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Es inaceptable privatizar ganancias y socializar pérdidas

Ser mexicano fue una fortaleza ante la crisis financiera

México es el único país que tiene más de la mitad de su sistema de pagos en manos de extranjeros, asevera el directivo. Señala que se debe reflexionar sobre tal situación. La debacle mundial evidenció el abuso de productos de alta especulación, dice y prevé una mayor regulación del sector financiero global

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El director general de Banorte, Alejandro Valenzuela, en las oficinas del corporativo en Santa FeFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Miércoles 21 de abril de 2010, p. 26

Durante la crisis financiera global más severa de los pasados 75 años, ser un banco ciento por ciento mexicano tuvo sus ventajas; primero porque las decisiones se tomaron aquí, y eso permitió que fuéramos más sensibles y más expeditos, mientras las subsidiarias de los bancos extranjeros en México se distrajeron porque tuvieron que apoyar a sus casas matrices, aseguró Alejandro Valenzuela del Río, director general de Banorte.

En entrevista con La Jornada, señaló que un sistema de pagos en manos de extranjeros, en cualquier economía del tamaño de la mexicana, va a provocar un intenso debate. Tiene ventajas y desventajas. Lo que sí es claro y patente es que México es el único país que tiene más de la mitad de la banca en manos de extranjeros.

Si uno ve el caso de los brasileños, de los chilenos y de otras partes del mundo, la banca es predominantemente nacional. El sistema de pagos se maneja por la entidad nacional, destacó.

“Creo –dijo– que México tiene que entrar en una reflexión en este caso. La realidad es que la internacionalización de la banca vino en un contexto en que no había otro capital, sino sólo el extranjero, para apoyar a la banca, y tenemos que tener el contexto histórico que se vivió en la crisis de 1995- 96”.

De hecho, si no hubiera sido el caso, explicó, los problemas que hubiéramos tenido en México habrían sido gigantescos, por lo que hay que verlo a la luz de esa enorme aportación que se ha hecho y que ha generado innovación, competencia y se ha traído talento muy benéfico para nuestra economía. Todo tiene costos y beneficios y eso habrá que ponderarlo y eso es una labor que tiene que hacer la autoridad.

La realidad, dijo, es que ser un banco mexicano fue una gran fortaleza porque en la realidad los balances y los fundamentales del banco estaban muy sólidos y los podemos consolidar aun más claramente en una circunstancia muy difícil”.

La banca extranjera tiene subsidiarias y son competidores con grandes aportaciones de talento y productos a este país, no hay que omitirlo. Tuvieron grandes problemas en sus matrices que los distrajeron.

Destacó: Somos el banco que hoy en día ha generado una red nacional que compite con los grandes bancos mundiales y podemos demostrar que un banco mexicano puede ser la diferencia, puede tener la sensibilidad, puede generar la innovación e incrementar su participación en el mercado. Realmente es una historia muy bonita porque cuando se privatizó este banco ocupaba el lugar 17-18, y hoy en día está entre los tres bancos más grandes de este país.

Valenzuela del Río, quien durante 12 años trabajó en el sector público, anticipó que siguen analizando las posibilidades de crecer. El año pasado, recordó, compramos tres Afores y este año estamos viendo las posibilidades de crecer en algunas entidades. No podemos revelarlas porque la ley del mercado de valores nos prohíbe hacerlo, pero es un banco que sigue echado para adelante.

Informó que Banorte otorgará una derrama crediticia este año superior a 33 mil millones de pesos, que significa un crecimiento de 13 por ciento respecto de 2009 y superior al promedio estimado por el sector bancario de 10 por ciento, que serán canalizados al sector de las pequeñas y medianas empresas (pymes), hipotecario, empresarial y gobierno, principalmente.

–¿Cómo observa el entorno económico después de la crisis?

–Mejor, sin duda alguna. Aunque hay mucha incertidumbre de cómo vamos a salir de este desenlace mundial. A diferencia de otras crisis de nuestro pasado generacional, México muchas veces era el actor que provocaba este desenlace acompañado de Brasil y Argentina, en América Latina. En otros lados acompañado de Turquía, Corea del Sur, Indonesia; en fin, éramos los actores. Esta vez no fueron los países desarrollados y México importa una crisis mundial. Lo que fue muy destacable de esta crisis, digamos viéndolo positivo, fue que que el sector financiero no salió muy afectado.

–¿Que aprende el sector financiero?

–A nivel mundial el aprendizaje es que los excesos muchas veces nos llevan a problemas. Hubo un exceso en el apalancamiento de algunas instituciones a nivel mundial, particularmente en Estados Unidos y Europa. Hubo muchas veces manejos poco transparentes de los productos que se comercializaron. Estos productos, denominados hoy en día tóxicos, que conllevan cierta especulación y luego apuestan a que el precio de las hipotecas y de las casas iba a seguir aumentando para siempre o que no iba a haber ajustes, y la gente tomaba préstamos de manera muchas veces poco razonable, y los bancos también les prestaba con esa visión.

Explicó: “Hubo primero un intento de decir que la industria financiera mundial vaya generando mecanismos de autorregulación basados en los principios de Basilea II, en donde la autorregulación, la transparencia, el manejo de las calificadoras iba a dar los parámetros para que las cosas se hicieran bien. Claramente eso falló; entonces se van a generar nuevos esquemas en los que la autoridad diga no. Tú te vas a poder autorregular, vamos a manejar la transparencia pero yo autoridad, a nivel mundial, me voy a asegurar para que las cosas se hagan bien.

–¿Por qué?

–Porque claramente se pudo concluir que se estaba dando un modelo de negocio en el mundo donde se privatizaban las ganancias y se incurría en el riesgo de socializar las pérdidas. Eso claramente no es aceptable para ningún país, ni para ningún gobierno ni para ninguna sociedad. Entonces, a la luz de todo lo que se vivió y de lo que todavía se esta viviendo, porque todavía hay muchas secuelas, lo que se va a buscar es generar un sector financiero que primero privatice las ganancias pero también privatice las pérdidas.

Alejandro Valenzuela, antes de integrarse al equipo de Banorte, trabajó en el Banco de México de director del área internacional y relaciones externas, y en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público fungió como vocero y jefe de la unidad técnica del secretario; como director general de asuntos hacendarios internacionales y director de deuda pública. Consideró que la economía mexicana podrá crecer este año 5.5 por ciento y adelantó que se espera una mayor regulación en el sector financiero a nivel global. Se empezaron a vislumbrar en el mundo instituciones que estaban estrictamente enfocadas a la transaccionalidad: compro o vendo y me voy. La visión de un banquero, o al menos como lo vemos en Banorte es un matrimonio de largo plazo con el cliente. Si al cliente le va bien al banco también, destacó.

Insistió en la necesidad de realizar reformas estructurales, principalmente en el ámbito hacendario, para dejar de depender de los ingresos petroleros que al paso del tiempo son un recurso finito que ya empieza a mostrar su agotamiento. El objetivo de las reformas debe conjugar un mayor empleo, mejores oportunidades, mejor poder adquisitivo; si no se conjugan en eso, no nos sirven para nada, concluyó.