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Salud: de caminos malos a peores

Carlos Fernández-Vega
La Jornada Zacatecas
Ciudad Perdida

Atrocidades urbanas

Impunidad de constructores

Triste fin de La Octava

CNDH: omisiones y extravío
I

ntegrantes de diversas organizaciones de la sociedad civil y defensoras de los derechos humanos –la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos, Católicas por el Derecho a Decidir y los centros de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas y Miguel Agustín Pro Juárez, entre otras– presentaron ayer una demanda de juicio político en contra del presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva, donde señalan las gravísimas omisiones cometidas por el organismo que éste dirige ante los atropellos a las garantías individuales, y afirmaron que Plascencia ha faltado a su mandato de defender a las víctimas de violaciones de derechos humanos.

Miguel Ángel Velázquez
El Correo Ilustrado

Jubilan el Himno Nacional en escuela de Ecatepec

M

is hijas asisten a la Escuela Primaria Emiliano Zapata, en el municipio de Ecatepec de Morelos, y me comentaron que el próximo lunes, durante la ceremonia de honores a la bandera, no se cantará el Himno Nacional Mexicano.

Lo que pudo haber sido y no fue
E

l segundo periodo del presidente Obama se acerca ya a su ocaso, y ha llegado la hora de preguntarse si su figura no quedará en la historia envuelta más bien en un halo trágico. El sentimiento de tragedia nace no solamente de ver truncada la vida de alguien que ya no pudo realizar sus mejores ambiciones; también es, no pocas veces, fruto de la frustración de quienes, desde la platea, albergaban la esperanza de ver al héroe alumbrado por los fulgores de la gloria y tienen que despedirse de él en silencio o con aplausos desganados. La nostalgia de lo que pudo haber sido y no fue. Hacemos las cuentas, y esas cuentas que quisimos crecidas no nos salen.

Sergio Ramírez
Odille: ¿y el Estado?
L

a destrucción causada por Odille en Baja California Sur dejo al descubierto las fragilidades de nuestra sociedad. Si bien en este caso las alertas funcionaron a tiempo y las ayudas públicas y privadas se multiplicaron, reduciendo el número de víctimas fatales, lo cierto es que, una vez más, el huracán magnificó, como se advierte en los manuales oficiales, la elevada vulnerabilidad de la sociedad y la economía. Ya no es sorpresa, sino la regla, que la vulnerabilidad se halle férreamente condicionada por la pobreza en la que sobreviven más de 60 por ciento de los damnificados que habitan zonas de riesgo, es decir, regiones marginadas carentes de servicios, generalmente expuestas a peligros mayores. En el caso de los municipios más afectados por Odille también fue así, con la agravante de que el meteoro destruyó prácticamente toda la red eléctrica y el suministro de agua, amén de la infraestructura de comunicaciones, los aeropuertos, la planta hotelera, en fin, un desastre en forma que, afortunadamente, no arrasó con tantas vidas humanas.

Secuelas del 68
L

a próxima semana se conmemorará el 2 de octubre de 1968. Dicho movimiento fue derrotado, como tal, en esa fecha que todos asociamos a la Plaza de Tlatelolco/de las Tres Culturas y a la matanza que ahí ocurrió.

Adolfo Sánchez Rebolledo
Octavio Rodríguez Araujo
Clase media y desigualdad
U

na de las grandes promesas que hizo la segunda posguerra fue convertir al mundo en un gran conglomerado de clase media. En cada país esta noción se refería a algo diferente: en el bloque socialista se diluía en lo que se denominaba proletariado, porque nadie era tan contrarrevolucionario como ella, así que todos preferían presentarse como miembros de la clase trabajadora (incluidos los trabajadores intelectuales); en Estados Unidos eran los trabajadores de cuello blanco, es decir, de manera fundamental empleados; pero con el tiempo, y dada la animadversión a cualquier concepto vagamente radical como el de clase obrera, la noción se extendió para incluir a los trabajadores de overol. De todas formas, su nivel de vida era muy superior al que sostenían –y sostienen– muchos que en América Latina se definían como de clase media. La misma diferencia los distinguía de esos grupos en Europa occidental, donde se seguía utilizando un concepto de obrero que encubría un estilo de vida que ya hubieran querido las clases medias latinoamericanas. Entre nosotros los niveles de desigualdad definen la fisonomía de toda estructura social, porque ser de clase media equivale a pertenecer a grupos de privilegio, separados de los trabajadores –o de las clases bajas– por una brecha mucho más amplia que la que existe en otras sociedades más igualitarias.

Adiós al adiós a las armas
H

ace un cuarto de siglo, con el fin de la guerra fría, cundió cierto júbilo entre los internacionalistas. Se habló, con diversos grados de entusiasmo, del dividendo de la paz, derivado, sobre todo, de la drástica reducción del gasto militar, resultado lógico del final de medio siglo de balance del terror, predicado en el demencial concepto de la destrucción mutua asegurada –MAD, por sus iniciales en inglés–. Los primeros acontecimientos ofrecían cierta esperanza: entre 1992 y 2002 Estados Unidos y Rusia redujeron en forma significativa su gasto militar. Medidas por el SIPRI –el benemérito Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz, de Estocolmo–, esas erogaciones se abatieron, como proporción del PIB, en 1.5 y 0.7 puntos porcentuales, respectivamente. La caída, sin embargo, no fue duradera, y si algo frenó el renovado crecimiento de los recursos bélicos –cuyo nivel ha vuelto a alcanzar, en los años recientes (2012-2013), más de 4 puntos del PIB– fue la crisis económica que afectó con severidad a los antiguos rivales estratégicos. Además, como quedó en claro, desde los años 90 del siglo pasado, los aparatos militar-industriales de ambas naciones siguieron su propia lógica de afianzamiento, más o menos desconectada de la dinámica de las tensiones y conflictos, entre ellas o en el escenario mundial.

Soledad Loaeza
Jorge Eduardo Navarrete
Obama va a la guerra
E

stados Unidos siempre ha necesitado un enemigo externo para atemorizar y disciplinar a su población y justificar sus aventuras bélicas, cada vez más frecuentes por cierto. Asesinado Bin Laden y duramente golpeadas las estructuras de Al Queda según la versión obamiana, hacía falta un plato más fuerte.

Soberanías en cuestión
L

a decisión de los ciudadanos escoceses resultó clara. El no ganó ampliamente. No fue cuestionado el resultado. El conteo de los votos fue escrupuloso de modo que es posible analizar detalladamente lo que ocurrió, tanto a nivel general como en cualquier unidad geográfica o entre votantes de diferentes edades. El desarrollo de las campañas, expresado en las variaciones de las preferencias electorales, dio cuenta de la relevancia de ciertas intervenciones. Los interesados en emitir su punto de vista tuvieron la posibilidad de participar. Entre los participantes hubo importantes opinadores globales en materia económica, como Krugman y Stiglitz, que contribuyeron al debate.

Ángel Guerra Cabrera/II
Orlando Delgado Selley
Y sigamos con París, capital de exilios
R

ayuela, de Cortázar, novela casi totalmente parisina, no tendría sentido sin la presencia de su ciudad elegida. Allí tradujo a Poe, como Benjamin a Proust. A París llegaron quienes huían de la dictadura de Juan Carlos Onganía, mismo que en 1966 había intervenido las universidades y prohibido la minifalda. Huyeron los perseguidos por la dictadura de 1973 a 1983, o, como Copi, cansados de la hipocresía católica, la corrupción administrativa, el machismo, la fobia homosexual y la censura.

Margo Glantz