Sociedad y Justicia
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Directora de Profin prescribe terapia de un fármaco, pese a recomendaciones de expertos

Documentan tratamientos obsoletos contra el sida en una clínica del DF

La Secretaría de Salud capitalina ya investiga el estricto cumplimiento de la normatividad

 
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de junio de 2011, p. 48

Tuberculosis, fiebre constante, probable cáncer en pulmón y diagnóstico de VIH/sida. Así llegó Miguel al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) el pasado 6 de junio, luego de permanecer el mes previo, bajo supuesta atención médica, en la clínica privada Profesionales frente a la Infección por VIH (Profin), cuya directora, María de la Paz Mireles Vieyra, afirma que la guía clínica de tratamiento de la epidemia, elaborada por expertos, no es un credo ni la Biblia. Reconoce que está bien hecha, pero el médico debe aplicar su criterio para determinar lo que mejor convenga a los pacientes.

Contrario a lo que dictan las mejores prácticas profesionales y la evidencia científica a escala mundial, Mireles Vieyra prescribió terapia antiviral con un fármaco (Zidovudina), que permitió ciertos cambios positivos en la evolución del enfermo, indicó en una especie de nota clínica con que envió a Miguel al INER, cuando se convenció de que con sus métodos no lograría sacarlo adelante.

La nota también menciona que, de acuerdo con nuestra experiencia, entrarán (a la terapia) dos análogos nucleósidos más, pero en forma secuencial, y con ello bajaremos a indetectable la carga viral.

Especialistas en el manejo del VIH/sida explicaron que esta es una de las mejores formas para inducir la resistencia del virus a los fármacos. Así se ha demostrado en múltiples investigaciones. En ningún lado se sugiere sólo el uso de Zidovudina –uno de los antirretrovirales más antiguos– a dosis bajas, como recetó Mireles.

Luis Adrián Quiroz, secretario ejecutivo de Derechohabientes Viviendo con VIH del Instituto Mexicano del Seguro Social y hasta hace poco integrante del comité del Conasida, encargado de la actualización de la guía de tratamiento de la enfermedad, afirmó que en ningún país se utiliza la monoterapia, ni siquiera en los más pobres, como Haití. Se recomienda una combinación de tres fármacos.

El de Miguel (nombre ficticio), de 23 años de edad, es uno de los pocos casos que se han podido documentar sobre la actuación de Profin, aunque han sido infinidad de personas afectadas por la práctica clínica de Mireles durante varios años.

Ella comentó sobre los métodos de trabajo de la clínica, creada en 1995. En entrevista, la médico, con formación en epidemiología, aseguró que los especialistas de las instituciones de seguridad social son los que menos siguen la guía de tratamiento. Incluso los criticó, porque dan demasiadas medicinas para el control de enfermedades asociadas al VIH que los pacientes no necesitan y luego donan a Profin.

Respecto de las terapias antirretrovirales dijo que varios usuarios de Profin confían en nosotros y nos preguntan si lo que les recetaron en el IMSS o ISSSTE es lo correcto. Si no coincidimos se los decimos, y ellos aceptan que les cambiemos las medicinas por las que nosotros recomendamos.

Las personas que viven con VIH siguen yendo a sus clínicas y así lo hacemos. Ellos mejoran y sin generar resistencia. A veces sí les recetan bien y entonces no hay problema, apuntó.

Dijo que en Profin se ha atendido, desde 1995, a alrededor de 3 mil personas con VIH; aseguró que consigue los antirretrovirales también por donaciones y no los vende, pero con la finalidad de garantizar el apego a la terapia, quienes se atienden con ella reciben dosis para una a tres semanas máximo, al término de las cuales tienen que ir por más medicina y pagar sólo la consulta, aunque la cuota puede ser de 800 a 8 mil pesos al mes, aseguraron otros afectados.

Según Mireles, esta es la mejor forma de asegurar que los pacientes se tomarán los medicamentos y que no caerán en la tentación de venderlos, como se ha hecho durante años.

Antes se entendía porque no había medicamentos para todos, pero luego los enfermos lo vieron como una forma de vida ante su falta de empleo. Incluso en Profin colaborábamos. Nos traían los antivirales y a cambio les dábamos dinero para ayudarlos, admitió.

Profin se localiza desde hace un año y medio en la colonia Del Valle, en el Distrito Federal. No nos anunciamos y los pacientes que llegan, entre ocho y 12 nuevos por mes, han escuchado de la calidad que tenemos y porque en las instituciones públicas que les corresponden les dan cita hasta para seis meses después, afirmó.

Especialistas y activistas en la lucha contra el sida manifestaron que los afectados no han tenido interés por denunciar, porque salen muy mal de Profin y en otros casos por temor a que al hacer una denuncia pública sean víctimas de discriminación.

El caso de Profin se presentó en la primera sesión del Consejo del VIH/sida de la ciudad de México, en la cual sus integrantes acordaron abrir un expediente e iniciar una investigación sobre éstas y otras irregularidades de la clínica. La Secretaría de Salud capitalina se encargará de verificar el cumplimiento de la normatividad.