Sociedad y Justicia
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Rechaza haber entregado la universidad al PRD; también tuve colaboradores de PRI y PAN

Se debe defender a la UNAM de quienes creen que es mala porque es pública: De la Fuente

Quien no acepte que en la institución hay pluralidad ideológica, no la conoce o no la entiende

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El ex rector Juan Ramón de la Fuente en entrevista con La JornadaFoto José Carlo González
 
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de octubre de 2010, p. 42

Quien no acepte que en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hay pluralidad ideológica, y que ésta es mayoritariamente progresista y de izquierda, no conoce la naturaleza misma de la universidad o no la entiende, afirma Juan Ramón de la Fuente, ex rector de esa institución.

Y en ese tenor, rechaza categóricamente que durante su gestión haya entregado la máxima casa de estudios al PRD.

Me da mucho gusto que hayan colaborado (conmigo) académicos distinguidos que en su vida cívica militan en el PRD, pero también lo hicieron otros que militan en el PRI, y alguno que otro en el PAN. De ahí viene esa tergiversación, y me interesa dar la cara para aclararlo, porque de ahí a que se haya entregado la universidad a algún partido político existe una enorme diferencia.

Aún más –dice–, después de la crisis de 1999 en la UNAM se dio una apertura ideológica tanto en la Junta de Gobierno como en las estructuras que dependen directamente del rector en los niveles de dirección.

Por estos días, y como parte de su colección Para entender, la editorial Nostra ha publicado un libro sobre la UNAM escrito por este médico siquiatra, rector de la universidad entre 1999 y 2007.

En entrevista con La Jornada expone: un texto de esa naturaleza es necesario porque en muchos sectores de la sociedad la UNAM sigue sin ser cabalmente entendida. Hay quienes la piensan como una escuelota que tiene mucho presupuesto e ignoran sus actividades, servicios y proyectos, todos los cuales cuestan, pero serían mucho más caros para el país si no los hiciera la universidad.

Y también es un mentís para quienes quisieran una universidad acotada a ciertos jóvenes de excelencia. Yo ahí difiero. He propugnado por la excelencia de una institución de masas, de más de 300 mil estudiantes, capaz de competir con las mejores; creo que lo logramos y lo hemos demostrado.

Detalla también el proceso vivido por la institución en estos 11 años, luego de la prolongada huelga estudiantil iniciada en 1999 y levantada en febrero de 2000, cuando la entonces Policía Federal Preventiva entró a las instalaciones de la máxima casa de estudios.

Transcurrido ese tiempo, hay un abismo; aquella era una institución atomizada, fragmentada, y hoy la universidad está llena de vitalidad, goza de gran respaldo social, emana energía interna y avanza en sus programas y planes académicos.

A la UNAM –insiste De la Fuente– debe defendérsele de quienes desde sus perspectivas ideológicas piensan que la educación pública es mala porque la privada es buena; de quienes dicen que la enseñanza laica es negativa y la confesional positiva; o de aquellos que aseguran que la gratuidad de la instrucción académica distorsiona la realidad de los mercados, contra quienes manifestamos que se trata de un compromiso del Estado con los jóvenes”.

En síntesis, apunta el ex rector, dar una batalla a quienes han criticado a la universidad por ser pública, laica y gratuita, por ser un tanto irreverente y ejercer su autonomía en múltiples formas de libertad de pensamiento y de palabra.

Otra vertiente, para él la más importante, es la crítica interna. Ahí, los universitarios en su heterogeneidad viven una dinámica de permanente discusión sobre la calidad de sus egresados, la pertinencia de sus planes y programas de estudio y la calidad de sus licenciaturas, entre otros temas. Todo ello –enfatiza– es también resultado del proceso vivido después de 1999. “En la institución hubo avances, logros estimables para que ya no se le viera como un proyecto que la sociedad debía llevar a cuestas, como ocurría entonces. Hoy –y acabamos de verlo en los festejos del centenario– existe un genuino orgullo social por la universidad de México”.

Porque Juan Ramón de la Fuente no puede desentenderse de aquellas épocas complejas para la UNAM: “Hay que ver la avalancha de apoyo que ha tenido el rector José Narro –a mí me da mucho gusto porque formo parte de ella– frente a la petición de mayor presupuesto, contra las contadas voces que piden no dar más dinero a la institución”.

Ese, concluye, es uno de los saldos más significativos de este periodo. La comunidad resurgió con una enorme capacidad de regeneración. Cuando se dice que hay que academizar a la universidad, ¡pues es precisamente lo que se hizo! De ahí proviene su fortaleza. Y con una visión ideológica diferente, incluso controvertida, ha mostrado ser eficiente.