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Richard J. Roberts, Nobel de Medicina y Fisiología, participa en Semana de Ciencia

Hemos aprendido a secuenciar ADN; ahora la meta es conocer la función de los genes

Su propósito, convencer sobre la importancia de contar con esa información en una base de datos

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El especialista expresó su deseo de que cada vez más personas se incorporen al trabajo científico
 
Periódico La Jornada
Miércoles 24 de noviembre de 2010, p. 4

Richard J. Roberts obtuvo el premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1993 por el trabajo que realizó sobre los intrones –fragmentos de ADN ajenos a la información genética– y sobre que la información de un gen se encuentra de manera fraccionada. Ahora, a partir de los avances que ha tenido la investigación genómica, el científico tiene una nueva meta: identificar la función de los genes a fin de intervenir de manera efectiva en la solución de problemas de medicina, agricultura, industria e incluso el comercio.

Señaló que se ha trabajado mucho en la secuenciación de genes; en los pasados cinco a 10 años hemos aprendido a secuenciar ADN más rápido y cada vez mejor con la tecnología que también ha avanzado en ese sentido. Esto nos ha servido para conocer todo lo que tenemos que saber sobre la vida.

Sin embargo, aún se desconoce mucho sobre la función que desempeñan los genes y cómo interactúan entre sí. Aunque Roberts señaló esta deficiencia desde 2004 y presentó una propuesta de trabajo para empezar a cerrar esa brecha, nada se hizo hasta hace dos años, cuando logró que los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos financiaran el proyecto.

Presenta propuesta a estudiantes

El investigador ofreció ayer una conferencia magistral en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, como parte de las actividades de la Semana de Ciencia e Innovación que organiza el Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal. Presentó a los estudiantes su propuesta con fines de difusión y también para invitarlos a sumarse a este esfuerzo.

Destacó que a nadie le ha interesado avanzar en el conocimiento sobre la función de los genes, porque no se le ha visto mayor utilidad, y el objetivo que él se ha trazado es convencer a las empresas e instituciones sobre la importancia de contar con esa información en una base de datos, y de su relevancia en la búsqueda de alternativas terapéuticas a diversas enfermedades, entre ellas el asma.

Preocupado porque más personas se incorporen al trabajo científico y lo hagan con calidad, exhortó a los estudiantes que ayer por la tarde se reunieron en el auditorio del plantel Del Valle de la UACM a que aprendan inglés. Incluso les recomendó que prescindieran de los equipos de traducción. Vale la pena que lo intenten, subrayó, y mencionó el caso de China, donde los niños a partir de los seis años de edad aprenden dicho idioma.

En los próximos cinco años, el país asiático tendrá la mayor cantidad de personas angloparlantes. Si quieren competir con China, tienen que enseñar inglés a los niños, puntualizó.

Luego, el investigador inglés de 67 años de edad, retomó la explicación sobre la importancia que ha tenido y tendrá todavía la investigación genómica. Sobre el proyecto que lleva a cabo en New England Biolabs, en colaboración con la Universidad de Boston, Estados Unidos, dio cuenta de su complejidad, primero porque aunque existe una gran cantidad de conocimiento, todavía es insuficiente para realmente incidir en la solución de problemas que afectan a las personas.

El trabajo de Roberts se ha concentrado en la identificación de las funciones de los genes contenidos en las bacterias, en particular la Helicobacter pylori 26695 y la Escherichia coli M61655, las cuales son muy comunes y, sin embargo, de 35 por ciento de los genes de cada una se carece de información, mientras de los conocidos, en al menos 20 por ciento se les han atribuido funciones de manera equivocada.

Proyecto sobre bacterias

Otro caso es el de la bacteria Seudomona aeruginosa, causante de infecciones graves, de la cual se carece de información de 42 por ciento de su composición genética.

Explicó que el proyecto incluye sólo bacterias, porque se busca convencer a inversionistas sobre los beneficios de contar con esta información en bases de datos, de las que luego se pueda extraer información útil. Un paso posterior será conocer la función de cada alelo integrante del genoma humano y de las enfermedades que lo afectan.

Como parte de Computational Bridges to Experimentation (Combrex), Roberts ha puesto a disposición de biólogos computacionales, bioquímicos, genetistas, estudiantes de preparatoria y universidad, profesores y agencias financiadoras, la información de su banco de datos de genes, a fin de que los interesados intenten identificar la función que desempeñan y contribuyan de esa manera al conocimiento científico.

Más información sobre Combrex está disponible en la página de Internet: http://combrex.bu.edu/