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Suman ya 4 mil 600 los sirios que han huido hacia Turquía

Rechaza el presidente Bashar Assad tomar una llamada telefónica de Ban Ki-moon
 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de junio de 2011, p. 27

Nueva York, 11 de junio. El presidente sirio, Bashar Assad, se negó a tomar una llamada del secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, informó hoy una portavoz en una denuncia inusual dentro de las prácticas de comunicación del organismo internacional.

El objetivo de la llamada de Ban a Assad fue exigir al presidente sirio que cese la represión contra los opositores que han realizado manifestaciones en varias localidades del interior y algunos barrios de la capital, Damasco, según la vocera de la ONU.

El mandatario sirio pidió a sus asistentes que dijeran a Ban que no estaba disponible para él.

Ban intentó hablar con Assad un día después de que 30 mil soldados fueron desplegados en la provincia de Idlib para desmantelar bandas armadas que mataron la semana pasada a unos 120 policías, según reportes de medios oficiales de información.

Las versiones sobre lo que ocurre en el interior de Siria son difundidas por organizaciones de opositores que radican en el exilio, en ciudades como Londres, pero las agencias internacionales de noticias no pueden confirmarlas debido a las restricciones impuestas por el gobierno sirio.

Estas organizaciones, que desde 2006 reciben financiamiento clandestino del gobierno estadunidense, según documentos publicados por Wikileaks este año, afirman que unos mil 100 civiles han muerto desde que en marzo comenzaron las manifestaciones en favor de más libertades políticas.

De acuerdo con sus reportes, difundidos por Internet, los 120 policías muertos en Idlib fueron ejecutados por desobedecer órdenes de atacar a los opositores.

La situación en el país ha provocado que cientos de sirios hayan huido cruzando las fronteras hacia Jordania y Turquía.

Funcionarios turcos informaron hoy en la localidad de Antakya, en la frontera con Siria, que unas 300 personas ingresaron a Turquía por esta zona, con lo que suman 4 mil 600 los refugiados, quienes han sido llevados a campamentos provisionales de la policía y la Media Luna Roja.

La mayoría de los emigrantes son originarios de Jisr al Shughur, cerca de Latakia, en la costa del Mediterráneo, donde en mayo hubo un despliegue militar.

Pocos después de que la ONU difundió la información sobre el intento de comunicación de Ban, la Casa Blanca dijo que los líderes sirios no tienen excusas para negar asistencia humanitaria por parte de un cuerpo neutral como lo es el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

También la Unión Europea, por voz de la jefa de la diplomacia, Catherine Ashton, se sumó a la condena al gobierno sirio, deploró el creciente uso de la fuerza bruta contra los manifestantes y pidió acceso al CICR y a observadores de derechos humanos.

“El sitio de una serie de ciudades, entre ellas Deraa –cerca de la frontera con Jordania– y Jisr al Shughur, debe ser levantado sin demora”, dijo Ashton.

La presión de las potencias occidentales contra Siria creció esta semana luego que la Agencia Internacional de Energía Atómica aprobó enviar al Consejo de Seguridad un informe sobre actividades sirias para desarrollar energía atómica, sin haber notificado a la agencia del organismo.

Además, el Consejo de Seguridad comenzó a debatir la semana pasada una resolución para condenar la violencia del régimen contra los manifestantes pacíficos y el fin inmediato de la violencia.

El texto, que podría ser votado la semana próxima, fue elaborado por Francia y Reino Unido –también muy activos en la guerra contra Libia–, más Alemania y Portugal. El documento de estos países podría enfrentar el rechazo de Rusia, China, Líbano e India.