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El proyecto original de Buena Vista Social Club finalmente se concreta en AfroCubismo

Luego de 14 años, músicos cubanos y malienses se juntan en estudio

El disco reúne a algunos de los más destacados de la isla y África Occidental

A pocos minutos era obvio que algo pasaba: un sueño hecho realidad: Nick Gold, del sello World Circuit

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AfroCubismo se editó en México por Discos Corasón. En la imagen, Eliades Ochoa y Kasse Mady DiabatéFoto Christina Jaspars/ cortesía Discos Corasón
 
Periódico La Jornada
Sábado 30 de octubre de 2010, p. 8

Cuba y África Occidental han mantenido un nutrido diálogo musical desde hace largo tiempo, desde que los esclavos llevaron consigo sus ritmos y cantos hasta nuestros días, pasando por los años 60 del siglo pasado, cuando el gobierno de Mali, amigo de la Revolución Cubana, envió músicos para que aprendieran de sus pares.

En Bamako, en un pequeño café al aire libre, una vez a la semana, una banda maliense interpretaba sólo música cubana. Para mí, la forma en que la tocaban era como estar en el paraíso: este hermoso sonido suave, con un fantástico ritmo pausado, bellas melodías e improvisación, recuerda Nick Gold, productor y cabeza de World Circuit, disquera responsable de dar a conocer en el mundo algunos de los artistas más destacados de aquella región y de Cuba, como los integrantes de Buena Vista Social Club.

Ahora, el sello lanza lo que fue el proyecto original de Buena Vista: juntar a músicos malienses con cubanos. En aquella ocasión, los africanos no arribaron a la isla porque los visados no llegaron a tiempo. Así que sólo grabaron a los cubanos, y el resultado fue el asombrosamente exitoso disco conocido por todos.

Guitarra, kora y n’goni

Catorce años después, los músicos de ambos lados del Atlántico finalmente se reunieron en un estudio en Madrid para grabar AfroCubismo. Ahí estuvieron algunos de los más destacados de sus países: el guitarrista y cantante Eliades Ochoa, participante en Buena Vista Social Club; Toumani Diabaté, ejecutante de la kora; Bassekou Kouyate, del n’goni, y el guitarrista Djelimady Tounkara, los dos malienses que no llegaron a la cita en 1996; el cantante Kasse Mady Diabaté; Lassana Diabaté, ejecutante del balafón; y más músicos que trabajan con Ochoa así como otros africanos.

“Ninguno de los malienses conocía a los cubanos. Sólo Toumani y Eliades se habían visto antes, en el lobby de un hotel”, contó Nick Gold, desde Londres. Antes, Gold les había enviado música de unos y otros. El productor inglés les pidió que llegaran con propuestas de dos o tres canciones, y así se armó el repertorio.

Había tomado tanto tiempo lograr la reunión, que algo fue creciendo y estaba casi listo para explotar cuando ya estaban juntos, sigue. Cuando finalmente se conocieron en el estudio, parecía más un rencuentro de amigos que una reunión nueva. Todos se abrazaban como si hubieran estado separados durante mucho tiempo.

La primera pieza que interpretaron fue la guajira Al vaivén de mi carreta. “Sabía que sería casi como una piedra de toque. Ambos lados estaban familiarizados con la canción. Era el estilo (guajira) que Gold había escuchado tocar a músicos de Mali y Senegal. Además, la primera vez que el productor escuchó a Ochoa fue con esta canción.

El cubano arrancó, su banda le siguió, y luego todos los demás. A los pocos minutos ya era bastante obvio que algo estaba pasando. Fue como un sueño hecho realidad, sigue Gold.

Ery Cámara, museólogo senegalés y conocedor de la música de su región, explica que los músicos de África Occidental pueden introducir sus instrumentos sin dificultad en la música cubana. Es algo familiar, un sonido que no se sale de su vocabulario.

En cambio, dice Nick Gold, líricamente, son muy distintos. En la música cubana hay mucho humor, cosa que no ocurre con la maliense. A partir de los años 60 y 70, en Mali se componen canciones de amor; antes, muchas veces eran épicas o sobre el destino.

Cámara explica: Los africanos (esclavos) que llegaron a América (provenían) de varias etnias... Intercambiaban influencias culturales y asimilaban las locales, de las islas. Es un caldo de cultivo muy interesante. Se encontró tanto la diversidad de la música cubana como la de la africana.

Algo de historia

Nick Gold cuenta: Durante un periodo después de la independencia de Mali, el gobierno envió músicos a Cuba, para que se entrenaran en La Habana. Un grupo de músicos, Las Maravillas de Mali, se quedó tres o cuatro años y cuando regresaron a Mali, el gobierno había cambiado e implantó un periodo de autenticidad, en el cual fomentaban música más local, así que le pidieron al grupo hacer a un lado los sonidos cubanos, y por eso llamaron a Kasse Mady, pero cuando éste se incorporó al grupo, aprendió música cubana.

Por la radio transmitían lo cubano. Había discos que llegaban importados directo de La Habana.

Respecto al nombre, AfroCubismo, el museólogo senegalés dice: En el siglo XX, África influyó en las artes visuales, en el cubismo (en una obra de arte se pueden ver múltiples perspectivas). Es la misma lección del disco: la posibilidad de varias perspectivas de leer la música. Uno lo escucha y parece rencontrar el pasado africano, pero totalmente nuevo. Es, sigue, un rencuentro natural.

El productor inglés cuenta que cuando comenzó a escuchar música africana, sobre todo de Senegal y Mali, mucha era versiones muy particulares de música cubana. Tocaban ritmos y estilos cubanos o incluso hacían versiones de ciertas canciones, muy en su estilo personal, de un modo más lánguido, ligeramente más tranquilo.

El senegalés habló acerca de cómo en África Occidental, en la mayoría de los casos, ser músico viene de familia: Ser juglar no es simplemente adoptar el papel, sino nacer juglar. De pequeño, le ponen la oración, el aliento vital en el oído, lo hacen reconociendo que es juglar. La herencia ancestral se filtra por ahí; es un acto de nombramiento. Es igual de potente que el bautismo. Ese niño, diario estará atento a la música y sus padres harán ofrendas, sacrificios, para que no se salga del círculo.

En África Occidental la música tiene una influencia tremenda: Creen más en los músicos que en los políticos. (Ante) un Kasse Mady se cuadran los partidos políticos en pleito. Sigue: La influencia de la música en África todavía tiene el potencial de despertar conciencias, va más allá de la recreación.

El álbum AfroCubismo (World Circuit) fue editado en México por Discos Corasón. Eduardo Llerenas, productor de ese sello, tuvo mucho que ver con que se pudiera realizar Buena Vista Social Club.

Nick Gold espera que AfroCubismo haga gira por México en 2011.