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Evocan a Félix Varela, sacerdote del siglo XIX precursor de las ideas independentistas

Misa en la Plaza de la Revolución cubana

La visita del Papa contribuirá a que la Iglesia avance en su gestión de reconciliación: intelectuales

Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 29 de marzo de 2012, p. 30

La Habana, 28 de marzo. Benedicto XVI ofició misa en la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana, en un escenario que era un mensaje en sí mismo: a los pies de la estatua monumental de José Martí, con la bandera nacional a un lado y las palmas reales en el fondo.

El nacionalismo ha funcionado como puente de comunicación entre la Iglesia y el Estado. Entre creyentes y no creyentes, es una forma de ver a la Virgen de la Caridad del Cobre, cuya figura estaba hoy desplegada en el muro de la Biblioteca Nacional, a un costado de la plaza. También es una forma de ver a Félix Varela, el sacerdote católico del siglo XIX, precursor de las ideas independentistas.

Hoy Varela fue evocado por partida doble. El Papa lo recordó como el primero que enseñó a pensar a su pueblo y quien nos presenta el camino para una verdadera transformación social: formar hombres virtuosos para forjar una nación digna y libre.

Horas más tarde, Raúl Castro, al despedir al visitante en el aeropuerto, trajo a Varela a un tramo de su discurso en el que habla de los valores espirituales del país. Lo citó como el que enseñó a los cubanos a hacer el bien común.

Junto a la estatua de Martí había una frase del héroe nacional (En la cruz murió un hombre un día), a quien Raúl también incluyó en sus palabras de despedida: “Escribió ‘ser cultos es la única manera de ser libres’ y nos convocó a ‘conquistar toda la justicia’”.

En Foreign Policy acaban de publicar un artículo dos intelectuales cubanos, Arturo López-Levy, investigador de la Universidad de Denver, y el periodista Lenier González, vice-editor de la revista católica Espacio Laical.

Los autores dicen que “en concordancia con su doctrina social, la Iglesia cubana es un nodo articulador entre sectores cubanos nacionalistas y partidarios de la justicia y la equidad en la isla y la diáspora, en el gobierno y fuera del mismo. La normalización de espacios de pensamiento de la Iglesia católica, para expresar un nacionalismo responsable, de oposición leal o apoyo condicionado, favorece la expansión gradual del pluralismo ya existente. Tal postura contiene un implícito rechazo a las propuestas radicales de estatismo totalitario y capitalismo neoliberal.

La visita de Benedicto XVI contribuirá a que la Iglesia avance en su gestión de reconciliación, a favor del desarrollo, la apertura gradual y la moderación.

Así que la ubicación del altar del Papa –distinta de la que tuvo el de Juan Pablo II, frente a la Biblioteca Nacional– pudiera no ser casual.

Como no lo fueron las deferencias acentuadas de Raúl Castro hacia el pontífice. Asistió a las dos misas, lo despidió personalmente en el altar, al final de las celebraciones y en medio de la lluvia lo acompañó a la escalerilla del avión.

El vocero papal, Federico Lombardi, dijo que expertos del gobierno habían calculado unos 300 mil asistentes a la misa en la Plaza.

En todo caso, era una multitud muy bien diferenciada. Detrás de la sillería reservada para las autoridades, se notaban grupos compactos de católicos, visibles por su entusiasmo, la algarabía frente al Papa y la participación en el rito.

Al fondo, otro sector contemplativo, a veces indiferente o en corrillos. Esa otra parte estaba integrada por trabajadores de empresas estatales o estudiantes universitarios, convocados en sus centros para asistir a la misa. A la primera media hora de la celebración, de esa porción de la explanada salieron ríos de personas, en busca del regreso a casa. Cincuenta años de movilizaciones callejeras algo pueden haber agotado a varias generaciones.

Pero quizá la clave de esta misa no estaba en una plaza llena. El mapa de la religiosidad en Cuba es contradictorio. El Vaticano registra a más de 6 millones de bautizados, pero los practicantes, según cálculos de hace una década, estaban en algo más de 110 mil, si bien la Iglesia católica estima que ese rango ha aumentado. Hoy mismo el cardenal Jaime Ortega, al saludar al Papa, dijo que el cubano es un pueblo mayoritariamente creyente y puso como referencia la peregrinación nacional (2010-2011) de la Caridad, en la que varias estimaciones indican que se movilizaron millones de personas.

López-Levy y González dicen que la Iglesia recupera gradualmente espacios sociales, y luego, negocia el reconocimiento. El recorrido de la Virgen se hizo después que la presencia de fieles rebosaba las parroquias, no antes.

Según Lombardi, entre Santiago de Cuba y La Habana el Papa tuvo contacto con medio millón de personas. En cualquier caso, el vocero insistía en que este viaje era sólo una etapa en el camino.