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La polución como causa de daño al corazón debe tomarse en serio, dice investigador belga

El aire contaminado provoca más ataques cardiacos que la cocaína

Otros detonantes de cardiopatías, como el sexo, la ira y el alcohol, están sobre el uso de la droga, según artículo de The Lancet

La degradación ambiental genera 2 millones de muertes al año: OMS

 
Periódico La Jornada
Viernes 25 de febrero de 2011, p. 2

Londres, 24 de febrero. La contaminación del aire produce más ataques al corazón que el consumo de cocaína e implica un riesgo cardiaco tan alto como el alcohol, el café y el esfuerzo físico, informaron científicos el jueves.

El sexo, la ira, el consumo de mariguana y las infecciones respiratorias o torácicas también pueden disparar ataques cardiacos de diferente tenor, dijeron investigadores, pero la polución del aire –particularmente por el tráfico– es el mayor culpable.

Los hallazgos, publicados en la revista The Lancet, sugieren que factores como la contaminación del aire deberían tomarse más en serio cuando se consideran los riesgos cardiacos y deberían ponerse en contexto junto con riesgos mayores, pero relativamente más raros, como el uso de drogas.

Tim Nawrot, de la Universidad de Hasselt, en Bélgica, quien dirigió el estudio, señaló que espera que sus hallazgos también alienten a los médicos a pensar con más frecuencia en los riesgos a nivel poblacional.

Los médicos siempre ven a pacientes individuales y los factores bajos de riesgo no parecerían tan importantes a nivel individual, pero si son prevalentes en la población, entonces tienen mayor relevancia en la salud pública, indicó Nawrot.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) describe la contaminación del aire como un riesgo ambiental importante para el bienenestar físico, y estima que causa anualmente alrededor de 2 millones de muertes prematuras en el mundo.

El equipo de Nawrot combinó datos de 36 estudios separados y calculó el riesgo relativo por una serie de disparadores de ataque cardiaco y la proporción total de infartos que causaría cada uno.

El que generó mayor proporción fue el tráfico de vehículos, seguido del esfuerzo físico, el alcohol, el café, la polución del aire y luego la ira, el sexo, el consumo de cocaína, de mariguana y las infecciones respiratorias.

De los disparadores de ataque cardiaco estudiados, la cocaína es el más propenso a generar un episodio individual, pero el tráfico tiene el mayor efecto poblacional, dado que más personas están expuestas a él, escribieron los investigadores.

Sobre la comida rápida

Por otro lado, parecería lógico pensar que los pacientes que sufren un ataque cardiaco reducen su consumo de comida chatarra.

Si bien algunos devotos de la comida rápida lo hacen, seis meses después de un infarto aún puede verse a más de la mitad de esos pacientes sentados en sus locales favoritos al menos una vez por semana, reveló un estudio publicado en la edición más recientes de American Journal of Cardiology.

De los casi 2 mil 500 pacientes de ataque al corazón estudiados por John Spertus, de la Universidad de Misuri en Kansas, 884 –o 36 por ciento– informaron en un sondeo cuando todavía estaban hospitalizados que habían consumido comida rápida frecuentemente durante el mes previo a su infarto.

Frecuentemente fue definido como una vez por semana o más.

Cuando Spertus y sus colegas volvieron a consultar seis meses después del infarto, 503 pacientes aún consumían comida rápida una vez a la semana.

“El consumo de comida rápida en pacientes de IAM (infarto agudo de miocardio) disminuyó en los seis meses posteriores a la hospitalización, pero ciertas poblaciones –incluidos los pacientes más jóvenes, los hombres, los trabajadores y los menos educados– eran más propensas a consumir comida rápida, al menos una vez por semana, durante el seguimiento”, escribió el equipo.

Se necesitarían intervenciones novedosas, que vayan más allá del asesoramiento alimentario tradicional, para controlar el consumo de comida rápida luego de un IAM en esos pacientes, añadieron los autores.