015, p. 7

En una pieza luctuosa sobre Carlos Pereyra, su tocayo de apellido Monsiváis escribió que el primero se negó siempre a engrosar las filas de los izquierdistas convencidos de que la realidad es inmodificable, puesto que la revolución les fue imposible. De tal reflexión derivan dos preguntas para Octavio Rodríguez Araujo, profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y persistente estudioso de la geometría política: ¿Cómo enfrentan las izquierdas de hoy el desánimo y la frustración? ¿Cuál es la revolución posible?

Y su respuesta, a propósito de su más reciente libro de nombre que, de entrada, define diversidad y divisiones (Las izquierdas en México): “Esta última es la pregunta de los 64 mil pesos (¿a qué equivaldrían ahora?) ¿El modelo Syriza? Nada está escrito en piedra todavía, ni vale la pena hacerlo. Cada país tiene sus propias peculiaridades y las estrategias de los partidos de izquierda, más allá del discurso internacionalista del pasado, tienen que adaptarse a cada país y a veces a regiones específicas. El desánimo y la frustración es una realidad, aunque no nos guste. Pero depende de las propias izquierdas, tomando en cuenta sus errores pretéritos, superarlos. Así como vemos desánimo en mucha gente, casi rendición a lo existente, también vemos optimismo en otros. La realidad no es inmodificable, lo estamos viendo: el capitalismo también ha cambiado, y mucho. La cuestión es hacia dónde debe cambiar y cómo. Esta reflexión no se está haciendo, pues muchos teóricos del optimismo nos dicen qué es lo que se quiere, pero casi nunca cómo lograrlo.

Lejanía con los movimientos sociales

Aliarse con la derecha es un contrasentido para cualquier partido que se diga de izquierda, completa Rodríguez Araujo y, luego, la entrevista discurre así:

–En su autocrítica, las izquierdas partidistas reconocen su lejanía de los movimientos sociales. ¿Encuentra un paralelismo entre el Partido Comunista y su lejanía de luchas como la ferrocarrilera y la ausencia de las izquierdas partidarias en los movimientos actuales?

–Uno de los grandes problemas de las izquierdas en general ha sido su incapacidad para acercarse a los movimientos sociales, pese a su reiterado interés discursivo por ligarse a éstos e incluso por dirigirlos políticamente. En ocasiones se plantearon, como se dice en el libro, mezclarse con ellos, como parte de dichos movimientos o de organizaciones campesinas y obreras, y algunos lo lograron. Pero de ahí a abarcar a buen número de organizaciones y movimientos hubo una lamentable distancia. Los movimientos de finales de los años 50, sobre todo el ferrocarrilero, dieron una amarga lección a los partidos de izquierda y, por lo mismo, trataron de enmendarse de sus errores, sobre todo los trotskistas y los maoístas; pero no tuvieron el éxito que deseaban, entre otras razones por la represión gubernamental de que fueron objeto.

Una paradoja curiosa es que entre los años 50 y 80 del siglo pasado las izquierdas enfrentaron dos obstáculos importantes: la enorme fuerza de las organizaciones oficialistas de campesinos y obreros, y la intolerancia y represión de las fuerzas gubernamentales (el brutal autoritarismo de aquellos años). Sin embargo, lo intentaron por todos los medios, incluso mediante las armas, en tanto que ahora las organizaciones oficialistas están muy debilitadas, comparativamente, y el autoritarismo de estos tiempos no es tan bárbaro como el de antes. Aun así, las izquierdas partidarias no han logrado una buena carta de identidad con los movimientos sociales. ¿Por qué? Una posible respuesta es que no lo han intentado seriamente por haber privilegiado la estrategia electoral que antes era más o menos secundaria. Este problema pareciera ser uno de los puntos débiles de la vía electoral para las izquierdas y, sin embargo, es una estrategia que no deben esquivar.

–El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) cuestiona a quienes recurren a los mismos métodos de lucha frente a la catástrofe y la tormenta que vienen. ¿Ve otros, distintos del pasado, métodos de lucha en la izquierda no partidista?

