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Amador Montes: Los actos
El arte de Amador Montes (Oaxaca, México, 1975) abreva en las fuentes del imaginario híbrido y mestizo de la tradición oaxaqueña, tan rica en imágenes referenciales de mitos, leyendas y costumbres del mundo indígena, cuya fuerza ancestral permanece viva y palpitante. El mundo natural y animal han estado presentes en su pintura a través de representaciones híbridas de aves e insectos que habitan parajes oníricos. Su trabajo reciente, reunido en la exposición titulada Los actos, que se presenta en la Casa Lamm, se aleja de los estereotipos que invaden la pintura oaxaqueña, pletórica de bichos “empanizados” en gruesas texturas matéricas, y llama la atención por su proceso de investigación tanto iconográfica como técnica. En Los actos, el universo del circo se despliega en sus lienzos con un repertorio de imágenes que atrapan por la frescura de su representación visual.
El circo ha sido tema de inspiración de numerosos artistas por la carga simbólica de sus personajes, su colorido y movimiento, y por tratarse de un espacio para la fantasía que rebasa los límites y restricciones del mundo real. El circo es un universo per se donde simultáneamente se suceden acciones e historias que van ligadas a los malabares de personajes intrépidos y asombrosos que desafían la vida en sus actos de funambulismo. En la pista del circo, animales y humanos rompen las barreras de la naturaleza para fundirse en seres híbridos que el artista despliega en sus lienzos al ritmo de los trapecios y el equilibrio de la cuerda floja.
Los actos, de Amador Montes, es el resultado de una larga investigación y rescate de los elementos gráficos propios de la tradición del espectáculo circense, que el artista incorpora a sus composiciones como parte intrínseca de la lectura visual. Sus lienzos, sutilmente texturados a través de la superposición de diversas capas de pintura y fragmentos de material gráfico proveniente de los promocionales del circo, como carteles, boletos y afiches, devienen una suerte de palimpsestos en los que se entrelazan las imágenes y la tipografía en composiciones de una gran riqueza plástica que se relacionan con medios más apegados al diseño, como la serigrafía. El dibujo juega un papel esencial al hilvanar los elementos gráficos del collage con sus trazos delicados y estilizados.
Boleto |
Cabe destacar la investigación técnica que el artista ha llevado a cabo en la producción de estas piezas. A diferencia de su obra anterior, en la que predominaban una paleta fulgurante y gruesas texturas trabajadas con tierras, destaca ahora la intercalación de finas capas pictóricas que cubren sutilmente la superficie, haciendo destacar transparencias, opacidades y veladuras. Así lo explica el creador: “La técnica es el resultado de una experimentación con una pasta industrial que aplico sobre la superficie y después dibujo con grafito y la sello con una cera especialmente preparada para tal efecto; al final se pule para conseguir un brillo interesante que propicia en los blancos un tono aperlado.” Asimismo, su paleta ha dado un vuelco al abandonar la saturación cromática y se concentra en tonalidades más neutras, como el negro, el blanco, el ocre y el asfalto, alejándose de su producción anterior y del peligroso folclorismo que ha sido una tentación en muchos artistas locales, herederos de la tradición de Toledo, que han explotado hasta el agotamiento una especie de frívola y banal “oaxaqueñidad”. En esta muestra, Amador Montes rinde un homenaje pictórico a la magia, la fantasía y el asombro del universo circense, que nos recuerda que la vida misma –más allá de los límites de la imaginación– no es más que un gran acto de ilusionismo.
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