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Ballagas o el hedonismo sensualista
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El último libro de Emilio Ballagas
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Emilio Ballagas: desde su prosa, la poesía
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Felipe Garrido
Chaneques
No te muevas, no hagas ruido, si tienes suerte los verás pasar. Los chaneques son chaparritos, sombrerudos y güeros. Antes y ahora se aparecen en los montes y en las noches bajan a los pueblos. Dicen que son la pura maldad, demonios pequeños. Pueden aparecer y desaparecer donde quieran. Viven en lo más profundo del bosque y salen cuando oscurece, porque no les gusta la luz. No comen. Viven haciendo maldades a las personas; no paran hasta que las vuelven locas. Algunos los han visto. Por eso se sabe que son pequeños y gordos y tienen los pies al revés. Si alguien va tras ellos tiene que seguir su rastro al revés. Les gusta perder a la gente; le hablan y la van llevando más y más lejos, hasta que no sabe regresar. También dicen que son sombras de niños. Juegan con los sapos y han existido todo el tiempo. No me mires así, yo soy tu amigo. Ven, vamos allá donde aquel oyamel. No te asustes, sígueme, cuidado con mi sombrero... no me veas los pies. |