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Economía, clave de la elección en EU
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Periódico La Jornada
Lunes 27 de agosto de 2012, p. 32

Tampa, 26 de agosto. Con la celebración de las convenciones nacionales de los dos partidos nacionales arranca formalmente la elección general. Casi cuatro años después de que estalló la peor crisis desde la gran depresión, la economía, sobre todo el empleo, es el epicentro de esta contienda política.

Ambas campañas presidenciales, y muchas de las legislativas –junto con la presidencia estarán en juego los 435 curules de la cámara baja y un tercio de los 100 del Senado– están enfocadas en este tema, el cual es también prioritario para los electores, según todas las encuestas.

A pesar de cientos de miles de millones en fondos de rescate, sobre todo para el sector financiero, y una elección histórica en 2008 que eligió al primer mandatario afroestadunidense con el lema de cambio y esperanza, para las mayorías de este país su situación no ha mejorado, y para muchos se sigue deteriorando.

Ante ello, ambas campañas presidenciales batallan sobre cómo abordar esta situación para lograr sus fines políticos. El presidente Barack Obama y sus aliados demócratas insisten en que rescataron al país del precipicio del desastre, de una crisis que heredaron de los republicanos, y que lo único que éstos ofrecen ahora es regresar a las mismas políticas que llevaron a todo eso. Peor aún, subrayan, el candidato republicano es un financiero multimillonario que se ha beneficiado de políticas fiscales diseñadas para los ricos a costa de todos los demás.

Por su parte, y este será el enfoque en la Convención Nacional Republicana que se realizará aquí esta semana, el retador Mitt Romney y sus aliados republicanos enfatizan que Obama fracasó, ya que sus políticas sólo han dejado resultados económicos anémicos, en los cuales el índice de desempleo se mantiene elevado, y que lo que el país necesita es un líder con experiencia empresarial.

La recesión oficialmente ocurrió de diciembre de 2007 a junio de 2009, pero la llamada recuperación desde entonces para vastos sectores no sólo no se refleja en sus vidas, sino que están en peores condiciones.

Según la Reserva Federal, la recesión provocó que se esfumaran todos los incrementos de riqueza acumulada por los estadunidenses durante las últimas dos décadas: el valor neto medio de las familias se desplomó 39 por ciento entre 2007 y 2010. Para familias latinas y afroestadunidenses, cuyas viviendas representan la mayor parte de su valor neto, el desplome, según algunos análisis, fue mayor de 50 por ciento.

A la vez, la tasa de desempleo (a julio) fue de 8.3 por ciento, marcando 42 meses consecutivos en que la tasa ha superado el 8 por ciento. Cuatro de cada diez desocupados no han tenido empleo por más de 6 meses, mientras más de 8 millones trabajan tiempo parcial por no encontrar empleo de tiempo completo.

De los más de 6 millones cien mil trabajadores que fueron desplazados (o sea, perdieron sus empleos) a lo largo de los últimos tres años, sólo uno de cada cuatro encontró un nuevo empleo con un ingreso más o menos similar, según datos del Departamento de Trabajo. Los otros permanecieron desempleados, dejaron de buscar empleo o aceptaron salarios más bajos (en general, aceptaron una reducción de más de 20 por ciento).

Otro informe de un centro de investigación privado confirma que, por esta presión a la baja en salarios, los ingresos de trabajadores se han deteriorado más desde el inicio de la recuperación que durante la recesión, reportó el Washington Post.

A la vez, las utilidades del sector privado sí se han recuperado en estos últimos años, aunque eso no se ha traducido en un incremento dramático en generación de empleo, mientras ha exacerbado las ya dramáticas desigualdades económicas en este país, y con ello incorporado el vocabulario del movimiento Ocupa Wall Street al debate nacional: el 1 por ciento por ciento contra el 99 por ciento.

La economía creció un anémico 2 por ciento en el primer trimestre de 2012, y un lentísimo 1.5 por ciento en el segundo trimestre. Los pronósticos tanto de crecimiento económico como sobre la tasa de desempleo de aquí al 6 de noviembre –cuando hay cita con las urnas– prometen poco cambio.

Para los siete presidentes que ganaron su relección desde la Segunda Guerra Mundial, el crecimiento promedio del PIB fue de 4.7 por ciento en los nueve meses del año electoral. Hasta la fecha, para Obama, ese promedio es de 1.75 por ciento, reportó BloombergNews/BusinessWeek.

A la vez, ningún presidente desde Franklin Roosevelt ha ganado su relección con una tasa de desempleo, mayor de 8 por ciento, reporto CNN.

No es que todo esté mal. Algunos rubros de la economía que prosperan, además del sector bancario rescatado por el tesoro público, como el de defensa. Por ejemplo, la venta de armas al mundo por Estados Unidos alcanzó un nuevo récord de 66.3 mil millones de dólares en 2011, triple el total de 2010. Según el informe del Congreso presentado el viernes, esa cifra representa 78 por ciento del mercado mundial de armas.

Pero para efectos electorales todo eso tiene poco impacto. En torno a la economía, como en tantos otros rubros, los dos principales contendientes a la Casa Blanca parecen ya no ofrecer mucho más ante el electorado que obligarlo a optar por el menos malo.