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Octavio Rodríguez Araujo considera que uno de los problemas de las izquierdas en general es su incapacidad de acercarse a los movimientos socialesFoto La Jornada

–Este es el debate que, por cierto, sólo se está dando de manera muy aislada. El EZLN intentó cambiar los métodos, pero tampoco ha tenido éxito. La otra campaña fracasó estruendosamente por no entender que los partidos de centro-izquierda pueden cumplir un papel importante, otro papel distinto. Son tiempos de sumar, no de restar; y Marcos se dedicó en los años recientes a restar. Iba muy bien al principio… pero dejó de ser un referente para las izquierdas.

–Lo que se ha dado en llamar izquierda social –maoísmo y otros ismos– tuvo un papel relevante en las coordinadoras de masas. ¿Toda esa energía movimientista se diluyó en las urnas?

–Muchos dirigentes de izquierda que participan en elecciones parecen olvidar que los votos se obtienen por la influencia que logran entre la población. Si al mismo tiempo que se organizan para competir electoralmente dedicaran parte de su tiempo y recursos para educar políticamente a la gente, para acompañar a los movimientos, para sumarse a ellos, sus votos serían crecientes y no decrecientes, como ocurrió a las izquierdas socialistas en el pasado (y no sólo en México).

–De algún modo exculpa a los trotskistas de sus divisiones frecuentes. ¿Cuál fue la aportación del trotskismo al desarrollo de la izquierda mexicana?

–No oculto mi simpatía por el trotskismo, pero no he tratado de exculpar a nadie, más bien de explicar. También digo que las divisiones entre la izquierda no fueron exclusivas de los trotskistas. Menciono ampliamente las divisiones de los comunistas, de los maoístas y hasta de las derechas, que también se dividen.

La principal aportación de los trotskistas (pero no sólo de ellos) al desarrollo de las izquierdas mexicanas fue desfetichizar el significado de la Unión Soviética y de los partidos comunistas pro soviéticos. Pero también el sostenimiento de posiciones más radicales que reformistas, que eran las que caracterizaban a los comunistas y lombardistas de entonces.

–¿Es posible persistir en el centro-izquierda sin que los ciudadanos reprochen la indefinición ideológica, así como la ausencia de una efectiva propuesta alternativa de gobierno?

–Tal vez el nivel de conciencia política de las mayorías de la población sea más perceptivo a las posiciones de centro-izquierda que a las radicales. Así ha sido casi siempre. Las definiciones ideológicas, debemos recordar, suelen ser, en buena medida, excluyentes y, por lo mismo, polarizan. Sin embargo, el centro-izquierda también nos ha propuesto gobiernos alternativos. Y regímenes políticos alternativos. Si no fuera así los poderes fácticos no les pondrían tantos obstáculos ni les harían tantas trampas electorales. Desde 1988 (y sobre todo en 2006 y 2012), dichos poderes fácticos y sus gobiernos priístas y panistas han hecho hasta lo imposible por impedir al centro-izquierda el acceso pleno al gobierno nacional.

La persistencia de las utopías

–¿A dónde ha ido a parar la utopía? ¿Las izquierdas sólo se ocupan hoy de demostrar que pueden ser mejores administradoras del capitalismo? ¿Por qué las derechas aceptan la alternancia entre ellas, pero se la niegan a la izquierda?

–La utopía está presente en mucha gente. Hay de utopías a utopías, todo mundo tiene la suya, consistente en tratar de mejorar y de vivir mejor.

“No generalizaría sobre las izquierdas de hoy. No todas se ocupan de demostrar que pueden administrar mejor el capitalismo que la derecha. Este es el planteamiento del centro-izquierda, no de todas las izquierdas. Cuando la socialdemocracia europea tenía fuerza, tuvo logros importantes en materia social (dentro del capitalismo), mal cuando se derechizó, como ocurrió en España, Gran Bretaña, Francia y Alemania.

Resumo, por qué las derechas priísta y panista le niegan la alternancia no sólo a las izquierdas sino al centro-izquierda: para mantener el neoliberalismo y el régimen tecnocrático que usufructúan.

Las izquierdas en México se presenta este jueves 9 de abril, a las 19 horas, en la Casa Lamm, Álvaro Obregón 99. Comentan Alejandro Encinas, Massimo Modonesi, Édgar Sánchez y el autor.