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No Sólo de Pan...

El plato del buen comer

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l bien comer sugiere, en su acepción de ponderación, la cantidad de comida ingerida, mientras que el buen comer sugiere también la calidad de la comida. El diccionario Moliner escribe al respecto: bueno: se aplica a cosas que en cualquier aspecto son como debe ser, conviene o gusta que sean. En otras palabras, el bien comer podría interpretarse como comer bien, o sea bastante y hasta mucho. En cambio buen comer implica que la comida está buena, sabrosa y saludable. Por ende usamos esta expresión deliberadamente en la comparación de nuestra propuesta con las dos más conocidas, a saber:

1, La elaborada por el departamento de Salud Pública de la UNAM con el registro de la Norma Oficial Mexicana NOM-043-SSA2-2005, donde se aprecia que frutas y verduras son un tercio de la composición del plato, un tercio son proteínas animales y vegetales y un tercio son cereales con predominancia del trigo refinado.

2, La del Instituto Nacional de Nutrición propone una mayor la proporción de trigo incluido pan dulce y no distingue los glúcidos no procesados (frutas frescas) dentro del 65% que representan, además aparecen los lípidos en mayor cantidad que las proteínas animales.

3, El Plato del sur y centro del buen comer mexicano que proponemos tiene frutas y verduras en 50%, 25% de cereales con predominancia absoluta del maíz, 25% de proteínas vegetales, 20% de proteínas animales y 5% de lípidos, como puede verse en la tercera imagen. Por falta de espacio no presentamos la del Plato del norte del buen comer mexicano cuya composición de cereales tiene una mayor proporción de trigo y entre las proteínas, los cárnicos y lácteos aumentan en detrimento de las proteínas vegetales.

La diferencia de estas imágenes radica en que los expertos suelen tener una visión nutrimentalista de la alimentación sin caer en cuenta que ésta es igualmente aplicable a la alimentación animal. Porque muchos de ellos se niegan a aceptar que sólo una visión cultural de la alimentación incluye nutrición, salud y cocinas, es decir, sabores remotos en la conciencia cuya recuperación es la única solución para abolir los malos hábitos inducidos por las transnacionales de la comida chatarra. ¡Ya es tiempo de formar nutriólogos en alimentación mexicana y dejar de copiar el plato norteamericano! ¡Es tiempo de dejar de hacer el juego a empresas nacionales y transnacionales beneficiando sus intereses financieros!