Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 27 de marzo de 2011 Num: 838

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Salvador Elizondo:
el último proyecto

Roberto Gutiérrez Alcalá

Nobody
Febronio Zatarain

Arto Paasilinna:
el revire finlandés

Ricardo Guzmán Wolffer

Frutos de la impaciencia
Ricardo Yáñez entrevista
con Ricardo Castillo

La Tierra habla
Norma Ávila Jiménez

La brevedad en el
tiempo postmoderno

Fabrizio Andreella

Metafísica de los palillos
Leandro Arellano

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


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Bear in Heaven: el dilema de la creación en la era de internet

Jon Philpot es el cerebro y motor detrás de Bear in Heaven, una de las bandas neoyorquinas más interesantes y originales en uno de los medios rockeros más ricos, diversos y propositivos del planeta: Brooklyn, en particular Williamsburg. El segundo disco de esta singular banda, Beast Rest Forth Mouth, recibió el premio Best New Music de Pitchfork Media, la revista más prestigiada de nueva música de la web. Bear in Heaven evoca el rock progresivo de los setenta, el krautrock y la psicodelia electrónica. Philpot comenzó a grabar discos con el dúo Presocratics, más tarde grabó ya con el nombre Bear in Heaven el disco Red Bloom of the Boom. El talentoso Philpot compone, canta, toca la guitarra y los sintetizadores, pero además es un observador agudo del estado del rock en la era de internet. Platicamos con él en un café de Brooklyn un par de días antes de su viaje a México para su concierto en el Polyforum Siqueiros.

–De lo que quisiera hablar primero es de internet y la manera en que la red ha influenciado tu trabajo tanto en lo que respecta a la distribución como a la creación.

–Internet ha jugado definitivamente un papel importante en nuestra carrera. Por un lado está lo vendido y por otra lo robado. Internet ha permitido que la gente se robe mucha más música de la que se vende, pero al mismo tiempo esa música robada ha servido de promoción y ha ayudado a vender muchos discos. Internet permite definitivamente una manera mucho más fácil de crecer. Internet es una parte muy importante de lo que somos hoy y de cómo llegamos a donde estamos.

–Cuando tocabas con tus anteriores bandas ¿tenías ya esta idea de buscar una audiencia en la red?

–No. Todo comenzó con MySpace, el cual, como muchos otros, usábamos como un espacio para poner nuestra música y para interactuar con la gente. Luego Twitter vino a cambiarlo todo, así como Facebook; ahí sí comenzamos a relacionarnos con los fans en tiempo real y esto abrió puertas a lugares donde tocar, donde conocer a los que nos escuchaban, donde quedarnos cuando estábamos de gira y a tener un sistema de comunicación eficiente para anunciar nuestras tocadas. Esto era mucho más eficiente que distribuir volantes impresos en bares, cafés, clubes y donde fuera. En muchos sentidos creo que de no ser por internet nadie realmente nos conocería. Somos amigos de los miembros de la banda Grizzly Bear, les dimos nuestro disco y ellos twittearon que les gustaba nuestra música. El cantante, Ed, twitteó que le encantaba una de nuestras canciones y a partir de eso todo fue como un efecto dominó, una cosa vino tras otra, comenzamos a llamar la atención de mucha gente y el grupo dio un salto de popularidad enorme. Mucha gente de diferentes ámbitos quedó expuesta a nuestra música, que no es necesariamente muy accesible, y el resultado fue muy positivo.

–Llevas tocando sintetizadores mucho tiempo...

–Sí, comencé con teclados Casio de juguete, de ahí pasé a workstations digitales y luego a teclados analógicos.

–Tu naciste en la era del sampleo. ¿Definirías esta era como la del remix?

–Sí, el remix es algo muy común ahora. Puedes hacerlo de una manera cómoda simplemente tomando riffs o coros, pero no creo que eso sea necesariamente negativo ya que abre posibilidades increíbles para hacer cosas. Lo que es cierto es que hay tantas canciones escritas que es casi tonto escribir nuevas canciones. En este momento por lo menos. El sampleo es un modo muy fluido de crear música al reciclar sonidos, manipularlos con software de audio para cambiar completamente su tempo, su forma y su timbre. Esto ha dado lugar a un nuevo modo de componer; podemos crear canciones que no suenen a nada reconocible pero que hayan sido hechas con otras canciones recicladas y reciclar es bueno.

–En la masa de la nueva música parece que todo es muy homogéneo, los sonidos muy similares y el uso de los recursos muy parecido. Pienso que las herramientas dictan la creación. ¿Creer que el sello de identidad de esta generación es el sampleo y el remix más que la música misma?

–Puede ser, pero creo que hay un cierto arte en esto. En estos últimos años he hecho muchos remixes. Para comenzar, acercarse a la composición es distinto cuando sampleas, porque no es como llegar frente a un papel en blanco, eso puede intimidar mucho ya que o te sale o no te sale nada, mientras que con el remix tienes elementos que te ayudan a formular algo. Aún así es un desafío crear algo nuevo e interesante, hay muchas herramientas ahora que te permiten hacer cosas, literalmente aprietas un botón y comienza a sonar una batería. Pero para mí lo que queda muy claro es que la mayoría de los remixes son usualmente música para bailar y yo honestamente respeto mucho a cualquiera que puede echar a andar una fiesta. Yo creo que la idea de que este es un medio más fácil y rápido para crear es sólo parcialmente cierta, ya que igual hay que trabajar muy duro. Así es todo en la era digital.

–Jaron Lanier señala que esta es la primera generación desde los años cincuenta que no se identifica con un estilo musical en particular. ¿Crees que esto es cierto?

–No, la verdad no lo creo. Creo que hay muchos chavos que están muy metidos en el indyrock, lo cual es como el nuevo rock and roll, es cierto que no es tan nuevo pero está ahí creciendo y volviéndose más popular, ya ves, Arcade Fire ganó un Grammy. Eso dice algo de lo que pasa con esta generación. Yo me imagino que igual la nueva música country tiene muchísimo impacto y gente que se identifica con ellos. Pero yo mismo ahora escucho música que escuchaba mi padre. La buena música no tiene edad.