Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 24 de noviembre de 2013 Num: 977

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El Premio FIL a
Yves Bonnefoy

José María Espinasa

Artigas en el cuarto
de los espejos

Alejandro Michelena

El asesinato de
Roque Dalton

Marco Antonio Campos

Cambio de armas
Esther Andradi entrevista
con Eva Giberti

La aventura artística
de Philip Guston

Eugenio Mercado López

Philip Guston,
del muralismo
al cartoonism

Gonzalo Rocha

Diego y Frida,
una pareja mítica

Vilma Fuentes

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Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
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La Otra Escena
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Hugo Gutiérrez Vega

Antonieta, lady Gregory y Maeve Brennan


Maeve Brennan.
Foto: Patrick-Redmond

Dos mujeres ejemplares, Antonieta Rivas Mercado, en México, y lady Gregory, en Dublín, fueron las principales promotoras de los movimientos teatrales, el Ulises y el Abbey. El primero actualizó al México convulsionado por la lucha revolucionaria, y el segundo, creado en 1904 por lady Gregory y el poeta Yeats, se conviritó muy pronto en el teatro nacional de Irlanda y manifestó de inmediato sus propósitos: “Llevar al escenario las más profundas emociones del pueblo irlandés.” Una de ellas era, sin duda, la causa independentista que combatió al dominio inglés y defendió los valores nacionales, incluyendo la lengua viva de los antiguos celtas y actuante en las pequeñas comunidades de la empobrecida Irlanda que, gracias a las papas americanas, pudo salvarse de la terrible hambruna.

El Abbey ha visitado con frecuencia a la muy irlandesa Gran Manzana. En 1911, la lady, al frente de sus aguerridos teatreros, puso en un local de Broadway la obra de J. M. Synge, The Playboy of the Western World y armó un escándalo que creció en el seno de la numerosa colonia irlandesa molesta por la forma abierta y sincera con la que se expusieron los datos esenciales de la situación socio-ecónomica de la colonia inglesa. El público lanzó papas a los actores y algunos de ellos contestaron la agresión con los mismos proyectiles. La astuta lady invitó al presidente Theodore Roosevelt a la siguiente función y, de esa manera, logró que los reventadores se calmaran. En la temporada neoyorkina incluyeron una obra de Yeats y varias pequeñas obras de lady Gregory. En las siguientes giras a la ciudad cuya policía, en su mayor parte, era de origen irlandés, el Abbey estrenó obras de Sean O’Casey, Sam Shepard y O’Rowe, y puso en escena un revolucionario montaje del Juan Gabriel Borkman, del maestro Henrik Ibsen.

Hace unos días fui al Irish Arts Center para asistir a la primera función de la reciente gira del Abbey a Nueva York. El centro, activo y hospitalario, organiza semanas de poesía, da clases de baile irlandés, presenta obras de teatro y participa en actividades comunitarias en el corazón enfermo de esa zona de la ciudad que lleva el ominoso nombre de La cocina del infierno.

Un monólogo inteligente y conmovedor, Maeve’s House inauguró la gira del teatro nacional de Irlanda. El texto es de uno de los grandes actores de ese país, Eamon Morrissey, y la dirección está a cargo de Gerard Stembridge, experimentado maestro de teatro irlandés que se especializa en obras de Yeats, O’Casey, Synge y lady Gregory.

La obra gira en torno a la periodista y escritora (es lo mismo) irlandesa Maeve Brennan y nació de un hecho misterioso: Morrisey creció en una casa ubicada en un barrio de clase media de Dublín. En esa misma casa vivió Maeve antes de partir rumbo a Washington.

Son muy bellos los cuentos de Maeve y se hizo famosa por sus reseñas para la sección Talk of the Town del New Yorker. En ellas comentó con inteligencia y buen estilo los acontecimientos diarios de una ciudad en pleno proceso de crecimiento y de formación de una poderosa manera de ser (no uso deliberadamente la sospechosa palabreja “identidad”). Sus cuentos, en cambio, están ubicados en su mayor parte en el barrio de la infancia, en un Dublín en plena lucha y en constante crisis.

Maeve fue una periodista ejemplar que supo combinar la profundidad en el análisis con el ingenio y el humor propios de la actitud irlandesa. Su vida terminó trágicamente, pues el alcohol la derrotó y se perdió, como cualquier bag lady, en las calles de la ciudad que tanto amó, analizó y comentó. Morrisey cubre la hora y diez minutos del monólogo con un estilo de actuación sutil y contenido.

Mucha historia y muchas tablas viajan sobre los hombros del mítico Abbey de Dublín. Ahora nos habla de Maeve Brennan, de su alegría y de su dolor. Todos pensamos un poco en los dos polos de lo femenino en Irlanda: lady Gregory y la Crazy Jane, de Yeats. Maeve juntó a las dos mujeres en su generosa e inteligente vida y en la ebriedad de su decline and fall.

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