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Tocando esta juventud
Nikos Karouzos
Esperé toda la noche vestido de negro
había muerto una mujer
al amanecer
los desempleados con sus palas esperaban
en la plaza matutina del correo
aún quedaba un poco de oscuridad
y reinaba la calidez que da
un corazón infeliz junto a otro–
la luz del alba en el vapor de los cristales
de pequeños restaurantes.
El Ática tramaba el nuevo día en los ojos
los pasos dolían en la calles vacías
este profundo amanecer.
Antes la alegría era un río más profundo
con cristales solitarios en la superficie
con un dios claramente oculto
y árboles apenas
reflejados.
Un profundo río de clamores camino ahora
en la calle y la gente no tiene palabras
si hablara qué puede decir…
Mujeres pequeñas lánguidas madres limpiadoras
van a las viviendas silenciosas
con poca defensa al frío en sus ropas tan poca
en sus vestidos baratos sin flores.
Y otras mujeres en vano esperan
amor muerte papel moneda
es tarde la noche ha sido dura…
Doy el billete y me pierdo
me voy lejos no me llames
mi soledad es blanca sucia.
También otras mujeres lavan
las puertas por donde el diablo entrará
muy de mañana a su servicio se inclinan.
El infierno entonces es nuestra patria
pecado se levanta
el humo negro de las fábricas
alto en el amanecer.
Y sin embargo antes la alegría era el río.
No aquí en la tierra devastada sino en los mundos
celestiales ahí con mi alma solitaria.
1961 |
Pensando en la Grecia actual
Véase La Jornada Semanal, núm. 730, 1/III/ 2009
Versión de Francisco Torres Córdova |
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