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Presume director de la secundaria 316 sistema de la UAM para captar líquido de lluvia

Escasez de agua obliga a suspender clases en la sierra de Santa Catarina

Enfrentan esa situación al menos 60 planteles de la zona

En algunas los alumnos deben llevar su propio garrafón para el baño

Buscan financiamiento para instalarlo en más escuelas

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Ángel Gasca Borja, director de la escuela secundaria diurna 316 Francisco González Bocanegra, mostró ayer el sistema instalado por investigadores de la UAM para captar agua de lluviaFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Miércoles 14 de marzo de 2012, p. 39

En lo alto de la sierra de Santa Catarina, en Iztapalapa, el desabasto de agua ha llegado al extremo de que las escuelas públicas se han visto obligadas a suspender clases, y en otras, los alumnos, a petición de sus autoridades, han tenido que llevar su propio garrafón para ir al baño.

En estas condiciones operan alrededor de 60 planteles ubicados en esa zona cerril, habitada por familias de bajos recursos, según un diagnóstico realizado por académicos de sociología de la UAM-Iztapalapa, entre ellos Roberto Gómez y Juan José Santibáñez, quienes diseñaron e instalaron en la secundaria 316, Francisco González Bocanegra, un sistema para captar agua de lluvia, con tal éxito que incluso alcanza para dotar de agua a las casas circunvecinas.

El sistema, basado en canaletas de acero y filtros colocados alrededor de los techos de los inmuebles, tiene un costo promedio de 180 mil pesos, muy por debajo de las ofertas en el mercado, donde asciende hasta medio millón de pesos, y podría resolver el problema de la escasez de agua en los centros escolares, expresaron los investigadores durante una demostración de las bondades del mismo.

En la sierra de Santa Catarina la falta del líquido es permanente, no importa la temporada del año. De ahí que si lográramos que en cada escuela se utilicen mil metros de sus techos, tendríamos una barbaridad de agua que podríamos captar para esta población, aseguró el académico Roberto Hernández.

De hecho, ayer el profesor Ángel Gasca, director de la secundaria donde se lleva a cabo el programa piloto, presumió lo que nadie a muchos kilómetros a la redonda podría hacer en víspera de la temporada de estiaje: tambos rebosantes de agua, dos tinacos de 10 mil litros al tope y una cisterna de 20 mil litros a punto de llenarse.

Situación insostenible

Hasta hace poco, la realidad era otra. “Era común que pedía una pipa y nunca llegaba; venían los choferes y me decían: ‘maestro, ya me atracaron el agua. Fue la misma gente de la comunidad’. Tenemos mil personas en el plantel, entre alumnos y maestros; imagínese cómo se ponían los baños, ya era una situación insostenible”, expresó.

Los intentos por persuadir a la gente eran vanos. Bajaba a decirles: señores, es por la salud de sus hijos. Y respondían: sí, maestro, pero nos quedamos con la pipa y aparecían de la nada los botes y las cubetas.

A tal grado llegó la situación, confesó, que pidió a los niños que cada uno trajera su garrafón de cuatro litros. Y como hormiguitas los formaba, anden a vaciar su garrafón al bote. Cuando de plano la comunidad decía, bueno, ya no podemos, me vi obligado a amagar con cerrar la escuela, porque no podía arriesgar a los niños a contraer una infección.

Satisfecho de los resultados del sistema, señaló que ahora se puede dar el lujo de dotar de agua a los vecinos que llegan a tocar sus puertas.

Presente en la visita, la diputada local del PRD Aleida Alavez aseguró que está en pláticas con el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, con el Instituto de Infraestructura Física Educativa y la delegación Iztapalapa para financiar este proyecto en por lo menos 20 escuelas más de la sierra.