Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 9 de septiembre de 2012 Num: 914

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

James Thurber, humorista
Ricardo Guzmán Wolffer

La antisolemnidad
según Tin Tan

Jaimeduardo García entrevista
con Rafael Aviña

Rousseau y la ciudadanía
Gabriel Pérez Pérez

Razón e imaginación
en Rousseau

Enrique G. Gallegos

Rousseau o la soberanía
de la autoconciencia

Bernardo Bolaños

Rousseau, tres siglos
de pensamiento

El andar de Juan Jacobo
Leandro Arellano

Enjeduana, ¿la primera poeta del mundo?
Yendi Ramos

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Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


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El poder del pasado

Jorge Alberto Gudiño


Cárceles imaginarias,
Luis Leante,
Alfaguara,
México, 2012.

Se pueden escribir centenares de cuartillas que aborden el tema del pasado. Hablar en torno a lo ya sucedido lleva, sin duda, a discusiones bizantinas plagadas de lugares comunes. Sobre todo porque se asume al pasado como un hecho al que se puede llegar a través de diversas vías. Esta cosificación gusta de ignorar, de golpe, el relativismo oculto en dicho pasado. La desmemoria compite con la distorsión y las limitaciones de quien recuerda a la hora de errar en la construcción de lo que ya no existe; de lo que nunca será posible recrear a cabalidad porque sólo es la suma de todas esas perspectivas aglutinadas. De otra forma: el pasado es inasible. Quizá por eso es que resulta tan atractivo. Sobre todo para la literatura.

Construir el presente efectivo mientras se rescatan pistas del pasado es una estrategia común en la narración; ya sea que se realice mediante analepsis, investigaciones o recuerdos. Luis Leante (Murcia, 1963) es un especialista en estos ejercicios narrativos. Al menos es algo que salta a la vista en sus novelas más recientes. Cárceles imaginarias no es la excepción.

Matías Ferré es apenas la sombra de lo que pudo haber sido. Tras la muerte de Victoria, el amor de su vida, se dejó vencer por un alcoholismo galopante del que logró salir gracias a la ayuda de su hermano. Fue él quien lo convenció de optar por el puesto de bedel en el Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona. Un empleo inferior a sus capacidades: tan cómodo como anodino. Una serie de casualidades lo llevará a interesarse por los movimientos anarquistas de principios del siglo XX. Era el tema que Victoria estudiaba antes de su muerte.

Es un pequeño pretexto que despertará la curiosidad del historiador que fue. A partir de esa duda, irá desempolvando la historia de un curioso personaje: Ezequiel Deulofeu. Él no sólo rompió con su padre más de un siglo atrás. También fue perseguido por un atentado con bomba que no cometió y tuvo que huir a Filipinas, de donde sólo pudo salir viajando a Chile. Para ello consiguió papeles falsos y cambió de nombre. En cada uno de los puertos se enamoró de sendas mujeres como quien lo hace por vez primera, y a todas les juró una lealtad compleja y viscosa como la época que vivían.

Para un historiador cualquiera los hallazgos resultan cautivadores. Más para Matías que, conforme se adentra más en el pasado, más toma conciencia de la persona en la que se ha convertido. No por nada reanuda viejas amistades e inicia un romance por demás prometedor. Como en todas las novelas de Leante, el final es un portento de técnica: logra conjuntar todos los elementos planteados mientras relaciona dos momentos históricos casi imposibles: pasado y presente confluyendo para mostrar que, si la memoria no basta, existen algunos hechos irrefutables. Por si fuera poco, su prosa es de ésas en las que es fácil perderse: en las que el abandono resulta lo más aconsejable.



Alquimia del fuego inútil (antología poética, 1961-2010),
Armando Romero,
La Cabra Ediciones/UANL,
México, 2012.

Traducida al inglés, italiano, francés, portugués, griego, árabe, rumano, hindi y alemán, la obra de este poeta y narrador colombiano abrevó en las aguas tempranas del sesentero movimiento nadaísta en su natal Colombia, pero luego el autor de Un día entre las cruces y Cuatro líneas encontró nuevas rutas, geográficas y literarias, para desplegar las alas de su voz. De todo eso se nutre esta amplia antología poética, abarcadora de un medio siglo fecundo que Romero ha venido sembrando con decenas de títulos. Abre el volumen un prólogo a cargo de Arturo Gutiérrez Plaza.



Lectoras,
Juan Domingo Argüelles,
Ediciones B,
México, 2012.

Cabe preguntarse de dónde sacará tiempo el colega y compañero de páginas Argüelles, para sostener el ritmo productivo de una pluma –o un teclado– tan capaz de dar a la imprenta la cifra ya impresionante de libros escritos por el autor de Como el mar que regresa, Las aguas del relámpago y Ustedes que leen, por mencionar sólo tres de la extensa lista. Preguntarse únicamente de dónde sacará el tiempo, ya que es muy claro que el entusiasmo, la calidad y la pertinencia de su opus los obtiene de su permanente interés por enriquecer, con propuestas e ideas, el espectro intelectual y literario mexicano. De ello es muestra esta compilación de las conversaciones que Juan Domingo ha sostenido con algunas de sus pares: Sabina Berman, Carmen Boullosa, Dolores Castro, Martha Chapa, Beatriz Espejo, Margo Glantz, Bárbara Jacobs, Ethel Krauze, Mónica Lavín, Silvia Molina, Elena Poniatowska, Cristina Rivera Garza, Sara Sefchovich y Carmen Villoro. Rubrica el ancho volumen un epílogo escrito por Michèle Petit.