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Jorge Perugorría promueve en España Boleto al paraíso, que representa a la isla en los Goyas

Hacer los cambios desde dentro, el reto de los artistas en Cuba

La juventud cubana, dispuesta a correr cualquier riesgo por una vida nueva, expresa el actor

Vivir en mi país es inspiración y que falte el dinero nos compromete aún más, señala

Foto
Jorge Perugorría en Casa Lamm, en 2008Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Martes 11 de octubre de 2011, p. 8

Madrid, 10 de octubre. La juventud cubana está dispuesta a correr cualquier riesgo por vivir nuevas experiencias y tener otra vida, asegura el veterano actor Jorge Perugorría (La Habana, 1965), quien está en Madrid para promover Boleto al paraíso, de Gerardo Chijona, película que se estrenará en España el próximo 28 de octubre.

La máxima, que considera válida en la actualidad, es la temática de una cinta que cuenta una historia muy particular, basada en hechos reales: en la Cuba de 1993, inmersa en la decepción tras la caída del comunismo en Europa, un grupo de jóvenes desilusionados, sin perspectivas y con ganas de cambiar, deciden contagiarse con el virus del sida en busca de un boleto al paraíso, la entrada en un sanatorio donde puedan gozar de comodidades que no tienen en la calle.

Perugorría se pone en la piel del doctor Rensoli, quien estuvo al frente del sanatorio de Los Cocos y encabezó una lucha a muerte contra la enfermedad en un país en que el brote del sida supuso una gran tragedia: primero, por la falta de medios para combatirla y segundo, por la libertad sexual que existe en la isla, explicó el actor en entrevista.

En los primeros años, la pandemia se vivió con mucha ingenuidad y la decisión de estos jóvenes fue un acto extremo de rebeldía adolescente, sin tener conciencia de la gravedad de lo que hacían.

Metáfora de ansia de libertad

Esa actitud constituye una metáfora del ansia de libertad y vida diferente que sigue siendo una motivación de los jóvenes: Los muchachos de hoy día siguen dispuestos a correr riesgos para vivir otras vidas, quizá no pensando en contagiarse de sida, pero haciendo otras cosas, como salir del país.

En Cuba sigue habiendo muchos jóvenes con talento, pero muy pocas oportunidades. Por eso, cree Perugorría, es bueno que se hagan películas de jóvenes, para dar oportunidades a nuevos actores, como Miriel Cejas o Héctor Medina, que interpretan a Eunice, adolescente que huye de su pueblo escapando de los abusos de su padre, y Alejandro, quien víctima de maltratos se dedica a robar farmacias.

La cinta, seleccionada para representar a Cuba en los Goyas, se estrenó en el festival de Sundance y ganó el premio a la mejor película del festival de cine de Málaga, entre otros galardones. Además acaba de hacerse con el premio del público en el festival de Biarritz.

Boleto al paraíso es un viaje físico y espiritual por la Cuba de comienzos de los años 90, que no se despega de la tradición de compromiso con la realidad que ha guiado siempre al cine cubano, explica el actor. Es una costumbre que empezaron grandes maestros como Tomás Gutiérrez Alea, Humberto Solás, Juan Carlos Tabío o Fernando Pérez y que continúan los jóvenes con su mirada de crítica. En el cine, opina, hay mayor espacio de libertad que en otros medios, pero eso también hace que esa disciplina asuma un compromiso social más fuerte.

Esta mayor libertad ha sido también posible por el surgimiento de un movimiento independiente, impensable hace unos años, que hace películas fuera del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematografía (ICAIC), algo que ha originado el auge de las nuevas tecnologías y facilitado la crisis económica, que hizo que esa institución viera reducidos sus recursos y subvenciones.

Y eso ha hecho que naciera un cine independiente muy fuerte, que tiene el reto de sobrevivir sin ayuda, pero que por otra parte tiene muchísima más libertad porque no cuenta con el apoyo de un organismo del Estado, explica Perugorría.

“La libertad –considera– es una batalla a ganar en cada obra, en cada creación”, pero es precisamente el arte un espacio que permite ir abriendo mentes y reductos de libertad. Y ése es el compromiso de Perugorría, que, al contrario de lo que hicieron otros artistas, continúa viviendo en la isla. Vivir en Cuba es una motivación, inspiración y compromiso con la realidad cubana; es una fuente inagotable de temas y de historias, aunque falte el dinero. Y eso nos compromete mucho más aún.

El actor se siente comprometido, pero también privilegiado por poder vivir en Cuba haciendo lo que le gusta. He encontrado lo que muchos buscan fuera: vivir del cine. Gozo de la libertad que me ha dado mi propio trabajo, explica.

Este trabajo le permitió formar parte de los pioneros del cambio en Cuba. Todo el mundo, incluso el gobierno, es consciente ahora de que Cuba necesita transformaciones, pero el mundo del arte ya lo visualizó y cambió hace mucho tiempo.

Desde que Gutiérrez Alea comenzó en los años 60 con su feroz crítica a la burocracia cubana La muerte de un burócrata, seguida de obras como Fresa y chocolate (1994) o Guantanamera (1995), dirigidas con Juan Carlos Tabío se marcó un camino de compromiso, crítica y lucha contra los intentos de los funcionarios del régimen por influir en el arte, algo que, sin embargo, cada vez es menos frecuente. Cada obra es siempre una batalla a ganar, pero se puede hacer y se puede hacer dentro de Cuba. Ése es el reto.

Y en esa lucha, la película Fresa y chocolate, protagonizada por Perugorría, que se hizo de un Goya y fue candidata a un Óscar, no sólo marcó un punto de inflexión en su carrera de cara afuera, sino también sigue siendo referencia interior, un canto a la tolerancia y la lucha por el respeto a las diferencias que no se ha ganado totalmente. La televisión cubana la estrenó sólo hace dos o tres años, tras una larga batalla de los artistas, cuenta el actor.

Estas batallas, sin embargo, deben llevarse a cabo en la isla, para hacer posibles los cambios desde dentro, porque es lo más sano y saludable.

Artes plásticas, otro recurso de la lucha

Y en esa lucha personal y grupal, Perugorría ha encontrado otro instrumento paralelo a la actuación: las artes plásticas (la pintura y escultura), pero siempre para hablar de lo mismo: la realidad cubana. Para mí toda forma de arte es lo mismo; si no puedo hacer una película hago una exposición o una obra, que requieren menos recursos, pero sigo con los pies en la tierra.

Y del arte como instrumento de presión habló en el Festival VivaAmerica, que se realizó en Madrid del 4 al 9 de octubre.

Además de Boleto al paraíso llegará pronto a España Afinidades, que Perugorría protagoniza y dirige junto a Vladimir Cruz. Además, está terminando Amor crónico, en la que aventura a la dirección en solitario, y está a punto de estrenarse Siete días, siete cuentos realizados por siete directores (es protagonista de uno). En los próximos días presentará en Roma un documental sobre la ciudad cubana de Baracoa, que acaba de celebrar su 500 aniversario.