Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 25 de noviembre de 2012 Num: 925

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora bifronte
Ricardo Venegas

Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova

Museo de la Memoria
de Rosario: el derecho
a la dignidad

Rubén Chababo

Bryce y el Premio FIL
Marco Antonio Campos

Ganar el “Nobel
de los chicos”

Esther Andradi entrevista con María Teresa Andruetto

El placer en la trampa
de la postmodernidad

Fabrizio Andreella

Retratos de
Álvarez Bravo

Vilma Fuentes

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Columnas:
Perfiles
Neftali Coria
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
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Al Vuelo
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La Otra Escena
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Hugo Gutiérrez Vega

Edgardo Rodríguez Juliá,
puertorriqueño universal (II Y ÚLTIMA)

Son muchas las afinidades que Edgardo tiene con escritores de distintas épocas y de varios países. Su formación en colegios religiosos le permitió acercarse a los clásicos y más tarde a los escritores católicos, especialmente a los franceses y a los ingleses. Aunque su temática es muy diferente, algo hay en la obra edgardiana (como autor de una saga novelística tiene derecho a esa clasificación) de la tensión espiritual de Mauriac y de Bernanos. Con el primero comparte las angustias del sentimiento de culpa y el consuelo de la compasión. Bernanos le entrega su noción de la gracia, su idea del pecado y de la presencia de Satán en el mundo y en las ateridas almas de los hombres. Chesterton y Graham Greene son sus compañeros en la mirada irónica, en la búsqueda de la verdad, en la construcción de las tramas y en la disciplina necesaria para escribir de un modo profesional. Pienso que en estos menesteres y gajes del oficio, Greene ha sido inspirador para Edgardo.

Las primeras novelas muestran una madurez inusitada. La renuncia del héroe Baltazar (obra llena de ironía y de inteligencia), La larga noche del niño Avilés (en ella triunfa la compasión) y El viaje a Yolaida, integran un ciclo en el cual la infancia del autor y la realidad humana del mundo antillano se unen para crear una saga novelada de los aspectos más urgentes de la condición humana.

Así como en la crónica se identifica con Mailer, Capote, Vidal y Monsiváis, en su segundo ciclo novelístico se afilia al partido de Dashiell Hammett y de Raymond Chandler (sin apartarse de Greene) y nos entrega tres novelas que van más allá de lo policíaco: Cartagena, Sol de medianoche y Mujer con sombrero panamá. He comentado ampliamente las dos primeras y estoy leyendo El espíritu de la luz. Pienso en dos personajes de Cartagena y de Sol de medianoche, Alejandro y el detective privado que, a su playero modo, homenajea a Chandler y a sus seres de ficción. Ambos son representantes de distintos modos de vida en la isla preciosa, vejada y humillada. Sin embargo, los personajes más entrañables de este ciclo son las mujeres. Todas, desde la pálida aristócrata y sus ahogados orgasmos, hasta la hermosa criolla de grupa empinada y de absoluta seguridad en sí misma. Al igual que Ibsen, Edgardo es un escritor de seres femeninos. La fascinación por ellas y sus misterios ocupan una buena parte del alma de nuestro escritor.

En un libro de ensayos, Mapa de una pasión literaria, Edgardo hace un recuento de su vida y sus trabajos. Nos cita a sus escritores admirados: Lezama, Carpentier, Palés Matos, Waugh, Greene, Claudel, Fuentes, García Márquez, Borges, Walcott, Césaire, Naipaul, Lowry, Bowles, Carver, Auster... y aventura una teoría de Puerto Rico y de su azaroso navegar por el agua antillana. En estos ensayos habla de De Hostos, el maestro que defendió el ser intransferible de lo caribeño y, por extensión, de lo latinoamericano y, en las siguientes páginas, se pone las botas de siete leguas y recorre el mundo y los tiempos para explicarnos su pasión por la literatura y el cine.

La piscina es la última novela de Rodríguez Juliá. La leí (y gocé) en una noche para preparar mi presentación. ¿Va a inaugurar con ella su tercer ciclo novelístico? No me atreveré a preguntárselo, pero espero que así sea, pues este texto que parte de la muerte del padre para iniciar la búsqueda del padre abre la puerta a un nuevo grupo de personajes, sobre todo de seres femeninos que llevan en sus manos los ritmos de la vida.

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