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El sello independiente fue fundado por José María Espinasa: Escogí vivir de lavar ajeno

Ediciones Sin Nombre surgió hace 20 años como necesidad autogestiva

Nació para publicar ensayo de imaginación, ese que practicaban Paz, Monsiváis, Torri, que no interesaba a nadie, cuenta el escritor

Actualmente Ana María Jaramillo dirige la editorial

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Espinasa fundó la editorial, que ahora dirige su esposa, la escritora y editora Ana María Jaramillo, quien desde el principio estuvo involucrada en el proyectoFoto cortesía José María Espinasa
 
Periódico La Jornada
Lunes 16 de marzo de 2015, p. 7

Ser una editorial independiente es como un río subterráneo: no se ve, pero sigue ahí; a veces sale a la superficie y ahí se queda, o se vuelve a esconder; la sequía no lo afecta, porque allá abajo la temperatura es fría. Habla el editor José María Espinasa, fundador de Ediciones Sin Nombre, que este año cumple su 20 aniversario.

Hace 20 años, esta editorial nació con la idea de publicar ensayo literario. “El ensayo de imaginación, ese que practicaban Octavio Paz, Carlos Monsiváis, Tomás Segovia, Julio Torri y Alfonso Reyes; ese tipo de ensayo no interesaba a nadie. Recibí una beca de coinversión para escribir un libro sobre escritores mexicanos de la generación de medio siglo, y cuando terminé el libro dije: ‘si yo sé hacer libros, ¿por qué en lugar de ir con una editorial y que me tarden dos años y me digan que no, y me enoje, y tenga que ir a otra hasta que a alguien se le ocurra decirme que sí, por qué no lo hago yo mismo?’ Ese fue el principio de la editorial”, dice en entrevista.

Espinasa es fundador de la editorial, que ahora es dirigida por su esposa, la escritora y editora Ana María Jaramillo, quien desde el principio estuvo involucrada en el proyecto, en el que también participaron amigos que ofrecían gratis trabajo o material.

Se llamaron Sin Nombre por falta de imaginación. Recuerda: “Cuando quien estaba formando me preguntó el nombre de la editorial le dije: ‘ponle Sin Nombre mientras encontramos uno? Todas las grandes editoriales se llamaban siguiendo el apellido de quienes las fundaban: Gallimard, Seix Barral, Plaza y Janés, Joaquín Mortiz, y yo decía: ‘¿Ediciones Espinasa? Estamos condenados al fracaso”. Ana María lo vio: Ediciones Sin Nombre, y le gustó, al igual que a la escritora Esther Seligson, y así se quedó.

Durante muchos años José María se dedicó a la edición al tiempo que trabajaba en otras instituciones (hoy dirige el Museo de la Ciudad de México). La situación cambió en 2005, cuando decidieron que fuera Ana María quien llevara la dirección de la editorial.

“No apostamos por vivir del trabajo editorial. Escogí vivir de lavar ajeno, de editar ajeno, y que en la editorial haría lo que pudiera, no pensando en que me va a dar un sueldo. Era una apuesta muy distinta. Yo entendía muy bien lo que Alfredo Herrera, en Verdehalago, o Deborah Holtz, en Trilce, trataron y los admiro mucho, porque era una búsqueda de una profesionalización fuerte. Yo no podía, tenía la experiencia de revistas independientes de cine y literatura, donde el día que no hay para pagar a la imprenta todo se fregó.

No pensamos que Ediciones Sin Nombre fuera a durar 20 años, agrega, pero ahora preparan los festejos, sobre todo a fin de año, antes de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, aunque aún no han determinado si habrá un libro especial (por ejemplo el catálogo impreso); por eso piden a sus lectores que den ideas en la página de Facebook o en Twitter (@edsinnombre). Por lo pronto participarán en el remate de libros en el Auditorio Nacional.