Sociedad y Justicia
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Vía crucis para que le hicieran estudios en hospital del ISSSTE

Narra hermano de fallecido por influenza dilación en atenderlo
 
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de junio de 2009, p. 42

El 25 de abril, Marco Antonio Flores Pasco acudió al hospital Gonzalo Castañeda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Tenía gripe con fiebre de 38 grados centígrados. Lo ingresaron al área de urgencias y le tomaron una radiografía de tórax, con base en la cual se determinó que tenía neumonía, pero ningún médico se hizo cargo de vigilar su evolución.

Lo anterior, no obstante que dos días antes el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, había declarado la emergencia sanitaria en el país a causa del nuevo virus de influenza A/H1N1, y la afectación, para entonces, de alrededor de mil personas y casi 100 defunciones, presuntamente causadas por la cepa.

En el hospital sabían de la emergencia, pero prevaleció la falta de información y el miedo, por lo que ningún médico se hizo cargo del paciente. A petición de su hermano Jaime, quien labora en dicho nosocomio, un médico accedió a revisarlo y ordenó el cambio de medicamento, pero nada más.

La hoja de ingreso hospitalario da cuenta de las condiciones físicas del paciente y señala que estaba consciente, orientado neurológicamente, íntegro, responde a comandos (...) sin datos de dificultad respiratoria. En cambio, el reporte oficial, transmitido a este diario mediante el área de Comunicación Social del ISSSTE, señala que Marco Antonio llegó al hospital en estado etílico, desnutrido y con niveles altos de azúcar.

Reconoce, sin embargo, que su estado no era para morirse, al grado que salió por su propio pie del hospital, cuando su familia firmó el alta voluntaria para llevarlo a otro nosocomio.

Para el 27 de abril, todavía en el Gonzalo Castañeda, Marco Antonio, de 37 años de edad, ya presentaba diarrea e insuficiencia respiratoria. Hasta entonces ningún médico ni enfermera se habían acercado a brindarle alguna ayuda, ni siquiera la elemental, como auxiliarlo para realizar sus necesidades fisiológicas, aseguró su hermano Jaime Flores Pasco.

Alrededor de las 16 horas de ese día, comentó, se acercó el doctor Heriberto Cárdenas, coordinador del área de urgencias. Le dijo al paciente que no se espantara, que no estaba mal. Incluso, señaló Jaime –quien presenció la conversación– el médico le señaló que la coloración de sus dedos era rojiza y, en todo caso, que si le hacía falta aire, se colocara las puntas nasales para recibir oxígeno. El problema es que nadie le había dicho a Marco Antonio de esta indicación y no lo había hecho.

Por la mañana, el médico que aceptó revisar el estado de salud de Marco Antonio había ordenado que se le tomara una nueva radiografía para ver su evolución, la cual no se hizo, porque el equipo de rayos X carecía de líquido para revelar las imágenes, según le dijo Heriberto Cárdenas al hermano del enfermo, pero el funcionario tampoco aceptó que se le trasladara a otra clínica para que se efectuara el estudio. Argumentó que por existir la sospecha de que tenía influenza A/H1N1 y el diagnóstico de neumonía, el traslado era imposible, aunque tampoco indicó que se le diera tratamiento antiviral.

Para entonces, tampoco le habían tomado la muestra de exudado faringeo para descartar o confirmar la presencia del nuevo virus. Ante tal actitud, Jaime acudió a la oficina del director general del hospital Gonzalo Castañeda, donde la doctora Blanca Rosa Montoya expidió la orden para la radiografía.

El mismo Jaime llevó a su hermano al área de imagenología, donde el técnico radiólogo aceptó tomarla porque se trataba del hermano de un compañero de trabajo. Con base en esta radiografía, se ubicó a Marco Antonio en una área aislada de urgencias.

Debido a que su salud se seguía deteriorando, el 28 de abril su familia firmó el alta voluntaria y lo llevó al Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, también del ISSSTE, donde el paciente laboraba. Todavía entró caminando y casi de inmediato lo ingresaron al área de terapia intermedia.

Al otro día, su estado empeoró y tuvo que ser sedado y entubado. Con el paso de los días entró en una situación de gravedad y fue trasladado a terapia intensiva. Los médicos del 20 de Noviembre le tomaron la muestra de exudado faringeo, y aunque tuvieron la confirmación de que se trataba del virus A/H1N1 varios días después, le administraron el antiviral, igual que a las personas que habían estado cerca. Marco Antonio resistió más de 20 días, pero finalmente falleció, el pasado 22 de mayo.