San Sebastián, 19 de septiembre. Siete años después de El embrujo de Shanghai, Fernando Trueba regresa a la ficción con El baile de la Victoria, que presentó hoy fuera de concurso en la Sección Oficial de San Sebastián flanqueado por Ricardo Darín y Abel Ayala.

La cinta, ambientada en un Chile que estrena democracia, es una historia de amor, amistad y venganza que va hilándose a caballo entre la tragedia y la comedia, con algunas puntadas de thriller e incluso de western.

Pero aunque la Academia de Cine pusiera El baile de la victoria en la terna que opta a representar a España en los premios Óscar, la película fue recibida con bastante escepticismo por la crítica, a la que no gustó demasiado el sentimentalismo que aflora en algunas escenas.

Y es que la película transmite nostalgia y, sobre todo, mucha emoción contenida, explicó Trueba durante la rueda de prensa. El filme está basado en la novela homónima de Antonio Skármeta (Premio Planeta 2003), que también participa en el guión junto con el hijo del director, Jonás Trueba.

Es una novela que te provoca, te inspira, te hace imaginar y ver cosas, añadió el realizador, que hace 15 años se alzó con la preciada estatuilla estadunidense por Belle Époque, Aunque me faltaban más de 70 páginas para acabarla ya tenía la cabeza llena de imágenes, añadió.

El propio Skármeta, quien realiza un pequeño cameo en el filme, se declaró admirador de Trueba de toda la vida y habló del trabajo totalmente armónico con el director español, con quién le unen afectos tanto musicales como cinematográficos.

Pero además de Trueba, el otro protagonista de la mañana fue el argentino Ricardo Darín, quien no se quitó sus oscuras gafas de sol y bromeó sobre su doblete en el festival, pues mañana presentará junto a Juan José Campanella El secreto de sus ojos, que opta a la Concha de Oro.

Soy bipolar, y eso me ayuda muchísimo, contó entre risas el actor de Nueve reinas, que vuelve a ejercer de ladrón en la gran pantalla. Soy ultracompetitivo a niveles insospechados y muy crueles y, por otro lado, soy supertranquilo, tanto que hoy casi no me levanto de la cama.

Entre tanto, a unos metros del Kursaal, la actriz Maribel Verdú recibía el Premio Nacional de Cinematografía de manos de la ministra española de Cultura, Ángeles González Sinde, como reconocimiento a su trayectoria profesional y su apasionado compromiso con los cines español y latinoamericano.

Con una larga carrera de éxitos a sus espaldas, la actriz de Y tu mamá también, El laberinto del fauno y Siete mesas de billar francés (la cinta que le valió el Goya), dijo sentirse abrumada por recibir el galardón sorprendente e inesperado y recordó que, 12 años después de La buena estrella, jamás habría imaginado que una de sus guionistas iba a entregarle este premio.

La segunda jornada del festival –que se prolongará hasta el 26 de septiembre– continuó con la presentación de Le refuge, de Francois Ozon, uno de los tres realizadores franceses que compiten en la Sección Oficial y que recibió una buena acogida. La cinta narra con un rigor casi documental toda la crudeza de una pareja de heroinómanos jóvenes, ricos y guapos. La muerte y un embarazo inesperado dan un giro al filme, que muestra la maternidad en toda su complejidad, explicó Ozon.