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El Museo de la Fotografía de Berlín reúne imágenes sexualizadas del artista alemán

Helmut Newton retrataba a mujeres porque las adoraba y se sentía protegido

El lenguaje de sus obras de los años 70 contribuye a la liberación femenina, afirma curador

Foto
Autorretrato con esposa y modelo. El juego de imágenes voyeuristas empleado en esta fotografía contribuyó a las críticas feministas de la épocaFoto Vogue Studio, París 1981 © Helmut Newton State
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Sábado 2 de junio de 2012, p. 8

Berlín, 1° de junio. A partir de este viernes, el Museo de Fotografía de Berlín exhibe imágenes legendarias del renombrado artista alemán-australiano Helmut Newton.

En la muestra pueden verse las imágenes que fueron publicadas en tres libros: White Women (1976), Sleepless Nights (1978) y Big Nudes (1981), que según el curador de la Fundación Helmut Newton, Matthias Harder, abarcan una de las fases más productivas de la obra del fotógrafo de origen judío.

Las imágenes, que muestran a sus modelos en provocadoras y sexualizadas poses –a veces vestidas y otras desnudas–, nunca habían sido vistas antes de forma conjunta. La viuda de Newton, June, quien incursionó en el mundo de la fotografía con el seudónimo de Alice Springs, presentó la muestra.

Helmut adoraba a las mujeres; tenía la sensación de que lo protegían y en realidad así sucedió muy a menudo en la vida real, afirmó la vivaracha dama de origen australiano quien dijo que nunca se sintió celosa de que su marido estuviera constantemente rodeado de mujeres hermosas. Las fotografiaba desnudas todos los días, pero no las tocaba, explicó.

Juego de miradas

En una de las imágenes titulada Autorretrato con esposa y modelos (París 1981), el espectador ve a través de un espejo a Newton retratando a una modelo desnuda, mientras su mujer observa la escena. El juego con el voyeurismo contribuyó al desarrollo de un particular estilo que en los años 70 fue calificado de sexista, e incluso de fascista, por feministas como la alemana Alice Schwarzer.

Las críticas feministas a la imagen de la mujer creada por Newton ya no tienen vigencia, asegura Harder, y agrega que Newton fue uno de los fotógrafos más influyentes del siglo XX, y su estilo vive ahora en la obra de otros artistas que han intentado copiarlo.

Tras la muerte de Newton, en 2004 en un accidente automovilístico, Berlín acogió a la Fundación Helmut Newton en el Museo de Fotografía que alberga su legado. Ahí se exhibe de manera permanente la serie llamada Big Nudes (Grandes desnudos). Inspirado en imágenes de tamaño natural de terroristas de la banda Baader Meinhof que eran buscados por la policía en la década de los 70, Newton muestra a sus modelos erguidas y con tacones, luciendo una desnudez desafiante.

Nacido en Berlín en 1920 en una acomodada familia judía con el nombre de Helmut Neustädter, se convirtió en uno de los fotógrafos más cotizados y famosos del mundo que también incursionó en el retrato y viajó a México para fotografiar a la diva María Félix, quien entonces vivía con un francés, al que trataba como esclavo, según recordó el mismo Newton en una entrevista concedida a La Jornada poco antes de su muerte.

Aunque son trabajos realizados hace 40 años, su lenguaje visual sigue siendo contemporáneo y ha significado una contribución a la liberación femenina, destaca Harder.

Su primer libro de imágenes, White Women (Mujeres blancas), publicado en 1976, cuando Newton tenía 56 años de edad, fue galardonado con el Premio Kodak y desde entonces sigue imprimiéndose. “Sigue habiendo compradores, clientes e interesados en su obra a quienes les gusta esa manera de ver a las mujeres, sus cuerpos y su ropa“, añade Harder.

Paralelo al tríptico newtoniano, se exhibe una serie de fotografías realizadas por un amigo de Newton, el holandés Jan de Wit, quien lo acompañó en un recorrido por Brandenburgo y las costas del mar Báltico adonde vacacionaba el hijo de un fabricante de botones con su familia. Se le ve vestido como niña cuando tenía unos siete años en una imagen en el centro de la sala que revela, según De Wit, el anhelo de su madre por una hija.

Helmut estaba escandalizado de que todo hubiera cambiado tanto tras el nazismo, la guerra y luego los años de existencia de la República Democrática Alemana (RDA). Eso fue un choque para él. Hicimos un viaje al pasado que, como en su infancia, concluyó en el balneario de Bad Heringsdorf, que todavía existe y de donde provenían los mejores recuerdos de su niñez, dice.

Se ve al célebre fotógrafo leyendo, recostado bajo la sombra de un árbol y mirando con sencillez a la cámara. Pese a su celebridad y a que siempre estaba rodeado de glamur, Helmut era una persona sencilla en lo privado. Estaba contento de hablar el caló berlinés que aprendió siendo niño, lleno de palabras anticuadas que ya no se usan, recuerda De Wit.

Newton emigró a Singapur huyendo del nazismo, a los 17 años, cuando ya llevaba casi tres años trabajando como asistente de laboratorio de la fotógrafa judía Iva, quien después fue asesinada en Auschwitz.

Jan de Wit contó la historia de una de las imágenes exhibidas donde se ve a Newton de 79 años de edad, fotografiando a un contemporáneo suyo que posa con desparpajo luciendo pantalones cortos y una pierna ligeramente doblada hacia adelante. “Era un turista que cuando vio que Newton lo iba a captar le pidió que también le tomara una foto con su cámara. Newton tomó su instrumento ruso y cuando iba a disparar, el hombre lo corrigió diciendo: ‘usted tiene que poner al fotografiado de lado y pedirle que doble un poco la pierna’. No sabía quién era Newton y no se lo dijimos, pero nos hizo reír mucho”.