El arco es un arma mortal milenaria. Esta es la primera sentencia que algunos entrenadores recuerdan a quienes se inician en el deporte que lo utiliza. Es un arma, pero persiste como tecnología en la disciplina que cada ciclo olímpico atrae las miradas durante unos días y después se olvida, como tantas otras, admiten los arqueros que ayer domingo participaron en el Challenge de tiro en el Monumento a los Niños Héroes en Chapultepec.

El graderío que se montó a lo largo del paseo que desemboca en el monumento se encontraba repleto y animado. Atento a una disciplina donde los competidores no sudan ni se desplazan, pues todo el arte está en la concentración y la precisión técnica.

Todos miraban el ritual guerrero de los tiradores y giraban rápidamente para seguir la trayectoria de una flecha que, no obstante, jamás puede captar el ojo humano. Para eso estaban las pantallas que arrancaban gritos y lamentos, dependiendo de si los mexicanos se aproximaban a la diana o si eran superados por los rivales del Resto del Mundo.

Sólo exhibición

La competencia no era real. Fue una exhibición que convocó a lo mejor de este deporte a escala mundial. Un equipo estuvo integrado por los connacionales Juan René Serrano –uno de los corresponsables de la organización de la actividad– y los medallistas olímpicos Luis Abuelo Álvarez, Aída Román y Mariana Avitia, entre otros. El rival fue un combinado de arqueros de distintos países, entre ellos Corea, Italia, Francia, Alemania y Estados Unidos.

Pero no fue fácil medirse ante un tricampeón mundial y ganador de oro olímpico como el coreano Oh Jin Hyek, o de la campeona europea Karina Winter. Todos ellos fueron algunas figuras que integraron el equipo Resto del Mundo, que venció 14 a 6 a los tricolores después de 18 partidos consecutivos.

El coreano Oh Jin Hyek sometió con paciencia artesanal al Abuelo y a Juan René Serrano, quienes, a pesar del buen desempeño y el pulso templado, no pudieron con un contrincante que parecía tener blindada la mente.

El Altar a la Patria fue el escenario de la demostraciónFoto María Meléndrez Parada

Italiana despachada

En cambio, Aída Román hizo un despliegue de control impresionante, en el que parecía que antes de cada tiro suspendía el curso del tiempo y no le temblaba ni un cabello. Luego se escuchaba el silbido de la flecha invisible y el sonido de la estocada al acertar en la diana. Así despachó a la italiana Jessica Tomasi –quien obtuvo bronce en el campeonato mundial de 2013– y blanqueó a la alemana Karina Winter.

Algunos duelos fueron tan cerrados que de pronto el silencio en el monumento a los Niños Hérores resultaba anómalo, hasta que todos celebraban un tiro enmarcado por las copas de los árboles de Chapultepec y coronados por el Castillo, escenario que conmovió a los arqueros mexicanos y visitantes.

Es imponente, eso puede distraer, admitió Aída Román.

La lucha siguió durante los intervalos de silencio y aplausos, con la emoción que provoca la proeza de estos deportistas que aciertan a una distancia de 70 metros. Sin embargo, al final los mexicanos no consiguieron revertir la desventaja que se fue ampliando y cayeron ante los visitantes.

Pese a la derrota, todos estaban felices. El escenario, la asistencia y el ambiente que se vivió mantenían emocionados a los participantes y organizadores, como la Conade, el Comité Olímpico Mexicano y el Instituto del Deporte capitalino.

El objetivo parecía que había dado en el blanco: llamar la atención de la Federación Internacional de Tiro con Arco para que sean testigos de que México es un firme candidato para convertirse en sede del Mundial de la especialidad, en 2017.

Por ahora, aún sin competencia internacional cercana para llamar la atención, las miradas se dirigieron a este deporte, en donde los ojos siguen la trayectoria de un objeto invisble.