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Desde otras ciudades

Wolfsburg: 75 años de modernidad

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Phaeno, símbolo de la diversidad cultural en AlemaniaFoto Lars Landmann
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na pequeña ciudad de 120 mil habitantes en el norte de Alemania se ha convertido en un ejemplo de modernidad y tolerancia a tan sólo 75 años de su fundación. En 1938 se instaló aquí lo que llegaría a convertirse en la fábrica de autos más grande del mundo del conocido consorcio alemán, que llegó a México en los años 60 del siglo pasado con el bautizado Vocho.

Wolfsburg intenta ser algo más que la ciudad de la histórica fábrica de autos alemana. Celebra este año su 75 aniversario con un lema donde la participación del ciudadano común ha adquirido un valor agregado, editando las historias personales de los habitantes que han crecido a la par de esta ciudad en permanente construcción.

Conviven aquí más de 100 nacionalidades: italianos, rusos, tunecinos, turcos, españoles, serbios, afganos, polacos, japoneses, chinos, croatas, brasileños, dominicanos, portugueses, cubanos y también muchos mexicanos y mexicanas. Aquí se celebra la fiesta musulmana del ramadán de la misma manera que la independencia mexicana, la fiesta de los cerezos japonesa o la befana de los italianos, que invaden el escenario wolfsburgueño, ya en la tercera generación de los primeros obreros llegados en la posguerra para reconstruir el país.

La nación alemana es además de la primera potencia europea, el país con más extranjeros en Europa. La multiculturalidad de Wolfsburg es uno de sus sellos de distinción. Ejemplo también de modernidad y desarrollo, ésta es una ciudad próspera que ostenta un lugar privilegiado con uno de los mayores PIB per cápita.

La impresionante obra de una de las principales figuras de la arquitectura contemporánea, la anglo iraquí Zaha Haddid, alberga el centro de ciencias Phaeno, en el centro de la ciudad, siendo el más grande en su tipo en Alemania. La silueta del Phaeno podría parecer un barco de acero suspendido a ocho metros del suelo por 10 conos de hormigón con apariencia de nave espacial.

Alia Lira Hartmann, corresponsal