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El Auditorio Nacional, finalista de los premios Billboard Touring en la categoría Top Venue

La necesidad de entretenimiento surge con la misma fuerza que la de comer

Es un requerimiento de sociedades complejas y con problemáticas urbanas que causan desgaste, afirma Gerardo Estrada, coordinador ejecutivo del recinto

La gente se queja si aumentan los precios de la ópera, pero en el área popular, paga sin reticencia; es una paradoja, dice

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El Auditorio ofrece y garantiza entretenimiento de gran calidad, asegura el sociólogo Gerardo EstradaFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Lunes 11 de noviembre de 2013, p. a13

La necesidad del entretenimiento es un requerimiento que surge con la misma fuerza que cuando se tiene la de comer, asegura Gerardo Estrada, coordinador ejecutivo del Auditorio Nacional, finalista en el certamen Billboard Touring Award 2013 en la categoría Top Venue, en la que están teatros de hasta 10 mil localidades.

Ya en 2007 el foro capitalino recibió ese premio, que reconoce al mejor recinto del año en el mundo por sus logros en la industria del entretenimiento: ingresos en taquilla, número de espectáculos y días de ocupación. La ceremonia de la premiación a lo mejor de la industria del espectáculo mundial celebrará su décima edición el próximo 14 de noviembre, en Nueva York.

En sociedades tan complejas y con problemáticas urbanas que todos los días provocan desgaste, hay una necesidad de buen entretenimiento, lo que el Auditorio Nacional ofrece y garantiza con gran calidad. Eso hace que la gente esté dispuesta a hacer un esfuerzo (por pagar los precios de las entradas). México es una potencia en cultura popular. Nuestros compositores están a la altura de los mejores del mundo; también nuestros intérpretes, comenta en entrevista con La Jornada el sociólogo Gerardo Estrada.

Otras fuentes de ingresos

–Regularmente los precios no son muy económicos. ¿Qué hace el Auditorio para hacer accesible la cultura popular?

–Trata de encontrar patrocinios, otras fuentes de ingresos que permitan que los precios no sean muy altos. Los que contratan son los promotores, los cuales se preocupan por hacerse llegar recursos de compañías (patrocinadoras), lo que contribuye a bajar los costos. Hay una paradoja, porque la tecnología ha hecho que los retos sean más complicados, y eso hace más costosa una producción. Es como la ópera, que en México, la más cara ha sido como de un millón de dólares, y en Nueva York, la más barata es de dos millones. Es que el artista, el escenógrafo... cada vez exigen más.

“Sin embargo, hay otra parte que también se debe tomar en cuenta: la creatividad. La puesta en escena más impresionante que he visto en mi vida fue en París en los años 80. Era El rey Lear, que dirigió Ingmar Bergman. Tenía una escenografía negra y ningún mueble. Para simular el trono, el rey se sentaba en un siervo y te daba una idea del poder”.

Estrada, quien ha sido director del Instituto Nacional de Bellas Artes, coordinador de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México, y titular del Instituto Mexicano de la Radio y de Fmx Festival de México, entre otros cargos institucionales en el área cultural, afirma que en México la gente repela de los costos de la vida cultural. Se queja si hay un aumento en los precios de la ópera o de un concierto sinfónico. En cambio, en estas áreas (la popular), está dispuesta a pagar sin reticencia cuotas mucho más altas.

Agrega: “Eso es una paradoja que no deja de sorprenderme porque evidentemente la ópera es un espectáculo más caro que cualquier producción de música popular, porque la formación de un artista requiere más tiempo en el mundo de la cultura. No quiero decir que el talento sea diferente, porque en ambos lados existe; en ambas partes hay creatividad y trascendencia.

Compositores como Juan Gabriel o Armando Manzanero hacen la historia cultural de México. Aquí, en el Auditorio Nacional el talento es más a flor de piel. El otro necesita de una formación académica. Aquí es otro tipo de lógica: la de mercado, por eso tiene mucho más fácil aceptación a temas como los costos.

En su recuento anual –de noviembre de 2012 a mayo de 2013–, la revista Billboard colocó al Auditorio Nacional como el segundo foro con más ventas en la categoría de teatros con capacidad de 5 mil a 10 mil personas.

En julio pasado también fue reconocido como el teatro que vendió más boletos en el mundo en la primera mitad de 2013, por encima de foros como el Royal Albert Hall de Londres, según datos publicados por la revista estadunidense Pollstar.

Ocupado hasta mediados de 2014

Estrada, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, revela que el recinto está completo en su programación en lo que resta del año y la mitad del otro. Sin embargo, reconoce que ha cambiado respecto de hace 20 años, cuando no había competencia. Ahora, en distintos foros hay 30 mil butacas más para espectáculos. Pero antes el Auditorio era el único en México. No obstante, posee una característica que ninguno tiene: su ubicación. Aunque por primera vez enfrentamos competencia, es el lugar más demandado. Este semestre, en el Distrito Federal fue el que vendió más boletos, pese al Foro Sol.

–¿Existe el favoritismo para con ciertas promotoras?

–La realidad es que algunas son grandes y tienen más propuestas que ninguna. Pero nuestra intención es equilibrar, y creo que lo hemos logrado. Nadie concentra más de 30 por ciento de la programación. Alentamos, incluso, el desarrollo de productoras. Hemos tratado de evitar que los espectáculos se concentren en un solo productor.

Para ello, argumenta, hay un grupo de gente con conocimiento sobre el mundo del espectáculo que trabaja con nosotros, que son el filtro que analiza las propuestas. Hay un trabajo de sensibilidad.

La cualidad que debe tener el director de algún festival o de un recinto es pasión. Lo que hago me gusta y lo disfruto. Me emociona el aplauso. Te das cuenta cuál es el momento en que el artista hace contacto con el público, algo que no todos logran.