Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 22 de mayo de 2011 Num: 846

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Una expresión humana
de Satán

Defensa de la poesía

Cuando ni los perros ladran
Víctor Hugo de Lafuente

Poema
Andreu Vidal

La ficción predetermina
la realidad

Ricardo Yánez entrevista con Dante Medina

El Jilguero del Huascarán, cronista musical de su tiempo
Julio Mendívil

Bob Dylan: un lento tren
se acerca

Antonio Valle

El inclasificable Dylan
Andreas Kurz

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Luis Tovar
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Chaca chaca para el Ariel (II Y ÚLTIMA)

En la quincuagésima tercera entrega del Ariel, Carlos Carrera –actual presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, AMACC–, dijo entre otras cosas lo siguiente:  “Una comunidad dividida donde cada uno defiende sus intereses particulares, es una comunidad débil”, y aunque la irrefutable frase bien puede aplicar a la sociedad y la situación mexicanas contemporáneas en su conjunto, el director de De la infancia estaba refiriéndose en particular a la comunidad cinematográfica, cuyos principales atributos no han sido, salvo en casos y momentos específicos, el espíritu de gremio ni la unión de fuerzas en pos de una causa común.

Ya particularizando, Carrera llamó a los asistentes a la ceremonia del Ariel a refundar la AMACC, misma que desde su perspectiva no ha cumplido con los objetivos para los cuales fue creada y que van mucho más allá de entregar, año tras año, un premio que, como se dijo aquí la semana pasada, a pocos pareciera importarles mucho mientras que a muchos pareciera importarles poco y a otros de plano nada. Textualmente, Carrera dijo que “la existencia de la Academia y la consecución de sus objetivos [entre los que destaca promover la difusión, la investigación, el desarrollo y la defensa de las artes y las ciencias cinematográficas] están en riesgo. Para que sea viable debe ser recuperada por la comunidad cinematográfica, que incluye tanto a los hacedores de cine, todos, como a las instituciones relacionadas con nuestro quehacer y, en alguna medida, al público”.

Deseario

Hecho el diagnóstico, queda pendiente averiguar quién/quiénes van a ponerle el cascabel al gato. Es de suponerse que la AMACC estará ya diseñando estrategias para relanzar una actividad y una presencia hasta ahora más que discretas; es deseable que en dicho propósito esté acercándose a las instituciones que tienen objetivos similares o conexos –el IMCINE, la Filmoteca de la UNAM, la Cineteca Nacional, el CCC y el CUEC, más un etcétera no demasiado extenso–, y que comiencen a trabajar de manera coordinada en todo eso que Carrera enumeró: difusión, investigación, desarrollo y defensa del cine nacional. Es deseable también que quienes hacen cine, pero no sólo ellos sino también quienes sólo distribuyéndolo y exhibiéndolo medran con él, entiendan de una vez por todas lo peligroso que para ellos mismos puede resultar comportarse siempre como si a) las cosas no fueran a cambiar nunca y b) como si los problemas de mi colega nunca pudieran ser los míos.


Jorge Ayala Blanco

Fenómeno comunitario por antonomasia, una cinematografía tiene el rostro que sus integrantes quieran esculpirle o el que permitan que otros le moldeen. En el fondo, a nadie le conviene –y podría decirse que seguramente a nadie le gusta– que la mexicana sea una cinematografía siempre de capa caída; permanentemente lamentosa; maliciosamente vilipendiada; pertinazmente imitadora de modelos extranjeros que han probado hasta la saciedad su naturaleza intraducible; otorgadora de un premio que agoniza entre el desdén y la inutilidad.

A todos aquellos que tanto gustan de evocar la llamada “época de oro” de nuestro cine –incluido en primerísimo lugar el público–, y que ponderan lo mismo su bonanza económica como su esplendor artístico –en lo cual este sumaverbos discrepa– habría que preguntarles: ¿no les gustaría vivir las cosas en lugar de nomás recordarlas? ¿Qué tal desear, pensar, formar, consumir y disfrutar una cinematografía propia, complementándola con las que vienen de otras latitudes, y no al revés?

Albricias por Jorge

El 7 de mayo pasado también se le entregó la medalla Salvador Toscano a Jorge Ayala Blanco, quien, parafraseando a la porra del Atlante, “les guste o no les guste, les cuadre o no les cuadre –y en crítica de cine–, Jorge Ayala es su padre”. Entre haraganes y medrosos; entre simples opinadores y noteros; entre meros levantadedos y encandilados; entre viajeros frecuentes que parecen reporteros de sociales con veleidades reseñísticas de cine y ex críticos ex funcionarios; entre historiadores desprolijos y académicos rigidizados y rigidizantes, Jorge ha sido quien más y mejor ha reflexionado en este país en torno al fenómeno cinematográfico durante el último medio siglo. A Muchagente no le gusta, Otrostantos no lo entiende y Elrresto prefiere ignorarlo, pero la trayectoria, la labor y la postura crítica de Jorge son un referente insoslayable para la cinematografía. Bien por él y bien por quienes lo han premiado.