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El escritor recupera en Cuarenta grados experiencias de oaxaqueños que regresan de EU

Askari Mateos descubre en el cuento un canal para narrar historias de migración
 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de noviembre de 2009, p. 4

En Oaxaca existen muchos artistas que tienen compromiso social y son testigos fieles de lo que ocurre, pero también hay mucha falta de interés entre algunos pintores y escritores, que más que preocupaciones estéticas, tienen intereses económicos, afirma el narrador Askari Mateos, quien presenta su primer libro de cuentos Cuarenta grados.

Editada por Tierra Adentro, con el apoyo de una beca para jóvenes creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), la obra presenta seis relatos que muestran las diversas aristas de la migración.

“Este libro nació en 2004 con historias que fueron llegando a partir de un trabajo periodístico en el que documentaría las fiestas patronales de cada grupo étnico de Oaxaca. Pero en el proceso me di cuenta de que muchas de las festividades era patrocinadas por los migrantes de Estados Unidos, que, en algunos casos, regresaban para cumplir con la fiesta y me contaban sus historias.

Al final encontré que no había pretexto periodístico para contarlas, pero que el canal ideal para darlas a conocer era la narrativa. Así empecé a fraguar estos cuentos; todos parten de un hecho real, explica el autor en entrevista con La Jornada.

Fuerte arraigo

Askari se considera también un migrante, ya que de niño padeció rechazo de sus compañeros de escuela porque tenía un acento muy oaxaqueño. Continúa: Me hacían menos, como que era de otro mundo. Fui migrante, no por convicción, sino porque mi madre se tuvo que venir a la ciudad.

Quizá por esa situación los oaxaqueños en todos lados forman grupos solidarios; “eso es lo que más aprecio de mi gente, que nunca deja de sentir arraigo y mantiene sus pies bien aferrados al piso.

“Todas las fiestas que se realizan en las diversas regiones se trasladan a Estados Unidos, la identidad no se pierde, aunque entre los jóvenes está ocurriendo un fenómeno importante: si se van de niños y sus padres no los guían bien, pierden el piso. He visto en algunas comunidades a chavos que se fueron muy niños y regresan con ropa de cholo.

Son cosas que se les quedan de la sociedad estadunidense y que no son buenas influencia, sobre todo cuando son jóvenes, porque muchos terminan convirtiéndose en delincuentes, drogadictos o pandilleros; es un fenómeno muy fuerte.

Foto
Edita la obra Tierra AdentroFoto María Luisa Severiano

Mateos se inició en las letras a través del periodismo; fue reportero en El Imparcial de Oaxaca.

Como me desarraigaron de mi estado, de niño, cuando regresé en 2003 tuve muchas ganas de conocer su cultura y sus artistas; así llegaron a mí estas historias de migración.

El escritor considera que hay una línea muy delgada entre el periodismo y la narrativa: “Siempre que uno hace periodismo busca dar información lo más sintética y rápidamente posible; en cambio, la literatura se presta a que vayas entreverando la información. Te puedes tardar, y eso es lo rico; tienes posibilidades de jugar con todos los elementos, tanto con el lenguaje, como con la estructura y las formas.

Si bien en este libro trato de proponer una estructura innovadora, no estoy inventando nada; en realidad estoy pirateando los modelos que me han influenciado, herencias de otros escritores, pues el cuento se presta para hacer muchísimas cosas.

En el futuro, la novela

“Dejé fuera los relatos que sonaban muy periodísticos. Tardé un año en pulir este trabajo, en el que hay mucho de mí, imágenes que se han quedado sembradas en mi cabeza. Pero también este libro está hecho de muchos reportajes que tuve que leer para entender el fenómeno de la migración en mi estado.

“Ahora, la novela es un terreno al que aspiro: hacer un mapa contemporáneo de Oaxaca, con personajes urbanos y referencias a la comida, al paisaje y al patrimonio.

“Qué bien que en Oaxaca haya muchos pintores, pero hacen falta narradores que brinden alternativas discursivas que retraten nuestra actualidad. En mi estado aún se pondera mucho abordar el realismo mágico; y sí, son padres, porque muestran la cosmogonía de un pueblo donde conviven tantos grupos étnicos, pero de repente se ha dejado de lado lo que sucede en el día a día, tanto en las comunidades como en la capital.

Es decir, en Oaxaca no todo es magia, prueba de ello es lo que pasó en 2006 y parte de 2007, eso ¿dónde está? Por eso en mi libro siguiente hablaré un poco de ese fenómeno, de la lucha social, de cómo distintas personas vivieron el movimiento de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, concluyó el autor.