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La cantante originaria de Cabo Verde falleció a los 70 años por complicaciones cardiacas

Adiós a Cesária Évora, la diva que se descalzaba por los pobres

En agosto pasado anunció su última grabación, de la cual esperaba su publicación en 2012

Recibió varias distinciones internacionales, como la medalla de la Legión de Honor en 2007

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Évora realizó 24 grabaciones, en vivo y en estudio. En la imagen, durante su actuación en el DF en 2000Foto archivo
 
Periódico La Jornada
Domingo 18 de diciembre de 2011, p. 9

Lisboa/Mindelo, 17 de diciembre. El mundo llora la muerte de Cesária Évora. La cantante, nacida en 1941 en la antigua colonia portuguesa de Cabo Verde, en la costa occidental de África, era desde hace 20 años una de las voces más célebres y respetadas del continente negro.

Era conocida como La diva de los pies descalzos, debido a la costumbre de subir al escenario sin zapatos, en solidaridad con los pobres de su país.

La Reina de la morna, del melancólico blues caboverdiano, llevó sus letras, que hablan casi siempre de la triste historia de su archipiélago, de aislamiento, comercio de esclavos y emigración, a los cinco continentes.

Ganó premios, conquistó corazones de seguidores y llenó plateas en todos los rincones del globo, al tiempo que consolaba a los pobres de su país.

Fue distinguida en Portugal y Alemania; en Estados Unidos, en 2004 le dieron un Grammy por el álbum Voz D’Amor, y en 2007, el entonces presidente de Francia Jacques Chirac le otorgó la medalla de la Legión de Honor, por mencionar algunos de los premios que recibió.

En total produjo, en vivo y en estudio, 24 discos, de los que vendió millones. Y grabó con varios de los máximos exponentes de la música mundial, entre ellos muchos iberoamericanos.

En su último álbum, Cesária Évora &..., de 2010, participaron, entre otros, Caetano Veloso, Pedro Guerra, Salif Keita, Bonnie Raitt y Marisa Monte.

Évora, que murió hoy en su ciudad natal, Mindelo, en la isla de San Vicente, sufría desde hacía años de problemas de corazón.

Enfermedad

En 2008, durante una gira por Australia sufrió un ataque de apoplejía. En mayo del año pasado, finalmente, se sometió en Francia a una operación de corazón abierto.

Este año llegó al límite. A fines de septiembre tuvo que anunciar, muy debilitada, el final de su carrera artística, cancelando los restantes conciertos de su gira mundial.

Le costó colgar el micrófono. Está muy triste, no quería abandonar los escenarios, pero decidimos que había que seguir la recomendación de los médicos, reveló en aquel entonces su mánager, José da Silva.

Évora nació el 27 de agosto de 1941 en Mindelo, en la isla de San Vicente, en el seno de una familia de músicos. Tras la temprana muerte de su padre, el violinista Justino da Cruz Évora, fue internada en un hogar para niños huérfanos y más tarde fue criada por una familia tutelar.

Cise, como la llamaban sus amigos, comenzó a cantar desde muy joven en bares, hoteles y plazas de su Mindelo natal, acompañada por su hermano Lela al saxofón.

Como recibía muy poco dinero por sus actuaciones, abandonó la música entre los 20 y los 30 años, para alimentar a su familia mediante otros empleos.

Deprimida, Évora luchó mucho tiempo contra el alcoholismo, en un periodo que ella misma calificó de años negros.

Tardó mucho en llegar a la cima: sólo a los 47 años firmó su primer contrato con una casa discográfica, pero después los éxitos se sucedieron rápidamente.

Con su quinto álbum, Miss Perfumado (1993), la mujer de la voz afinada y única, suave y áspera al mismo tiempo, alcanzó fama mundial.

Ahora, tras su muerte por insuficencia cardiaca y respiratoria, sus seguidores esperan que haya, tal vez, un último extra, pues estaba trabajando en un álbum, con diferentes músicos de Cabo Verde.

En agosto pasado, en una visita a Lisboa, Évora afirmó que esperaba que la obra pudiera estar lista en pocos meses. Creo que saldrá en 2012, había dicho la legendaria cantante.

En caso de que se concrete esta obra póstuma, podrá deleitar oídos una vez más, con el sonido de violines, clarinetes, guitarras, acordeones y cavaquinhos.

Évora cantará, entonces, una vez más sobre el dolor, la nostalgia y la esperanza.