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El ex líder del blanquiazul defiende el anteproyecto de reforma a los estatutos del partido

Hay que hacer una rehabilitación ético-cívica del PAN: Bravo Mena
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Luis Felipe Bravo Mena, en imagen del 25 de septiembre pasadoFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Lunes 11 de marzo de 2013, p. 23

Luis Felipe Bravo Mena, ex dirigente del PAN, defendió el anteproyecto de reforma a los estatutos de este partido, entre otras razones porque rompe el juego de los grandes grupos de poder en la construcción del Consejo Nacional, el órgano facultado para elegir al presidente del instituto.

Integrante de la Comisión de Evaluación y Mejora que construyó la propuesta de cambio, atribuyó algunas críticas al documento a que no han terminado de cicatrizar las heridas por la derrota electoral de julio pasado, y a cierto inicio de la competencia por la dirigencia nacional, prevista para diciembre próximo.

Ex embajador de México en el Vaticano, Bravo Mena presidía el PAN cuando éste ganó la Presidencia de la República en 2000. A unos días de la asamblea nacional extraordinaria del 16 y 17 de marzo, convocada para reformar los estatutos, el ex candidato a la gubernatura del estado de México dialoga con este diario sobre la reforma.

–¿Cuál es su lectura de lo que ocurrió en la última sesión del Consejo Nacional, en la que se rompió el quórum y se registraron críticas a la iniciativa?

–El partido no ha acabado de conciliar sus sentimientos respecto a la derrota del año pasado. Todavía hay heridas abiertas. La comisión trabajó seis meses, pero finalmente el proyecto no satisface, porque no nos hemos dado la oportunidad de reconciliarnos y entonces no gusta lo que hacen los otros o se piensa que una propuesta puede favorecer a unos y dañar a otros. Ese es el fondo de la problemática.

Hay que decir que el proyecto introduce novedades que rompen mecanismos de trabajo a los que quizá algunos proyectos políticos estaban ya acostumbrados. ¿Cuáles son estas reglas? Fundamentalmente la elección de consejeros. La norma actual establece que la asamblea nacional los elige, pero eso propiciaba que los grupos con fuerza nacional circularan listados o que hicieran alianzas con agrupaciones regionales, para construir el consejo. Ahora se propone elegir en los estados y que en éstos no se vote más que por 20 por ciento del conjunto de las candidaturas presentadas, con lo se rompe el juego de las listas, que les daba mucho poder a los grupos nacionales y a los estatales. De esta manera democratizas la elección. Otra parte que tiene la propuesta es que el número de consejeros que tenga cada entidad no sea en razón del número de habitantes que tiene, sino que se haga con base en una fórmula que combina dos factores: uno, el porcentaje de votos que tiene el PAN en ese estado, o sea, premiar el desempeño electoral de la organización, y el otro criterio es el número de militantes que tenga. Quienes rechazan la propuesta argumentan que se debilita el concepto de asamblea nacional, y sí hay que tener cuidado respecto a lo que las autoridades electorales han definido sobre las asambleas nacionales. Pero creo que no es imposible combinar las dos cosas. Lo que no podemos seguir es con unas inercias que premian simplemente la nada. Hay estados con gran cantidad de habitantes, pero con pésimo desempeño electoral del partido, que tienen un peso injustificable y un gran número de consejeros simplemente por la población que tienen. Me estoy refiriendo particularmente al estado de México y el Distrito Federal.

–¿Por qué se propone desaparecer la figura del militante adherente?

–Porque el adherente en estricto sentido es un simpatizante, que quiere colaborar en algunas tareas, pero sin tener mayores obligaciones. Con el tiempo esa figura se deformó, le empezamos a dar derechos; a votar, por ejemplo, en los procesos internos. ¿Qué estimuló esto? Pues simplemente que se inflara el padrón con votantes de ocasión, que no tenían el menor interés de militar. No quiere decir que el PAN deje de tener simpatizantes; al contrario, en el proyecto se contempla su presencia, pero no en el contexto anterior. Por lo demás, al militante se le pide mayor cumplimiento de actividades y de obligaciones. ¿De qué se trata? De tener activistas, trabajadores políticos, gente comprometida, que se moje, no simplemente nombres apuntados en una lista que es convocada cuando va a haber elecciones internas.

–¿Qué se plantea sobre ­candidaturas?

–El proyecto establece que se reconozca un abanico de posibilidades para la elección de candidatos. La tradicional elección por miembros activos, la designación y la abierta a todos los ciudadanos.

El Comité Ejecutivo Nacional (CEN) decide sobre el método a utilizar, en elecciones federales, y los comités estatales en las locales. Lo que queremos es romper la rigidez que hoy existe en el estatuto, porque eso da a pie a impugnaciones en los tribunales y después éstos, resuelven los temas a cuatro días de las elecciones. La crítica que se hace a esta propuesta es que se está abriendo la puerta a prácticas que no son democráticas. Lo que se puede responder es que todo es democrático si lo haces con reglas claras. La designación no necesariamente es un dedazo, si se hace tras consultar al ciudadano y al militante. En fin, espero que las visiones diversas sobre el tema se expongan con toda serenidad y claridad para mejorar el proyecto, y quitar a esto la carga del inicio de cierta competencia por la presidencia nacional.

–¿Cómo se podría solucionar el actual enfrentamiento en el PAN?

–No se puede forzar. Hay que dar tiempo a que fluya esta catarsis, porque por lo visto no han sido suficientes seis meses.

–¿Qué tipo de asamblea se avecina?

–El CEN tendrá sesión (este lunes) para acabar de configurar el proyecto y llevarlo a la asamblea. Espero que se recojan las observaciones y las inquietudes válidas. Tendremos una asamblea con debate. No será en automático ni en 24 minutos. Si no se logra el consenso o la mayoría, seguramente lo mejor será que con toda claridad se diga que no estamos listos para procesar esto y vamos a otro momento.

–¿Es factible postergar la asamblea?

–Jurídicamente se puede, pero no deberíamos comenzar por plantear ese escenario. El origen de todo esto era cierta premura en resolver los problemas del PAN, y la premura no ha desaparecido.

–Algunos panistas consideraron que la propuesta no contiene la cirugía mayor que requiere el PAN y había llegado el momento de que los militantes votaran directamente por sus dirigentes.

–A la mejor necesitamos oír qué entienden por cirugía mayor y esa idea la estudiamos mucho, pero vimos que crea unos líos enormes y, lejos de fortalecer, debilita. Por eso no se propuso. La verdad, no deseo nada que tener las mejores normas para una nueva etapa del partido, consciente de que el problema no está en las reglas.

–¿Dónde está?

–En las personas y la manera que se entiende militar en el PAN.

Cuando pones por encima de la ética el lograr un puesto público, ganar una competencia interna a como dé lugar, entonces la mejor norma la echas a perder. Hay que hacer una rehabilitación ético-cívica del partido.

–Eso es difícil.

–Tenemos que convencernos de que es así o no hay salida. O es así o no hay PAN. Será otra cosa, una organización política que va a ir dando tumbos hasta que desaparezca. En el fondo lo que el partido necesita es volver a ser PAN y no una mala copia del PRI.