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Obama urge al Congreso a aprobarla antes de que finalice el verano

Avanza reforma migratoria en EU; supera bloqueo en el Senado

Aún es largo el camino hacia una ley; en la Cámara de Representantes buscarán descarrilarla

Legisladores republicanos advierten que no prosperará sin un severo control fronterizo

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El presidente Barack Obama durante el mensaje de ayer para urgir a congresistas a aprobar una reforma migratoria integral. Lo acompañaron líderes empresariales, sindicales y religiosos, entre otrosFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de junio de 2013, p. 19

Nueva York, 11 de junio.

El presidente Barack Obama instó hoy al Congreso a aprobar, para finales del verano, la reforma migratoria integral que ahora está ante el pleno del Senado, donde se intentará su aprobación en las próximas tres semanas, sólo para enfrentar después un futuro aún más incierto ante la cámara baja este año.

Hoy el Senado acordó proceder por 82 votos a favor y 15 en contra, superando los 60 requeridos para impedir su bloqueo, hacia el debate del proyecto de ley elaborado por un grupo bipartidista de ocho senadores. En su primera escala, ante el Comité Judicial de la cámara alta, se presentaron alrededor de 300 enmiendas, y se espera que decenas más sean consideradas. La meta expresada por Harry Reid, líder de la mayoría demócrata, es concluir el proceso y aprobar el proyecto de ley antes del receso legislativo del 4 de julio.

Millones de personas en comunidades inmigrantes que viven en las sombras en este país –en un clima de temor generado tanto por fuerzas antimigrantes como por algunas de las políticas del gobierno de Barack Obama, que han detenido y deportado indocumentados en cantidades sin precedente (unos 400 mil al año)– escucharon al presidente promover la reforma y poner énfasis en el incremento a las medidas de seguridad fronteriza y el estricto control de la inmigración.

Ahora, los indocumentados tendrán que observar a los senadores debatir las condiciones que deberán aceptar por el privilegio de vivir en este país, y ver bajo qué condiciones se les permitirá trabajar, estudiar, tener acceso a servicios de salud y viajar para ver a sus familias.

El presidente Obama, en un mensaje desde la Casa Blanca, rodeado de representantes nacionales de la inusual coalición pro- reforma de empresarios, sindicatos, religiosos, comunidad latina, estudiantes inmigrantes y oficiales de seguridad pública, recordó que esta es una nación de inmigrantes, y advirtió a los senadores que si verdaderamente toman en serio componer el sistema (de inmigración), este es el vehículo (legislativo) con qué lograrlo. Si no lo toman en serio, si piensan que un sistema descompuesto es lo mejor que Estados Unidos puede hacer, entonces supongo que tiene sentido bloquearlo. Indicó a los legisladores que el Congreso necesita actuar y el momento es ahora.

Este proyecto de ley no es perfecto, afirmó, al señalar que la propuesta de 867 páginas es producto de negociaciones y concesiones donde nadie conseguirá todo lo quiere. Consciente de que el futuro de la propuesta enfrenta la oposición de conservadores, sobre todo republicanos, Obama subrayó que el proyecto incluye las medidas de control fronterizo más extensas en la historia del país, y reiteró que el flujo de inmigración indocumentada está cerca de los índices más bajos en décadas.

El presidente también aseguró que el proceso de legalización y la vía hacia la ciudadanía incluida en la propuesta es larga y difícil, con condiciones que incluyen el pago de impuestos, una multa, aprender inglés, y después de todo eso, formarse al final de la cola a quienes soliciten la ciudadanía. En promedio, dijo, el proceso implica unos 13 años de espera.

A pesar de estas medidas para apaciguar a opositores, varios senadores republicanos, incluidos el líder de la minoría Mitch McConnell, los influyentes John Cornyn y Marco Rubio (quien fue uno de los autores de esta versión del proyecto de ley) han dicho que esta versión no prosperará si no se fortalecen las medidas de control fronterizo y de seguridad. Cornyn, por ejemplo, considera proponer una enmienda que impone como condición para iniciar las medidas de regularización de indocumentados que la frontera sea sellada ciento por ciento.

El liderazgo republicano de la Cámara de Representantes, donde hay aún más oposición que en el Senado, también ha expresado la necesidad de asegurar la frontera e imponer mayores controles y requisitos a la comunidad indocumentada antes de proceder con cualquier medida de regularización y legalización.

Gran parte del debate girará en torno a este asunto, aunque para algunos conservadores el objetivo es descarrilar el proceso por completo, pues consideran todo intento de legalización como una amnistía para los ilegales.

Para los promotores –la Cámara de Comercio, la central obrera AFL-CIO y otros sindicatos como el SEIU, las cúpulas de las iglesias católica y varias protestantes, algunas (pero no todas) de las organizaciones nacionales latinas y una amplia gama de agrupaciones de promoción y defensa de los derechos de los inmigrantes– las medidas ya incluidas en el proyecto como el proceso de regularización de 11 millones de indocumentados (sobre todo el derecho a trabajar y viajar legalmente), algunas medidas para reunificar familias, la legalización acelerada de indocumentados que llegaron como menores de edad, la inclusión de programas de trabajadores huésped, el aumento de ciertos tipos de visas de trabajo y la vía a la ciudadanía son suficientes como para endosar y promover la versión ante el Senado.

Pero también hay críticos proinmigrantes que denuncian que la propuesta ofrece más militarización de la frontera y otras medidas de control a cambio de la legalización, y que éstas sólo empeorarán las condiciones que han resultado en miles de muertes en la zona.

Por otro lado, agrupaciones como la Red Nacional de Organización de Jornaleros respondieron al discurso de Obama con la petición de que sea más consecuente con sus palabras. Es muy amplia la distancia entre la retórica del presidente y sus acciones, y para cerrar esa brecha Obama tiene que acabar con las mil 100 deportaciones diarias que actualmente supervisa, así como los programas que han criminalizado a los inmigrantes.

Observadores políticos consideran que las fuerzas proreforma ahora están ante una coyuntura más prometedora que las anteriores, ya que parte de la cúpula republicana considera, después de la derrota electoral que sufrió el año pasado, que el futuro político del partido depende de reparar relaciones con la comunidad latina de este país, y que la reforma migratoria es clave en ese intento.

Para algunos expertos, como Demetrios Papademetriou, presidente del Migration Policy Institute, si la arquitectura básica de la propuesta logra sobrevivir el proceso legislativo, la reforma, con todas sus carencias, representaría un cambio significativo y positivo para millones de inmigrantes actuales y futuros en este país.