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Tomas Tranströmer: un compromiso con la luz
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Un Alfonso Reyes llamado Nicolás Gómez Dávila
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Rogelio Guedea
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Filosofía de las dos ruedas y un transeúnte
Mientras miraba pasar vehículos y transeúntes en la plaza central, no pude evitar detenerme en las bicicletas y las motocicletas que también iban y venían, y en las respuestas que nos dan cuando pensamos en el poder. Pensaba que hay dos tipos de poder. El poder que viene de afuera, que sería el propio de los motociclistas, y el poder que viene de adentro, que sería el prohijado por los ciclistas. Con respecto al primero, pensé que era el más ilusorio, porque residía únicamente en la fuerza propiciada por el motor del armatoste y no por la del propio motociclista. En este tipo de poder es el cargo el que engrandece a la persona, y no viceversa. Con respecto al segundo, éste radica en la fuerza de las piernas que mueven los pedales y no en la bicicleta misma. En este poder es la persona la que engrandece al cargo, y nunca al contrario. Hay un tercer poder, pero goza de poco prestigio. Es el poder del transeúnte. Su grandeza radica en que no necesita de nada para avanzar, pero como tarda mucho en llegar a su destino, porque él mismo es el destino, todos han terminado por no tomarlo en serio. |