jornada


letraese

Número 189
Jueves 5 de Abril



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate

opinion


Miguel García Murcia*

El sida y la brújula

Recientemente el Centro Nacional para la Prevención y Control del Sida (Censida) ha impulsado la publicación de una nueva guía de tratamiento para personas con VIH. El intento se ha topado con la oposición de activistas contra el sida; al menos 38 organizaciones a nivel nacional consideran que la nueva guía desatiende la opinión del grupo de expertos que había hecho las guías anteriores, se limitan las opciones terapéuticas, se anteponen criterios económicos a los clínicos y se hace de espaldas a la sociedad civil. A la defensa del documento ha salido la investigadora de la UNAM y doctora en bioquímica Carmen Soler, pero sus argumentos parecen ser insuficientes.
"Falta regulación sobre las recetas de medicamentos para el control del VIH/sida", esgrime la doctora Soler. Eso es erróneo, desde el 12 de noviembre de 2004 se decretó el uso obligatorio de la Guía de Manejo Antirretroviral para todas las instituciones de salud. Si la prescripción se realiza en forma inadecuada, es necesario considerar otros factores, por ejemplo: falta de monitoreo de la aplicación de las guías, falta de estrategias institucionales de actualización para el personal médico, y que hay pocos especialistas atendiendo a la población con VIH.
Por otra parte, la reducción de opciones terapéuticas que se propone en la nueva guía no es garantía de mejora en la prescripción. Para mejorarla se requiere, en principio, un diagnóstico preciso de la situación de prescripción por institución, por área geográfica, y por resultados. Ese diagnóstico no se tiene, y si existe no es público. También sería necesario un análisis y evaluación de los factores que pueden determinar una prescripción inadecuada.
En lugar de argumentos clínicos y científicos, lo que puede subyacer son criterios económicos y políticos. La doctora Soler sostiene que la idea de regular la prescripción estaba en la Secretaría de Salud desde 2007 y que podría concretarse ahora con la intervención del director de Censida. Todo ello con el ánimo de atender "la indicación del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos del Seguro Popular respecto de la necesidad de tomar medidas para optimizar el uso de los recursos económicos". Es decir, todo por el ahorro.
Hay una pregunta que inquieta: ¿por qué la urgencia de ahorrar justo al final de la actual administración del gobierno federal? No sería descabellado pensar que presumir ahorros al concluir la gestión puede permitir el reacomodo de funcionarios públicos en la próxima administración. Esto podría explicar la insistencia de Carlos García de León (otrora activista contra el sida y actual funcionario del Censida) para silenciar la voz de los activistas contra la publicación de la nueva guía. Ha dicho que es "un tema de evidencia científica no de opinión […] no debemos hacer una consulta, sólo debemos compartirla y explicarla cuando la guía esté lista". En otras palabras, a las personas con VIH/sida, entre otras, sólo les corresponde escuchar y obedecer cuando se trata de los medicamentos que deben tomar. Lo preocupante es que se trata del más reciente intento desde una institución gubernamental mexicana para restringir la participación de la sociedad civil y de las personas con VIH/sida en la toma de decisiones sobre la epidemia.
Llama la atención el hecho de que la estrategia para modificar la actual guía de manejo antirretroviral podría venir directamente del titular de la Secretaría de Salud. El actual secretario, Salomón Chertorivski, hasta hace unos meses fue el titular de la Comisión Nacional de Protección Social en Salud, la dependencia que administra el Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos, es decir, el origen de la instrucción para "optimizar recursos". De ser así, los funcionarios de Censida y la investigadora de la UNAM vendrían a ser sólo peones que enarbolan la bandera de la ciencia. No faltará quien opine que no es extraño, que la ciencia siempre ha servido a quienes ostentan el poder; sí, es posible, pero quizá ya sea momento de orientarla bajo la dirección de una nueva brújula: la de los derechos humanos.

* Historiador.


S U B I R