Sociedad y Justicia
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Marchan en Chicago 500 mexicanos sin documentos, sin miedo y sin pedir disculpas

Exigen a Obama detener más de mil 100 deportaciones diarias en Estados Unidos

Piden 16 niños que sean liberados sus padres, oriundos de México, Honduras y El Salvador

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En la protesta, que tuvo una duración de cuatro horas, los latinos compartieron sus historias ante centenares de simpatizantes y medios de comunicaciónFoto Julio Alejandro
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Lunes 11 de marzo de 2013, p. 45

Chicago, Illinois, 10 de marzo.

“Obama, Obama, don’t deport my mama”, corearon ayer cientos de mexicanos en una manifestación que exigió al presidente estadunidense detener las más de mil 100 deportaciones de inmigrantes indocumentados que diariamente suceden en Estados Unidos. En el acto, que culminó en la Plaza Federal de Chicago, estudiantes indocumentados develaron su identidad como ilegales, dando continuidad al proceso masivo de salir de las sombras.

Quintiliano Ríos y Genoveva Abuelita Ramírez, ambos nacidos en el Distrito Federal, pidieron a los más de 500 activistas y simpatizantes presentes ponerse una mano en el corazón y acompañarlos en su primera declaración pública en la que develaron a gritos su situación como inmigrantes: sin documentos, sin miedo, sin pedir disculpas.

Luego, una decena de jóvenes, todos latinos salvo una filipina, siguieron el ejemplo de Ríos y Ramírez y compartieron sus historias ante centenares de simpatizantes, medios de comunicación e incluso algunos policías presentes. Queridos padres, nunca los vamos a abandonar, dijo Quintiliano, quien explicó a La Jornada que su padre, policía preventivo, falleció víctima de la violencia, y que a falta de dinero su madre tuvo que llevarlo a él y a su hermana a Estados Unidos desde que eran niños.

Francisco Salgado, otro latino indocumentado, explicó que él arribó cuando tenía dos años: mi mamá dormía cuatro horas al día para poder darnos de comer. Ahora quiero estudiar una carrera, pero me niegan los apoyos gubernamentales financieros. Quiero viajar y conocer el mundo, pero no tengo visa o pasaporte que me den esa oportunidad.

El reverendo Chris Griffin, afroestadunidense de la parroquia First Baptist Congregational Church, dio inicio a la manifestación con una oración: Señor, te rogamos por justicia y unidad entre las naciones, ablanda los corazones de los líderes políticos para darle una reforma migratoria a nuestros hermanos latinos y mexicanos, dijo a unos kilómetros del barrio puertorriqueño de Chicago.

En la protesta, que duró cuatro horas, 16 niños mexicanos, hondureños y salvadoreños pidieron el retorno o la liberación de sus padres y el cese de los procesos de deportación. Los niños marcharon por el barrio griego de Chicago acompañados de Alberto Cerón, quien dijo que su hija, Ashley, militar muerta en Kuwait a los 20 años, no alcanzó la edad legal suficiente para transferir la ciudadanía a sus padres y por eso sigue triste, enojado, e indocumentado.

Jorge Cervantes, oriundo de la ciudad de México, los leoneses Juan Muñoz y Jorge Cervantes, el guatemalteco Víctor Hernández, el salvadoreño Cesar Henríquez y la ciudadana estadunidense Elia Arenas, nativa de Michoacán, marcharon encadenados de pies y manos, representando a los migrantes legales que sufren de discriminación policiaca-racial y son detenidos o encarcelados sólo por su apariencia física o por no poder comunicarse en inglés.

Cincuenta jóvenes asiáticos, en su mayoría coreanos, tocaron changu, buk, kwangerí y jing para motivar a los mexicanos. También participó la Alianza para el Empoderamiento y Derechos de los Inmigrantes Filipinos y el Concilio Judío de Asuntos Urbanos.